Mons. Ñáñez llamó a cooperar con la Providencia sembrando esperanza
- 15 de octubre, 2021
- Córdoba (AICA)
El arzobispo de Córdoba, monseñor Carlos José Ñáñez, se refirió a la situación del país, los índices de pobreza, el escenario político durante la pandemia, y llamó a cooperar con la providencia.
En una entrevista publicada por Vatican News, el arzobispo de Córdoba, monseñor Carlos José Ñáñez, recorrió varios temas de actualidad que preocupan a la Iglesia en la Argentina, faltando un mes para una nueva jornada de elecciones legislativas.
En ese marco, monseñor Ñáñez consideró que en el debate político se vieron actitudes “un tanto confrontativas e incluso agresivas”, con discursos “que buscan captar adhesiones”, y señaló, asimismo, la falta de “explicación de las propuestas” a la población argentina, sufriente no sólo por la pobreza estructural, sino también por la corrupción y la impunidad.
Con un porcentaje de pobreza que roza el 50%, y con niveles de miseria e indigencia nunca vistos en su historia, el prelado manifestó su esperanza de que todos los argentinos puedan unir los esfuerzos para resolver los graves problemas del país.
Consultado sobre qué sobró y que faltó en el debate político, el arzobispo expresó: "La importancia de las elecciones en un sistema democrático –y es algo en lo que todos estamos de acuerdo– reside en que las elecciones dan la oportunidad de seleccionar propuestas y candidatos. En este sentido, las primarias tienen una importancia particular. Luego, las elecciones generales nos llevan a 'profundizar' el discernimiento y a concretar una decisión. Lo que suele ocurrir es que a veces se da más importancia a las encuestas, a las imágenes de posibles candidatos, a discursos para captar adhesiones, y a veces falta la presentación y explicación de propuestas", advirtió.
"Recuerdo que cuando era joven en ocasión de las elecciones se solían presentar lo que se llamaban las 'plataformas partidarias' y las 'plataformas electorales'. Eso hoy no es tan corriente. Me parece que es una de las carencias. Por ello espero que, en la perspectiva en la que estamos ahora de prepararnos para las elecciones legislativas generales, haya una presentación de explicación de las propuestas. Es lo que anhelo, para que los ciudadanos podamos discernir y concretar nuestra decisión".
En ese sentido, consideró que en el debate podrían haberse evitado actitudes confrontativas y hasta agresivas, que "complican el clima general. Es cierto que en estas circunstancias hay apasionamiento y demás, pero tiene que haber al mismo tiempo una mesura, porque los que contienden en una disputa electoral son adversarios, pero no enemigos, pues somos todos ciudadanos de una nación que queremos construir entre todos", aclaró.
Consultado sobre los niveles de pobreza, explicó: "De acuerdo a las estadísticas hay un número elevado de personas pobres y un número considerable de personas indigentes. Realmente es una situación penosa para nuestro país, porque una nación potencialmente próspera y con una población que tiene numerosos talentos, aprovechando la riqueza de recursos naturales y esos talentos, podría multiplicar los bienes para que no se dieran estos índices de pobreza, y para que todos tengan una perspectiva de vida razonable y digna. Esto me parece que es una contradicción en nuestro país", alertó.
Y añadió: "Pienso también que hay que mirar la realidad tal como se presenta, y buscar e imaginar soluciones, que van, ciertamente, a implicar esfuerzos por parte de todos, quizá un esfuerzo solidario. Creo si se encuentra un objetivo común, si todos nos comprometemos con él, y si con constancia vamos tras ese objetivo, hay buenas posibilidades para el país".
Y expuso el ejemplo emblemático del Santo Cura Brochero en su tarea en traslasierra: "La labor de un hombre que fue a una zona muy postergada, casi excluida, que con su predicación evangélica y con su acción apostólica logró hacer confluir las voluntades hacia un esfuerzo común que, además de posibilitar una vida cristiana más comprometida y más digna, suscitó condiciones de vida sociales que dignificaron a la población y que ofrecieron posibilidades de una mejor existencia".
En cuanto al panorama laboral y la existencia de "parches" como los subsidios, que no resuelven los porblemas estructurales, el pastor de Córdoba recordó lo que sucedió en la crisis de fines de 2001, principios de 2002, "que fue también un momento muy penoso para la Argentina: en un momento de oración en la catedral, la gente después de la celebración decía espontáneamente: 'Nosotros no queremos bolsones, queremos trabajo'. Trasladándolo a la crisis del momento actual, son muchos los que dicen: 'Nosotros no queremos planes, queremos trabajo'", destacó.
"Los subsidios, estos 'planes sociales' cumplen una función en la emergencia, pero tiene que ser algo transitorio. Lo importante es generar trabajo, porque es el trabajo lo que dignifica, y también crear condiciones para que ese trabajo sea lo más estable posible, de manera tal que la persona no viva con la zozobra de la precariedad, sino que sepa que tiene un trabajo que lo dignifica y que le permite aspirar a un futuro cada vez mejor. Eso me parece que es una responsabilidad, por supuesto, de toda la sociedad, pero particularmente de quienes gobiernan, que deben trazar políticas públicas que sean estables y favorezcan esto, para crear condiciones de trabajo y favorecer la creación de puestos de trabajo", aseguró.
En el mapa de la pandemia, dos áreas que atravesaban dificultades preexistentes, se vieron especialmente afectadas: la salud y la educación. En ese marco, el arzobispo expuso: "Con respecto al tema de la salud pública quisiera destacar el esfuerzo y la entrega de tantos agentes sanitarios que se desvivieron por servir a los ciudadanos, a los enfermos: médicos, enfermeros auxiliares de medicina y otros. Realmente esto fue una expresión de solidaridad, a veces, hasta 'heroica'. La pandemia mostró los límites y las deficiencias en las estructuras, y esto es una invitación para una transformación, de manera tal de asegurar una salud pública razonable, que se pueda concretar, y que no esté reservada a un determinado grupo. Que toda la población pueda tener acceso al cuidado de una salud y que sea realmente razonable".
"En relación al tema de la educación, puedo decir que fue un momento también muy difícil, debido a que más de un año sin concurrir a las escuelas afecto los vínculos, porque la escuela es también un ámbito de socialización y de vinculación de la institución con la familia. Tenemos que tener en cuenta que la educación fortalece la dignidad, y, en ese sentido, hubo una pérdida. Espero que se pueda recuperar, pero va a ser necesario un esfuerzo enorme que va a demandar grandeza de alma en todo para llevarlo adelante. Creo que había razones sanitarias para el cierre, pero me da la impresión de que se exageró un tanto, y eso afectó al desempeño de la tarea escolar y educativa".
"Con respecto a la vacunación, puedo decir que ahora va avanzando, gracias a Dios, pero al principio hubo una demora que, me parece, no fue justificable. Incluso después hubo fenómenos de discrecionalidad en el tema de la vacunación, con personas que fueron vacunadas fuera de un orden que debía privilegiar especialmente a las personas más vulnerables. En nuestra provincia, Córdoba, la vacunación estuvo, dentro de las posibilidades, bien organizada y facilitada, pero no sucedió así en todos los ámbitos del país".
El prelado fue consultado también sobre el flagelo del narcotráfico y la corrupción en la Argentina, y las iniciativas políticas en esa línea. Al respecto, aseguró que el tema del narcotráfico es un drama global, "pero entre nosotros afecta ciertamente mucho", lamentó.
"Recuerdo siempre que la Comisión de Pastoral Social solía hacer algunas recomendaciones o algunas preguntas a los candidatos, y entre esas preguntas estaba el cómo ellos pretendían abordar este tema. Hubo algunas respuestas a esas preguntas, pero el tema sigue vigente: hay tramas de dinero y de poder que no son fáciles de enfrentar sin una voluntad política determinada y una acción conjunta de prevención y de rechazo a la comercialización y circulación de la droga", aseguró. "Es un verdadero drama porque son, como se suele decir comúnmente, 'viajes de ida', sin regreso. Es cierto que se pueden hacer tareas de recuperación, pero muchas veces son limitadas en sus efectos: quienes sufrieron esa situación quedan muy frágiles y propensos a reincidir. No basta hacer una campaña intensa por algunos días, y que después esa acción se diluya en el tiempo: se necesitan actitudes claras, firmes y constantes", sostuvo.
Sobre el tema de la corrupción, reconoció que es un tema delicado y recordó algo que escuchó en el sínodo de América en 1997, cuando también estaba candente el tema de la deuda externa, donde se señalaba que a veces los recursos que se facilitaron para promover acciones de desarrollo, habían terminado en otros destinos. "En ese ámbito se dijo -y a mí me pareció interesante- que la corrupción es realmente un drama, un flagelo, pero lo más serio es la impunidad, debido a que cierra el círculo vicioso, pues, si quien incurre en actos corruptos sabe que no va a tener consecuencias y que de ninguna manera va a ser sancionado, es como que 'se anima más' en eso. Tenemos una historia penosa en ese sentido", lamentó. "Basta recordar, aunque esto parezca como una anécdota, la letra del tango Cambalache: ya desde el año 1936 se señalan algunas actitudes penosas: son situaciones que vienen desde hace mucho tiempo y que hay que enfrentarlas para corregirlas".
"Nosotros tenemos que hacernos cargo de que todos tenemos algo que ver con la situación que nos afecta. Es cierto que hay distintos grados de responsabilidad, pero una de las cosas que nos suele pasar a los argentinos es que nos desresponsabilizamos. La culpa es de los otros: de este grupo, de este partido, de este sector, y así 'yo no tengo nada que ver con eso porque yo no estoy en esas cosas'. Pero, a veces, todos somos responsables, por acción o por omisión", advirtió.
Ciertos actos de corrupción, consideró monseñor Ñáñez, "además de una sanción legal tienen que tener una sanción social". En cambio, "a veces se festeja el tema de la 'viveza criolla', de la habilidad 'para zafar' como vulgarmente se dice, y eso también favorece una actitud propensa a la corrupción. Este tema de la viveza criolla nos hizo mucho mal, porque, en definitiva, cuando se producen esas cosas, ¿quiénes pierden? Sobre todo, los más frágiles, los más débiles, los pobres, los que no tienen otra posibilidad".
Y en cuanto a las lecturas que se hacen sobre las palabras del Papa, la visión del arzobispo de Córdoba es que "a los argentinos nos cuesta un poquito caer en la cuenta de que el Papa es pastor de toda la Iglesia y que su mirada está fundamentalmente puesta en toda la humanidad. A veces pensamos que el Papa está pendiente sólo de la Argentina, y que cualquier cosa que él realiza o dice es en relación a nuestra situación nacional. Me parece que eso es una exageración".
Además, reconoció que "se mezclan con esto miradas sesgadas que se fijan en detalles y en de qué manera se puede cuestionar una acción del Papa. Creo que -por lo menos es lo que yo aprecio y puedo ver- hay afirmaciones con respecto a la actividad y enseñanza y orientaciones del Santo Padre que no son bien entendidas y recibidas -a veces- entre nosotros", admitió.
Y sobre las opiniones que dicen que la Iglesia fomenta el "pobrismo", el arzobispo aseguró que "de ninguna manera" es así, sino que "la pobreza según el criterio evangélico es vivir de una manera sencilla, austera, pero fundamentalmente digna. La pobreza supone tener lo necesario para vivir dignamente. La miseria es cuando se carece de lo necesario para vivir con dignidad. Eso no está favorecido ni por el Evangelio ni mucho menos por la Iglesia".
"En la provincia de Córdoba se vivieron trágicos incendios, esta vez se entiende por causas naturales. Pero en el pasado hubieron acusaciones sobre la mano del hombre en ellos. El Papa nos llama a menudo a asumir la responsabilidad de custodiar la Creación", señaló. "Creo que el llamado que el Santo Padre hizo con insistencia respecto del cuidado de la casa común es algo urgente".
"Es un tema que, por supuesto, hay que abordar en el ámbito educativo porque niños y adolescentes suelen ser muy sensibles a estas enseñanzas y propuestas, pero es algo que nos concierne a todos", afirmó. Cuidar lo que Dios nos ha regalado, "es todavía una tarea pendiente", consideró.
Finalmente, dejó un mensaje a la comunidad, con un llamado: "Renovar nuestra fe en la Providencia que cuida de todos nosotros y cada uno, pero también cooperar con su disposición. No vivir 'en un providencialismo': confiar en la providencia, pero también cooperar con ese cuidado de la Providencia. Un poco lo que la sabiduría dice: a Dios rogando y con el mazo dando. Y, también, sembrar esperanza en nuestros discursos y en nuestras actitudes, con mucha perseverancia, porque sabiendo que Dios nos cuida, confiando en ese cuidado, cooperando con sus disposiciones, puede surgir la perspectiva de un futuro mejor y de una situación mejor que la que estamos atravesando, y eso nos tiene que alentar siempre. O sea: una auténtica esperanza que nos hace mirar el futuro, con compromiso, pero con confianza".
Y para concluir, animó a "ponernos también bajo la protección de la Santísima Virgen para que nos ayude a transitar estos momentos difíciles y para hacer lo que ella decía en Caná de Galilea cuando le señalaba a los servidores en la boda: 'Hagan todo lo que Él les diga'".+