Mons. Luis Fernández: "La familia, al servicio de la vida"
- 11 de marzo, 2019
- Rafaela (Santa Fe) (AICA)
En el comienzo de la Cuaresma, el obispo de Rafaela, monseñor Luis Fernández, publicó una Carta Pastoral dirigida al pueblo de Dios de la diócesis, y titulada "La familia, al servicio de la vida". En su mensaje, afirma:"Nunca ahorraremos esfuerzos por buscar respuestas que conduzcan siempre a la vida".
En su carta, el prelado recuerda que la familia es el eje de uno de los objetivos específicos de la diócesis, y por lo tanto una prioridad en el trabajo pastoral diocesano. "Además, el inicio de esta Cuaresma nos sitúa frente a una anunciada promulgación de la ley provincial de educación, que contempla los contenidos de educación sexual integral (ESI)", señala.
"En este contexto y teniendo en cuenta el pedido de los sacerdotes del decanato 4, ante las dificultades y problemáticas que atraviesa la familia en la actualidad, es que considero conveniente dirigir a todo el Pueblo de Dios, que peregrina en esta Iglesia Diocesana este Mensaje de Cuaresma. Estos párrafos quieren, de esta manera, iluminar los desafíos del mundo de hoy, para que juntos busquemos caminos de Verdad y Misericordia", expresa.
"En la Cuaresma, la liturgia nos ayuda a descubrir que toda la vida de Jesús, cada gesto, cada opción, cada palabra, es fruto de un amor libre y maduro que siempre opta por la vida, porque tanto el amor como la libertad cobran su mayor sentido cuando están orientados a la Vida", destaca monseñor Fernández. "Esto lo iremos celebrando durante todo este tiempo: la libertad y el amor de Jesús encuentran su culmen en la Vida en abundancia que desborda de aquella entrega generosa".
"El amor siempre se las ingenia para encontrar caminos que sostengan, acompañen y promocionen la vida. Pero eso implica poner el hombro y ?arremangarse?. Por esto, agradezco a todos los que en momentos turbulentos y desafiantes de la sociedad en la que vivimos, saben mantener con firmeza y serenidad la voz del corazón creyente, siempre atento a las necesidades y derechos de los más indefensos", añade el obispo.
En el marco de nuevas realidades familiares, el prelado expresa el deseo de seguir abrazando con misericordia, apertura eclesial y diálogo sincero. Y en los momentos difíciles que vive la sociedad "donde la propaganda ideológica de una libertad ilimitada pareciera ganar terreno", asegura que "como Iglesia creemos, deseamos, pedimos y buscamos el respeto por los derechos de la mujer", como también los del niño por nacer y de todo aquel hijo de Dios que se sienta vulnerado en sus derechos primarios y esenciales. "Nunca ahorraremos esfuerzos por buscar respuestas que conduzcan siempre a la vida", afirma.
Monseñor Fernández se refiere también al ámbito educativo y los desafíos que presenta. En ese sentido, plantea que la educación sexual "debe ser una educación para el amor, que incluya la sexualidad pero que no se circunscriba solo a ella. Una educación así es, además, un camino excelente para prevenir el aborto, la iniciación sexual precoz, las enfermedades de transmisión sexual, la violencia y el abuso sexual".
"Todo esto plantea el serio compromiso de los laicos que, de diverso modo y desde los distintos roles sociales que desempeñan, deberán buscar instrumentos para que el derecho que las familias tienen sobre la educación de sus hijos, especialmente en el ámbito afectivo-sexual, sea respetado", advierte, y considera que "sería interesante que los proyectos que legislan este campo tiendan cada vez más a la integración de los padres dentro del proceso educativo de sus hijos; se les dé asesoramiento, apoyo y contención pero también participación activa y voz en la comunidad educativa".
Por otra parte, sostiene: "Es tiempo de renovar el compromiso de cada familia cristiana en lo referente a la experiencia de la vida cristiana, la vivencia de los sacramentos, la formación de sus hijos y el testimonio alegre y permanente de la fe en Jesucristo. No podemos exigir el respeto en un ámbito particular de la educación de nuestros hijos, sin tomar en serio nuestro deber de educarlos íntegra y conscientemente en todas las dimensiones de la vida. Todas las instituciones de la Iglesia deberán aportar las herramientas necesarias, pero seguirá siendo la familia el agente fundamental de esa educación. En todo caso, la familia deberá encontrar en los organismos eclesiales (parroquias, movimientos, colegios, etc.) los elementos humanos, pedagógicos y catequéticos que la ayuden en su tarea", ya que "la familia nunca dejará de ser el ambiente donde los hijos aprenden a vivir".
"No quiero terminar este mensaje sin agradecer los esfuerzos de todos, e invitar a los laicos y pastores de nuestra Iglesia diocesana, a renovar esfuerzos en todo lo que esté a nuestro alcance, de manera que el trabajo pastoral en los ámbitos de la educación, la formación de niños y jóvenes, el noviazgo, el matrimonio, la familia, el cuidado de los más débiles, siga siendo un creíble testimonio de la fe que profesamos, un testimonio de la verdad y de la caridad, sin ser reaccionarios, sino proactivos protagonistas de la nueva argentina que queremos ser", concluye monseñor Fernández, invitando a caminar este tiempo hacia la Pascua de Cristo "poniendo en manos de nuestra Madre de Guadalupe los sufrimientos y alegrías, las esperanzas y los proyectos que anidan en nuestros corazones".+
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