Viernes 27 de diciembre de 2024

Mons. García Cuerva plantea cómo reaccionar ante una trampa o un engaño

  • 30 de octubre, 2023
  • Buenos Aires (AICA)
"Ser astutos como serpientes, mansos como palomas y poder entonces superar esa trampa o ese palito que nos quieren hacer pisar, como lo hace hoy Jesús", sugirió el arzobispo de Buenos Aires.
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El arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, presidió la misa dominical en la catedral metropolitana, donde reflexionó sobre el pasaje evangélico en el que los fariseos y un doctor de la ley le preguntan a Jesús, también poniéndolo a prueba, cuál es el mayor o el más grande de los mandamientos.

“Venimos leyendo entonces, como dije, encuentros de Jesús con distintos grupos religiosos que lo ponen a prueba y que quieren tenderle una trampa”, planteó.

Tras contar que buscó en el diccionario la palabra trampa y que significa “un plan o una acción para engañar a una persona”, reconoció: “Todos nosotros habremos experimentado alguna vez haber sido engañados. Todos alguna vez nos habremos sentido un poco víctimas de alguna trampa”.

“Incluso pienso no solamente en términos personales, sino que también a veces, como pueblo, hemos sido defraudados. Como pueblo hemos sido víctimas de alguna trampa, cuando se nos ha engañado con algunas promesas que no se cumplieron”, puntualizó.

El arzobispo porteño consideró que, frente a una trampa, frente a este plan o acción para engañar, se pueden tomar dos actitudes: “O victimizarnos y decir, pobre de mí, fui víctima de este plan o acción para engañarme. O enojarme. Y, como dice el dicho, el que se enoja, pierde”. 

“Por eso me parece que hoy podemos aprender de Jesús que, en estos tres Evangelios, frente a la posibilidad de ser víctima de una trampa, lo que trata es de ser inteligente. Y trata de responder con astucia, con viveza, con esa viveza criolla que no está mal tenerla y que, al contrario, deberíamos desarrollarla un poquito más para no pasar por tontos”, señaló.

“Por eso, como primera idea, quisiera expresar entonces, la próxima vez que podamos vivir este plan o acción para que no nos engañen, no nos victimicemos, no nos engañemos, quizá tengamos que aprender a usar la inteligencia un poco más. Ser astutos como serpientes, mansos como palomas y poder entonces superar esa trampa o ese palito que nos quieren hacer pisar, como lo hace hoy Jesús”, sugirió.

En otro pasaje de su homilía, monseñor García Cuerva explicó de qué se trata el amor, recomendando releer la encíclica “Dios es amor” de Benedicto XVI.

“La clave para aprender a amarse a uno mismo es mirarnos como nos mira Dios, y Dios nos mira con ojos de amor, Dios nos mira como si fuésemos -y lo somos- sus hijos; por eso creo que, si queremos tener una sociedad distinta, si queremos tener un mundo mejor, el Evangelio de hoy es el primer gran paso que tenemos que dar, y no parece que fuese tan difícil acordarnos cuál es el principio fundamental, nuestro horizonte, nuestra meta, pero también nuestro camino”, destacó.

El arzobispo subrayó que “amar a Dios sobre todas las cosas, amar al prójimo y saber que, en el rostro de mi prójimo, en el rostro de los que sufren, está el mismo Dios, y amarme a mí mismo, puede ser que nos resulte difícil; pero, como nos decía Benedicto XVI, el amor es mucho más que un sentimiento que va y viene, el amor es decisión, el amor es compromiso, el amor tiene que ver con la inteligencia y con la voluntad. Jesús no nos dice que sea fácil, pero creo que nos invita a la aventura del amor en un mundo de violencia”.

“En un mundo de intolerancia, en una sociedad fragmentada, donde la grieta no se termina por una decisión o por un decreto sino por la transformación del corazón, creo que el Evangelio de hoy es una luz; animémonos a querer amar y estaremos dando el primer paso por un país mejor”, concluyó.+

» Texto completo de la homilía