Mons. García Cuerva: 'La fraternidad, el gran sueño de Dios para la humanidad'
- 10 de septiembre, 2024
- Buenos Aires (AICA)
El arzobispo porteño consideró que, como lo hace con el sordomudo, "Dios está con nosotros, nos anima a encontrarnos, a curarnos. Nos anima, en definitiva, a concretar la fraternidad".
El arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, reflexionó sobre el pasaje evangélico de la curación del sordomudo, en el que Jesús se manifiesta como "callejero", y destacó que, en esa curación, Jesús "le pone alma, corazón y vida".
"No lo cura solo de palabra, le pone el cuerpo, y eso también lo tenemos que hacer al llamarnos Iglesia: acompañar y llevar y curar el sufrimiento de tantos hermanos, poniendo el cuerpo. No desde detrás de un escritorio, no solamente de palabra y declamando, sino poner el cuerpo, poner todo de nosotros, como lo hace Jesús", propuso, y recordó: "Jesús dice: 'Efatá, ábrete', y allí dice que se le abrieron los oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente".
"Pensaba que pudiéramos todos nosotros, como argentinos, escuchar este 'efatá', este 'ábrete', que podamos descubrir también nosotros que, aunque nuestros oídos estén en perfecto estado de salud, también a veces somos un poco sordomudos, porque escuchamos lo que queremos oír, porque hablamos solamente de lo que queremos hablar, en general nos reunimos en una casa con amigos o familiares, y decimos: 'Acá no se habla de política, de fútbol ni de religión'", graficó, y completó: "No tenemos siquiera capacidad para dialogar, y hasta nos prohibimos los temas que podemos tratar".
El arzobispo porteño señaló: "No nos gusta escuchar opiniones distintas, y no nos gusta escuchar al que dice quizá otra cosa; nos hemos transformado en personas terriblemente intolerantes, soberbios, intelectuales".
"Es verdad que el sordomudo tenía un problema físico, y quizá nuestro problema sean los tapones de cera que tenemos, tapones de intolerancia, tapones de prejuicios, tapones de individualismo, tapones de soberbia, que entonces no nos permiten escucharnos", diferenció, y sostuvo: "Cuando no podemos escucharnos, entonces tampoco sabemos hablar; será por eso que nos tratamos a los gritos, será por eso que nos ninguneamos, será por eso que, como no sabemos dialogar, nos decimos cosas horribles por las redes escribiendo, en los comentarios con una terrible impunidad".
Monseñor García Cuerva consideró que, en la actualidad, el "'ábrete', el 'efatá', es un clamor que podemos también hacerle al Señor, porque lo necesitamos. Queremos curarnos, queremos aprender a escucharnos como argentinos, queremos aprender a dialogar."
"¡Cómo nos gustaría, como dice el Evangelio, comenzar a hablar normalmente!", planteó, y subrayó: "Creemos en un Dios que está vivo, creemos en un Dios que camina con nosotros, creemos en un Dios que es 'callejero de la Fe', creemos en un Dios que se encuentra con el dolor y que no le tiene asco, y entonces es capaz de curarnos".
"Es capaz de poner su cuerpo para curar nuestras sorderas, las sorderas del corazón; es capaz de poner su cuerpo y de curarnos, para que aprendamos a dialogar entre nosotros, es capaz de hacer maravillas en nuestra vida", aseguró.
El arzobispo invitó a pedir "que este Evangelio nos ilumine, que cada uno pueda descubrir cuáles son las propias sorderas porque, como dice el dicho: 'No hay mayor sordo que el que no quiere oír'.
"Que podamos descubrir que, a veces, en la familia, en el trabajo, en la escuela o en las comunidades, no sabemos dialogar, estamos esperando que el otro termine de hablar para responder y, entonces, le pedimos a Jesús que haga el milagro. Y, sabiendo que Él tiene todo el poder para hacerlo, empezamos a curarnos, no nos vamos a poder callar", estimó.
"Vamos a tener que seguir anunciando al mundo que Dios camina con nosotros, que Dios nos cura; que, como con aquel sordomudo, también lo hace con nosotros, nos anima a encontrarnos, a curarnos; nos anima, en definitiva, a concretar la fraternidad: el gran sueño de Dios para la humanidad", concluyó.+