Viernes 15 de noviembre de 2024

Mons. Lozano destaca a quienes encarnan la dimensión de la cercanía

  • 17 de enero, 2023
  • San Juan (AICA)
El arzobispo de San Juan de Cuyo valoró que muchas familias, y en particular jóvenes, aprovechen las vacaciones para salir a misionar o realizar alguna tarea solidaria con los más pobres.
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Monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo y secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), invitó a leer pausadamente el texto conclusivo de la Asamblea Eclesial, titulado “Hacia una Iglesia sinodal en salida a las periferias”. 

Luego de transcribir algunos pasajes que pueden ayudar a reflexionar y moverse hacia el compromiso, el prelado sugirió leerlos pausadamente:

  • “La Iglesia es una fraternidad compasiva en un mundo herido”. (208)
  • “La paternidad divina es la fuente profunda de la fraternidad humana universal, por la cual reconocemos que los otros son hermanos y hermanas”. (209)
  • “Hacerse prójimo es conmoverse tiernamente en el corazón y ayudar con obras concretas. La misericordia se compadece ante la miseria, se inclina hacia la víctima, levanta al caído, sostiene al frágil, integra al excluido. Ante tanto dolor que aflige al mundo, la única salida es amar como el samaritano” (212).

El arzobispo sanjuanino destacó que “encarnando esta dimensión de cercanía”, ha conocido muchas familias que aprovechan las vacaciones para “salir a misionar, realizar alguna tarea solidaria con los más pobres”.

“Una manera hermosa de aproximarse con una palabra de aliento a quienes forman parte del mundo herido”, aseguró, y consideró que “aprovechar el tiempo en el servicio a los demás es una manera de ganarlo”. 

“Ante la presencia en los diarios y en los noticieros (a veces con insistencia) de personas que hacen daño al prójimo, a la creación y a sí mismos, se nos puede pasar por alto tanta generosidad en muchos más”, señaló, y recordó: “El otro día escuchaba a un sacerdote que predicaba ‘hace más ruido un árbol que cae en el bosque, que los miles que van creciendo en ese mismo momento’”.

Monseñor Lozano insistió en desatacar a ese gran número de gente “buena” que no se destaca ni brilla, y detalló: “Las mamás que educan a sus hijos, les tratan con ternura, les enseñan a decir la verdad… Los abuelos y abuelas que cuidan a sus nietos. Vecinos que se ayudan y acompañan. Enfermos que son asistidos por sus familiares y amigos. ‘La santidad de la puerta de al lado’, como le llama Francisco”.

“Gente que en medio de un clima egoísta e individualista mira más allá del metro cuadrado que ocupa. Son buenos ejemplos que arrastran y conmueven, interpelan y cuestionan la tibieza imperante”, sostuvo, y valoró: “Unos cuantos se ponen de acuerdo para hacer el bien desde los movimientos sociales, las organizaciones no gubernamentales, las cooperativas”.

El arzobispo destacó también de modo particular a los grupos misioneros que durante el verano se multiplican por todo el país, al señalar que “entre sus miembros hay algunos adultos, familias, religiosos, sacerdotes, diáconos… pero en su mayoría son jóvenes”.

“Ellos dedican parte de sus vacaciones -o todos los días que disponen- para ir al encuentro de otros, en general a lugares pobres. Encarnan el pedido de Francisco de ser ‘Iglesia en salida, pobre y para los pobres’”, definió.

“Algunos se dedican a servicios solidarios de trabajo manual: construir o arreglar casas, pintar escuelas o centros de salud, reparar capillas o centros de catequesis. En las vacaciones demos tiempo y vida a la familia, los amigos y la solidaridad”, concluyó.+