Mons. Martorell: "Meditación sobre el final de los tiempos"
- 20 de noviembre, 2018
- Puerto Iguazú (Misiones) (AICA)
El obispo de Puerto Iguazú, Mons. Marcelo Martorell recordó que este es el anteúltimo domingo del año litúrgico que culminará el próximo domingo con la fiesta de Jesucristo Rey, y propuso efectuar una reflexión "sobre el final de los tiempos que coincidirá con la Parusía, que será el retorno glorioso de Cristo, cuando todas las cosas sean restauradas en Él".
El prelado comentó las lecturas de este domingo (Daniel 12,1-3 y Marcos 13,24-32) que se refieren e ilustran sobre este acontecimiento.
"El tiempo escatológico -señaló- está marcado por un tiempo precedente de grandes sufrimientos que señalarán el fin de los tiempos actuales, dice el profeta Daniel. Serán tiempos difíciles como no los hubo antes y el evangelista nos habla de tiempos de tribulación. Es cierto que estas profecías se refieren también a acontecimientos de la historia concreta de Israel, como la persecución de los Judíos por parte de los paganos y la destrucción del Templo, pero no es menos cierto que también hacen relación al final de los tiempos actuales, a los que desde el nacimiento y la Pascua del Señor se encamina toda la humanidad hacia la segunda venida del Señor "cuando él vuelva al final en su gloria".
"¿Cómo y cuándo sucederá esto?, se preguntó el prelado misionero. "Es el gran secreto de Dios, sólo Él lo sabe. Lo que sí sabemos es que las pruebas y sufrimientos deben prepararnos para el encuentro definitivo con el Señor, pues al no saber cuándo será, como él mismo nos lo aconseja, debemos ´velar y orar´ porque no sabemos ni el día ni la hora. Y todos los acontecimientos de la vida se dirigen a ese tiempo y a esa hora".
"En ese día la liberación será plena, en cuerpo y alma -explicó monseñor Martorell-. Participará la materia, porque será el momento de la resurrección de los cuerpos, pues ´los justos resucitarán para la vida eterna´ y ´brillarán como el fulgor del firmamento´ y los que hayan contribuido a la salvación de los hermanos, serán como estrellas por toda la eternidad´. Esto está reservado para la Iglesia y para todos los hombres de buena voluntad, pero los que se hayan resistido a la gracia y al amor de Dios y del prójimo ´resucitarán para la ignominia perpetua´.
"Ambos, el Profeta y Jesús, hablan de los ángeles que estarán encargados de reunir a los elegidos de un extremo al otro de la tierra hasta el cielo. Ángeles y hombres serán elegidos y convocados para el encuentro glorioso con el Salvador. ´Entonces verán al Hijo del Hombre venir sobre las nubes con gran poder y majestad´. Es el esplendor de la gloria redentora del Señor, quien en la pobreza y el dolor redimió al hombre y que en su gloria y majestad lo juzgará al final de los tiempos. La Iglesia primitiva, enamorada del rostro del Señor y deseosa de encontrarse con Él, clamaba lo que hoy repetimos en la Eucaristía: ´Ven Señor Jesús´, concluyó monseñor Martorell.+
» Texto completo de la reflexión