Mons. Stanovnik: "Sigamos cuidándonos y cuidando de los otros"
- 26 de mayo, 2020
- Corrientes (AICA)
El arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik OFMCap, presidió el tedeum por el 25 de Mayo ante autoridades provinciales, y animó a seguir "cuidándonos y cuidando de los otros" en la pandemia.
El arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik OFMCap, destacó que el tiempo de aislamiento por el coronavirus permitió confirmar “una vez más que la familia es el entorno más favorable y eficaz para soportar la crisis” y también advertir que “el más vulnerable a las agresiones entre los miembros que la componen, y por causa de la pobreza y el hacinamiento que la degradan”.
“La Patria comienza siempre en la familia”, sostuvo en la homilía del tedeum por el 25 de Mayo en la iglesia de la Merced, del que participaron el gobernador Gustavo Valdés, el vicegobernador Gustavo Canteros, el intendente Eduardo Tassano y el presidente del Superior Tribunal de Justicia, Rey Vázquez, junto con sus esposas.
“Debemos preguntarnos cuáles son aún sus fortalezas y oportunidades, para sostenerlas y desarrollarlas; y cuáles son las debilidades y amenazas para evitar que esa célula básica de la sociedad se infecte y debilite”, planteó.
“No existen reemplazos para sustituir la reciprocidad natural entre la mujer y el varón, vínculo primario y esencial del binomio humano, llamado al amor y abierto a la vida. En ese contexto básico e insustituible, fundado en el amor como donación de sí al otro, crecen y se forman hombres y mujeres que luego serán capaces de colaborar en la construcción de un mundo solidario, inclusivo y cuidadoso del ambiente”, agregó.
El arzobispo correntino subrayó que “ante la realidad difícil que nos toca asumir, es crucial tener en claro cuál es el bien más preciado que debemos rescatar, cuidar y sostener, por sobre cualquier otro interés: el mayor tesoro que tenemos son nuestras familias, nuestro pueblo, la gente, y entre ellos los más vulnerables”.
“Ningún desarrollo económico se justifica si no incide en un plazo inmediato a favor de los más postergados de la comunidad. Eso lo aprendimos en nuestras familias, cuando el integrante más débil es a quien más se prodigan todos los demás y en su mejoría se invierten los principales recursos que posee la familia”, recordó.
“Junto con los que tienen responsabilidades políticas, sigamos trabajando activamente en favor del bien común de los ciudadanos, proporcionando los medios e instrumentos necesarios para permitir que todos puedan tener una vida digna y favorecer, cuando las circunstancias lo permitan, la reanudación de las habituales actividades cotidianas”, pidió.
Monseñor Stanovnik indicó que “asumir el presente que nos toca vivir hoy exige de todos un costoso aprendizaje de, al menos, dos conductas principales para las que no estábamos preparados: el distanciamiento social, preventivo y obligatorio, y el uso de elementos para la protección de uno mismo y de los otros”.
“Este modo de vincularnos -reconoció- no condice con los valores de nuestra cultura que busca la cercanía, es sustancialmente empática, y goza del encuentro. Y a la inversa, sufre el distanciamiento, y siente una profunda nostalgia de los suyos y de sus amigos. Sin embargo, fuimos aprendiendo que obedecer, aun contrariados en nuestros sentimientos, es también un camino de sabiduría para seguir consolidando bases sólidas para una sana y constructiva convivencia social”.
Por último, monseñor Stanovnik pidió recordar que “cuando celebramos las fiestas patrias lo hacemos como pueblo creyente. En las raíces de nuestra existencia como pueblo y como nación está la fe en Dios. No en un Dios sin rostro, impersonal e indefinido, sino en el Dios de Jesús, quien nos reveló que Dios es Padre, que todos los seres humanos somos sus hijos y que el más grande calificativo que podemos darnos mutuamente es el de hermano y hermana”.
“Por eso, elevemos juntos nuestros sentimientos de gratitud a Dios, Padre de todos, que cuida con amor a sus hijos, y en quien podemos confiar y superar todos los miedos. Sigamos cuidándonos y cuidando de los otros, mientras nos encomendamos a la tierna protección de Nuestra Señora de Itatí”, concluyó.+