Mons. Stanovnik: 'Sin Dios, el hombre es oscuridad y produce oscuridad'
- 2 de abril, 2024
- Corrientes (AICA)
El arzobispo de Corrientes presidió la Vigilia Pascual y animó a encontrar a Cristo en los acontecimientos ordinarios de la vida privada y pública, promoviendo siempre el encuentro y la amistad.
El arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik OFMcap, presidió el sábado la solemne Vigilia Pascual en la catedral Nuestra Señora del Rosario.
“La luz es el primer signo que nos brinda la liturgia en la oscuridad de esta noche, es el signo que vence todas las oscuridades, porque representa a Jesucristo, resucitado y vivo para siempre. Él es nuestra vida y esperanza”, comenzó expresando en su homilía, en la que destacó que, sin Cristo, “la humanidad se convierte en una especie biológica entre las más peligrosas del planeta, que se empeña en caminar hacia el exterminio de sí misma y de todo lo que toca”.
En ese sentido, subrayó que “sin Dios, el hombre es oscuridad y produce oscuridad”. Refiriéndose a las lecturas, resumió: “Dios, Padre y Creador, que se reveló en toda su maravillosa expresión de amor, misericordia y perdón, viene acompañando a la humanidad desde su creación. Por medio de los profetas, fue llamando a su pueblo a la conversión, para que comprendiera que solo no podía salvarse, hasta que llegó el tiempo en el que Él mismo se pusiera al hombro nuestra historia con la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo”.
Por eso, como Jesús, “los cristianos nos hacemos solidarios en el mundo en el que vivimos trabajando, junto con todos los hombres, en hacer una comunidad fraterna, abierta en la que nadie debe quedar afuera”, explicó.
“No hay otro camino para ir hacia esa plenitud sino es por la fuerza del amor”, sostuvo, y consideró: “El amor purificado y restaurado en la cruz por la muerte y resurrección de Jesús, ese amor, es indestructible y la única potencia que puede unir a los hombres en una verdadera familia humana. Ese amor es la vida nueva que hemos recibido en el bautismo”.
El arzobispo concluyó pidiendo que María “nos sostenga en el camino de la luz para ver a su Hijo en los acontecimientos ordinarios de la vida privada y pública; nos inspire un augurio de felices pascuas que sea expresión de nuestro compromiso firme de promover siempre y en todas partes el encuentro y la amistad; nos enseñe a ser más fraternos, respetuosos y responsables del bien de todos; a ser sensibles con los más vulnerables y despreciados; nos anime a perdonar las ofensas y a ser más tolerantes con los que nos resultan molestos o desagradables; y que Ella nos acompañe siempre con su ternura de Madre”.+