Mons. Uriona invitó a adherir a "la revolución" del servicio
- 23 de septiembre, 2021
- Río Cuarto (Córdoba) (AICA)
"En una sociedad excluyente, tenemos que aprender que en el niño, en el pobre, en el marginado está el mismo Jesús", expresó el obispo de Río Cuarto.
El obispo de Villa de la Concepción del Río Cuarto, monseñor Adolfo Uriona FDP, presidió la misa dominical desde la parroquia Nuestra Señora de La Merced de la localidad cordobesa de Achiras, donde reflexionó sobre el pasaje evangélico en el que los apóstoles discutían sobre quién era más grande cuando Jesús les habla de muerte, del sufrimiento y la resurrección.
“Estaban en otra”, señaló el prelado orionita y subrayó las dos enseñanzas de este evangelio: la paciencia y el servicio.
“El que quiera seguir a Jesús, el que es discípulo de Jesús, tiene que saber que la misión es el servicio, no es el poder, no son los primeros puestos, no es el honor; sino el servicio. El que sea grande que se haga servidor de todos”, dijo.
Monseñor Uriona aseguró que es “una revolución” el hecho que Jesús haya puesto a un niño como ejemplo de cómo hay que seguirlo. “Lo que está diciendo es un cambio total, y que nos dice que, justamente, el Reino va por otros caminos y no por los caminos mundanos, no por los caminos del prestigio, no por el camino del honor, no por el camino de los que tienen fuerza y poder”.
“Jesús nos dice que el Reino es de los más pequeños, ese es el mensaje revolucionario de Jesús y hoy lo tenemos que volver a ver en la palabra de Dios, por eso hay que volver a leerla y a grabarla en nuestro corazón para saber que esta es la verdad del Reino”, sostuvo.
El prelado riocuartense explicó que, con esta lógica, “hoy tienen que tener lugar los pobres, los marginados, los excluidos” y destacó que el papa Francisco habla mucho de esto.
“En una sociedad que excluye a muchos, desde los ancianos hasta los enfermos; que excluye a los que no son productivos, tenemos que aprender que en el niño, en el pobre, en el marginado está el mismo Jesús”, puntualizó.
“Pidamos al Espíritu, pidamos a la Virgen de la Merced, para que nos conceda la gracia de ser servidores y recibir el Evangelio con corazón de niño”, concluyó.+