Mons. Mestre y la mirada profunda del Señor
- 10 de noviembre, 2018
- Mar del Plata (Buenos Aires)
En sus tres puntitos para este domingo 11 de noviembre, monseñor Gabriel Mestre, obispo de Mar del Plata, se centró en tres conceptos a partir del relato evangélico de Marcos: las apariencias, la mezquindad, y la mirada de Jesús. "En un mundo que todo "lo cuantifica, lo mide, lo calcula, Jesús nos invita a darle sentido a la calidad, al detalle, a la intención más profunda del corazón", expresó el prelado.
Vivir de la ?apariencia?
En primera instancia, el obispo describió esta actitud como el problema de los escribas; pero del mismo modo es un problema del mundo contemporáneo, con una "alta dosis de exhibicionismo superficial que no expresa la interioridad, importa solo la apariencia, lo exterior", según señaló monseñor Mestre. Describió la sensibilidad de estos como de "telenovela barata", en la que lo exterior queda al descubierto, se manifiesta "pero sin anclaje en la vivencia interior". Se trata de la tendencia actual de vivir "de la imagen", olvidando la prioridad del ser sobre el parecer.
No ser ?mezquinos? con lo que somos y poseemos
Esta es la enseñanza de la viuda, que con su generosidad enseña "a dar y a darnos, incluso con lo pequeño que somos y hasta con lo mínimo que poseamos". El obispo de Mar del Palta invitó a ser generosos "en lo material, en lo espiritual, en la capacidad de compartir nuestras capacidades y talentos". Además, resaltó en no dar "sobras" sino algo "de lo que tenemos y de lo que somos". "Solo puede dar y darse con generosidad quien confía en Dios y en Él y solo en Él encuentra su seguridad", advirtió.
La ?mirada? de Jesús
Desde la mirada de Jesús, "la percepción siempre es distinta", aseguró monseñor Mestre: "El Señor no mira la apariencia, sino que mira el corazón". "Jesús revela una mirada de la primacía de la calidad por sobre la cantidad, de la intención por sobre el cálculo", alertó el prelado. Estamos en un mundo que todo "lo cuantifica, lo mide, lo calcula", y Jesús, por su parte, "nos invita a darle sentido a la calidad, al detalle, a la intención más profunda del corazón. Esta es la mirada de Dios", concluyó. +