Buenos Aires: la Vicaría de Educación celebró una misa de cierre del año
- 26 de diciembre, 2024
- Buenos Aires (AICA)
El arzobispo, Mons. García Cuerva, instó a los educadores a "ser hombres y mujeres de esperanza, que no se dan por vencidos de antemano, sino que se animan a seguir soñando".
El arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, presidió la misa de cierre del año de la Vicaría de Educación, concelebrada por obispos auxiliares y sacerdotes de la arquidiócesis.
Durante la homilía, el arzobispo destacó la imagen de San José, "un soñador, un hombre de esperanza con los pies en la tierra". Aclaró que "no es lo mismo soñar que divagar. Divagar es vivir desencarnados, es vivir con proyectos imposibles o irrealizables, es vivir todo el tiempo en el mundo de las ideas".
También diferenció que soñar no es quedarse dormido: "Quedarse dormido es quedarse quieto, hacer plancha, es quedarse sin ganas. Es quedarse atrapados por las sábanas del desgano, por las sábanas del quietismo, de la pachorra, delcarrerismoo del cargo que nadie me puede sacar".
El prelado invitó a pedir a San José "ser hombres y mujeres de esperanza, que no se dan por vencidos de antemano por la incertidumbre o la catástrofe, sino que, al contrario, se animan a seguir soñando, se animan a volver al primer amor, a aquel día en que habrán dicho: 'Quiero comprometerme en el mundo de la educación'".
Educadores y directivos soñadores
Monseñor García Cuerva alentó a pedirle a San José poder "seguir siendo hombres y mujeres de esperanza, que no se dejan ganar ni por el ilusionismo que nos desencarna absolutamente, ni tampoco por el quietismo de quedarnos haciendo la plancha".
En ese sentido, invitó a los directivos y docentes a despertarse como San José, "que nos animemos a pegar el salto, despertarnos a la alegría, despertarnos a la esperanza, despertarnos del letargo del 'siempre se hizo así'. Seguramente, José no tenía todo claro, pero sueña".
Al respecto, el arquidiocesano tomó las palabras de un ex presidente checo, que escribía sobre la esperanza: "No es la convicción de que las cosas saldrán bien, sino la certidumbre de que algo tiene sentido, sin importar el resultado final". Agradeció asimismo, a todos los directivos y docentes, por seguir con la convicción de que "educar tiene sentido, la convicción de que vale la pena entregar la vida, en este mundo tan desafiante de la educación encarnada en la Argentina del 2024".
"Seguimos, casi tercamente, creyendo que vale la pena apostar, creyendo que, lo que nos saca del núcleo duro de la pobreza, es la educación de calidad", destacó el arzobispo, y concluyó su homilía agradeciéndoles a los docentes por la misión que llevan adelante: "Gracias por ser hombres y mujeres de esperanza, gracias porque siguen creyendo que, aunque no tengamos los resultados esperados, tenemos la convicción de que vale la pena entregar la vida en la misión educativa".+