Viernes 27 de diciembre de 2024

Mons. Martín, en Navidad: 'Vivir la vida con sobriedad y justicia'

  • 26 de diciembre, 2024
  • Rosario (Santa Fe) (AICA)
Lo planteó el arzobispo de Rosario en la misa en la catedral local, donde recordó que, "si Cristo está, entonces hay esperanza".
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El arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Martín, presidió la misa de Nochebuena en la catedral y santuario arquidiocesano de Nuestra Señora del Rosario.

Concelebraron el párroco y vicario episcopal de Educación, presbítero Osvaldo Macerola, el presbítero Carlos Costa y el presbítero Juan Montedoro.

En su homilía, monseñor Martín exclamó, citando unos de los cantos de la celebración: "¡Bendita la noche que nos trajo el día. Bendita la noche de Navidad!".

"Si Cristo está, entonces hay esperanza; si Dios ha nacido, Él está entre nosotros, y podemos caminar con esperanza y podemos caminar con alegría; por eso, el Ángel les dice: 'Les anuncio una gran alegría, una gran alegría para todo el pueblo'", destacó.

"Ahora bien, yo quisiera dar una vueltita de rosca a la reflexión: en qué medida nos pone alegres la Navidad, en qué medida; y bueno, yo creo que la medida de la alegría está en proporción con la medida de nuestra necesidad, con la medida de nuestra sed, con la medida de nuestra hambre de Dios", planteó.

El arzobispo rosarino afirmó que "cuanto más hambre y sed tengo hoy, voy a disfrutar más grandemente de esta noticia; cuanto menos hambre tenga y menos deseo tengo, menos voy a disfrutar".

"Es decir que, por eso, la pregunta que nos podemos hacer en esta Navidad: ¿en qué medida yo experimento que necesito ser salvado?", propuso.

Tras poner el ejemplo de los 33 mineros chilenos rescatados luego de un derrumbe, sostuvo que hoy de lo que se trata es "ser salvados para la eternidad".

"Entonces, por eso, pidamos también esta gracia, porque todos somos necesitados, todos somos pobres", agregó.

Monseñor Martín pidió que "también hoy se llene nuestro corazón de un sentimiento profundo de humildad, para poder valorar el inmenso amor, la inmensa misericordia que Dios nos tiene y que todo esto, si de verdad acontece en nuestra vida, si esta gracia que es fuente de salvación entra hoy en nuestros corazones, se manifiesta en los frutos que manifiestan la verdad de la vida".

"La gracia, nos dice el apóstol Pablo, se nos ha dado para rechazar la impiedad, los deseos mundanos, para vivir en la vida presente con sobriedad y justicia, con piedad mientras aguardamos la feliz manifestación plena de nuestro Señor, que estos frutos podamos experimentarlos en este tiempo, viviendo en el fondo esa caridad con nuestros hermanos", concluyó.+