Viernes 15 de noviembre de 2024

Mons. Torrado Mosconi: "Del 'sálvese quien pueda' al amor recíproco"

  • 25 de marzo, 2021
  • Nueve de Julio (Buenos Aires) (AICA)
El obispo de Nueve de Julio, monseñor Ariel Edgardo Torrado Mosconi, presidió el 23 de marzo la Misa Crismal en el santuario de Nuestra Señora de Fátima.
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En vísperas de la celebración de la Pascua, la comunidad de Nueve de Julio participó de la Misa Crismal, celebrada por el obispo, monseñor Ariel Edgardo Torrado Mosconi, y concelebrada por el clero diocesano, el 23 de marzo en el santuario de Nuestra Señora de Fátima.

Durante la celebración, se consagró el Santo Crisma, se bendijeron los óleos para la administración de los sacramentos, y los sacerdotes renovaron sus promesas de ordenación. La celebración tuvo lugar en el santuario, debido a las obras de refacción y pintura en la iglesia catedral, donde habitualmente se lleva a cabo este acto anual de significativa importancia.

En horas de la tarde, los sacerdotes tuvieron un momento de oración con adoración eucarística y el rezo de las vísperas con una meditación. A las 19, se inició la misa, de la que participaron también un diácono, un grupo de religiosas y laicos animando la acción litúrgica, y los seminaristas. Los fieles de las distintas localidades del territorio de la diócesis pudieron participar virtualmente. 

En la homilía, el obispo reflexionó sobre la situación actual e invitó a tener una mirada creyente sobre ella, apelando a las imágenes de la luz, el ancla y el banquete para exhortar a profundizar en una vivencia más honda y comprometida de la fe, la esperanza y el amor que animan y definen la vida cristiana toda. 

Refiriéndose a la fe dijo: “Hemos de redescubrir nuestra fe cristiana, la buena noticia del Señor, como la luz clara, esplendorosa y bella que orienta nuestra vida, da significado a la existencia, permite atravesar confiados y sin temor las ‘sombras de muerte’ para alcanzar la Verdad que hace nuevas todas las cosas”. 

Luego reflexionó sobre la esperanza: “Se suele hablar de una nueva normalidad, pero no sabemos bien en qué consistirá. Es a causa de ello que bien podemos revalorizar la esperanza como el ancla de la nave en medio del mar tormentoso -imagen tan querida por las primeras generaciones cristianas- que nos asegura y sostiene en la tempestad para no naufragar ni encallar en el mar turbulento de nuestro mundo actual”. En cuanto al amor, dijo: “¡Seamos ministros de la fraternidad: Conduzcamos a nuestra gente a transitar del individualismo a la convivencia fraternal, de la división a la comunión, del ‘sálvese quien pueda’ al amor recíproco!”

Dirigiéndose a los sacerdotes, les encomendó particularmente a los jóvenes de cada una de sus comunidades e invitó a tomar el reciente viaje apostólico del Santo Padre a Irak como un verdadero paradigma de acción evangelizadora. “Hemos sido ungidos para ser ministros de la luz, pidamos un renovado ardor evangelizador, y así mostrar el sentido y la belleza de la vida a todos, pero especialmente a los más jóvenes”, señaló. “El reciente viaje apostólico del Santo Padre a Irak fue un episodio verdaderamente trascendental para el mundo y la Iglesia, de cuya significación debemos seguir sacando consecuencias y lecciones. Para mí -para nosotros en tanto pastores- es un genuino llamado y desafío a ir al ‘Irak’ de nuestras comunidades: la zona -geográfica y existencial- más alejada y compleja, dividida y herida, avasallada y olvidada de nuestra propia parroquia. Este viaje pastoral del papa Francisco es parábola, profecía y signo de hacia dónde debemos ir y cómo estar en cuanto Iglesia”.  

Antes de la bendición final, el prelado saludó a quienes participaron tanto virtual como presencialmente, reiterando el llamado a seguir viviendo en fraternal y esperanzada comunión. 

Luego de la celebración litúrgica, los sacerdotes fueron recibidos por el obispo en su casa del obispado, donde compartieron un cordial ágape fraterno antes de partir a sus comunidades. En ellas, durante esta semana, prosiguen colaborando mutua y conjuntamente para atender las confesiones de los fieles y luego abocarse a las celebraciones de la Semana Santa y el triduo pascual.+

» Texto completo de la homilía