"La proximidad de la Pascua nos hace volver la mirada al tema de la misericordia del Señor. La Pascua está rubricada por la reconciliación del hombre con Dios y nos hace verlo con un corazón lleno de deseos de reconciliación", expresó el obispo de Puerto Iguazú, Mons. Marcelo Martorell, al compartir sus reflexiones sobre las lecturas del IV domingo de Cuaresma, donde se habla de la misericordia de Dios.
"La liturgia de este domingo nos conduce a contemplar la maravilla de la Transfiguración del Señor delante de sus apóstoles Santiago, Pedro y Juan", expresó el obispo de Puerto Iguazú, Mons. Martorell, al reflexionar sobre el Evangelio del II domingo de Cuaresma. "La Transfiguración -agregó- es el preludio de su Resurrección y garantía de la nuestra. El escándalo de la Cruz debía ser cambiado por la alegría de la resurrección y fortalecer a los apóstoles".
El obispo de Puerto Iguazú, Mons. Marcelo Martorell, indicó que la liturgia del primer domingo cuaresmal señala que el desierto es el lugar privilegiado para el encuentro con Dios, y ayudan a rechazar las tentaciones del demonio, como Jesús en el desierto, y a reforzar la fidelidad en el Señor, como el antiguo pueblo de Dios durante 40 años en el desierto y los mártires en el nuevo pueblo de Dios.
El texto evangélico leído el 6° domingo del año litúrgico "durante el año", trae la versión de las Bienaventuranzas según el evangelista Lucas, las que "nos ponen frente al tema de la esperanza cristiana, virtud teologal infundida por Dios en nuestra alma el día del bautismo", según explicó el obispo de Puerto Iguazú, Mons. Marcelo Martorell.