Mons. Torres Carbonell inició su ministerio en Gregorio de Laferrere
- 15 de agosto, 2020
- Gregorio de Laferrere (Buenos Aires) (AICA)
Con una misa presidida por el cardenal Mario Aurelio Poli, inició su ministerio pastoral como obispo de Gregorio de Laferrere monseñor Jorge Torres Carbonell
Con una celebración eucarística presidida por el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Mario Aurelio Poli, el 15 de agosto, fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen María inició su ministerio pastoral como obispo de Gregorio de Laferrere, monseñor Jorge Martín Torres Carbonell.
La Eucaristía tuvo lugar en la catedral Cristo Rey, y estuvo presidida por el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Mario Aurelio Poli. Concelebraron los obispos de Merlo-Moreno, monseñor Fernando Carlos Maletti; de Morón, monseñor Jorge Vázquez; de San Justo, monseñor Eduardo Horacio García; de San Isidro, monseñor Oscar Vicente Ojea, sus auxiliares, monseñor Martín Fassi y monseñor Guillermo Caride; y los obispos auxiliares de Buenos Aires, monseñor Joaquín Mariano Sucunza, y de Lomas de Zamora, monseñor Ignacio Damián Medina.
Tras la toma de posesión de la sede episcopal, simbolizada por la entrega del báculo de manos del arzobispo metropolitano, cardenal Poli, el flamante obispo de Gregorio de Laferrere pronunció la homilía de la fiesta de la Asunción.
“En esta fiesta de la Asunción de la Virgen iniciamos juntos esta etapa en la vida de la diócesis de Gregorio de Laferrere. Este día de la Virgen es un mensaje de esperanza que necesitamos y que pedimos. Su presencia nos anima y alienta porque es ‘la representación visible del fin’. Ella está con Dios y la buscamos porque nos da esperanza”, expresó.
“Nos ilumina el inicio del pasaje del Evangelio que se proclamó cuando dice: ‘María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá, para visitar a su prima Isabel”, señaló.
“Creo que más allá de que muchos no hemos podido reunirnos hoy aquí para celebrar este inicio de ministerio, es porque nos ocupa poder acompañar a nuestro querido pueblo que vive este tiempo de desafíos, desafíos difíciles. Entonces, aunque no se pueda estar de modo presencial, nos convoca el rezar y pedirle a Nuestra Madre que nos sigamos acompañando para ayudar a que aparezcan las fortalezas en los otros, especialmente a los que están bajando los brazos. En esto, no tenemos que demorarnos y con lo que brota de un corazón atento poder ayudar a encontrar salidas posibles”, destacó.
“Las palabras del Evangelio que escuchamos iluminan este hoy difícil, el ‘salir sin demora’ y ‘el acompañar’. Porque es un tiempo este que ya lleva varios meses en el que seguimos aprendiendo con esfuerzos, con dolores y con tristezas hondas también, con la impotencia que nos dio el no poder despedir a los que fallecieron y a sus familiares. Pero que nada nos confunda para cuidar y cuidarnos, porque hay muchos contagios y con la prudencia que se necesita alentarnos y así ayudar a los que están entregando su vida por la salud de todos nosotros”, advirtió.
“Hoy me siento llamado junto a ustedes a vivir lo que nos enseña Francisco en la Evangelii Gaudium, para ocupar el lugar del pastor que algunas veces está adelante, otras en el medio y en otras atrás; agregando que en ese lugar están algunos que con su olfato van a otro ritmo sosteniendo a los rezagados, alentándolos. Con este mensaje de Francisco y el andar en los santuarios que me marcaron el camino en la Iglesia, surgió mi lema: ‘Para acompañar los pasos del pueblo peregrino’. Y que echó fuertes raíces en este inmenso conurbano con la vida de hermanos tan queridos”, aseguró.
Citando un mensaje del Papa a los jóvenes, expresó: “Somos enviados hoy para anunciar la Buena Noticia de Jesús a los tiempos nuevos. Tenemos un mensaje de esperanza, porque mirándolos a ellos que siempre alientan con novedades, sin cálculos egoístas y queriendo estar para servir con todo el espíritu propio de la edad y con la frescura de querer buscar nuevos proyectos que los definen, nos animarán a los mayores a tener ese espíritu que busca lo nuevo invitándonos a nueva vida en la Iglesia con apertura esperanzadora. Es un don que hay que pedir, para ‘no quedar anclados en lo antiguo’ y así dejarnos conducir por el Espíritu Santo que anima todo tiempo en la Iglesia”.
Y tomando una expresión del beato Angelelli, expresó: “Digo esto que me quema por dentro. Quiero compartir lo que en mi sentimiento está y es todo ese espíritu de servicio y entrega que en las barriadas de Lomas le fueron dando forma a mi paternidad que hoy quiero seguir viviendo aquí en Laferrere”.
“En estos meses son muchas las personas que como Jesús en sus salidas, supieron y quisieron mirar a los que quedaban al costado del camino, organizando una olla popular, sintetizando así la solidaridad y con esa mirada desinteresada que los pobres nos enseñan, salir un poco de nuestros esquemas institucionales y poder mirar distinto. En esa mirada a las barriadas guardo mensajes recibidos que me dijeron: ‘Ya nos volveremos a encontrar en la capilla’, encuentro que incluye celebración y un compartir. Está el deseo del reencuentro, pero cuidando este momento y celebrando de otra manera, con la fe de los que aprendieron a dejarse acompañar por Dios y los santos: ‘Padre, ya volveremos a encontrarnos con la Virgen, el mate y la chipá’”.
“En estos meses volví a pensar en el mensaje que quise vivir en estos cinco años en Lomas, el ser para todos y sin cálculos y así, con libertad de corazón, aprender a que si nos despojamos de miradas limitadas y nos dejamos iluminar con la sabiduría de los simples, seremos el ‘fermento en la masa’ que enseña el Evangelio. Que con silencio y mucho amor, como el de los que se entregan en los comedores, o cuando se podía, en las salidas en el barro con la Virgen o en los bautismos bajo un árbol… Aprendí de esos ‘Santos de la puerta de al lado’, de esos grandes en la fe que cuidan el barrio y la capilla, porque si queremos vivir de verdad el Evangelio, nos tenemos que despojar de intereses, para que la vida no se nos pierda en logros muy chiquitos, pero vacíos de rostros”, advirtió.
“Dando a Jesús y a su Madre la centralidad que busca el pueblo, siempre habrá una nueva luz que nos alentará y sostendrá, para que otros recuperen su verdadero sentido de vida, ayudando a valorar las fortalezas por el don que cada uno recibió”, aseguró.
“Entonces, cuando se pueda, saldremos; ahora acompañamos sosteniendo la esperanza, ayudando para que cada uno siga andando, confiando en que Dios nos sigue sosteniendo”, concluyó.
Al finalizar la celebración, miembros de la comunidad diocesana pronunciaron mensajes de bienvenida al nuevo obispo, y fue transmitido también un mensaje del obispo de San Luis, anterior obispo de Gregorio de Laferrere, monseñor Gabriel Bernardo Barba, quien envió un fuerte abrazo y aseguró su oración en este momento, destacando que “la fe, el amor y la comunión nos mantendrán siempre firmes, juntos y cercanos”. Además, expresó al nuevo obispo sus mejores deseos y le pidió a la comunidad que “quieran tanto y cuiden tanto al nuevo obispo, como me han querido, me han acompañado y me han enseñado a ser pastor”.
Asistió a la celebración el intendente municipal de La Matanza, Fernando Espinoza.+