Mons. Ñáñez se despidió en paz y con gozo de la comunidad cordobesa
- 15 de diciembre, 2021
- Córdoba (AICA)
En una misa en la catedral local, el arzobispo agradeció a todos los que colaboraron en sus 23 años de ministerio episcopal en Córdoba. "El Señor en su bondad me regala hoy la paz y el gozo", sostuvo
Monseñor Carlos José Ñáñez se despidió en paz y con gozo de la comunidad arquidiocesana durante una misa en la catedral Nuestra Señora de la Asunción, donde dio gracias por sus 23 años de ministerio episcopal en Córdoba e invitó a recibir con fe al nuevo arzobispo, monseñor Ángel Sixto Rossi SJ, y disponerse a cooperar con él con toda generosidad.
La Eucaristía fue concelebrada por los obispos auxiliares de Córdoba, monseñor Ricardo Orlando Seirutti y Pedro Javier Torres Aliaga, y el clero diocesano. También estuvo presente, de “incógnito” según el arzobispo emérito, el obispo auxiliar de Cómodoro Rivadavia, monseñor Roberto Pío Álvarez. Asistieron el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti; el intendente de la capital, Martín Llaryora y la ministra de la Mujer, Claudia Martínez, entre otras autoridades.
En la homilía, monseñor Ñáñez aseguró que “el espíritu sinodal animó a transitar esos momentos difíciles de la pandemia, de aislamiento, de restricciones y de una series de acciones para mantener el contacto y organizar la ayuda de los hermanos más necesitados”.
“Las mesas sociales no hubieran sido una realidad posible de no haber movidos por el espíritu del sínodo”, subrayó.
El arzobispo insistió en remarcar el importante clima de sinodalidad que por años se ha vivido en esta jurisdicción eclesiástica, por lo que pidió: “El camino recorrido, las experiencias germinales de sinodalidad son un patrimonio que hay que cuidar y desarrollar cada vez más para hacer la Iglesia que el Señor quiere”.
Asimismo, invitó a leer el mensaje que ese espíritu sinodal puede llevar a la sociedad, para afirmar que “es posible vivir armoniosamente como hermanos, trabajando juntos, con nuestras diferencias; pero sin enfrentarnos estérilmente, sino contribuyendo a un bien que beneficie a todos”.
Monseñor Ñáñez empezó por agradecer especialmente a los laicos y luego a cada uno de los integrantes de la comunidad arquidiocesana. También valoró que en estos años haya podido mantener lo que dice la Iglesia en cuanto a la relación con las autoridades políticas: “Respeto, independencia y colaboración donde sea oportuno y conveniente”
Tuvo también un agradecimiento a los hermanos cristianos no católicos y también a los miles de otras tradiciones religiosas, particularmente a la comunidad judía y musulmana, relación a la que definió como una experiencia para su vida de creyente y de obispo.
Finalmente, monseñor Ñáñez comentó que siente “una gran paz y una gran alegría” y que le viene a consideración el lema que eligió para su ministerio episcopal, tomado de la Carta a los Romanos: “Gozo y paz en el Espíritu” y completó: “El Señor en su bondad me regala hoy la paz y el gozo”.
“De todo esto le doy las gracias a Dios y a ustedes, queridos hermanos, por haberme acompañado y haberme ayudado en mi ministerio; muchas gracias”, terminó en medio de los aplausos de los presentes.+