Viernes 27 de diciembre de 2024

Mons. García Cuerva llamó a hacer realidad Evangelii gaudium en Buenos Aires

  • 27 de noviembre, 2023
  • Buenos Aires (AICA)
Fue durante una jornada de reflexión por los diez años de la promulgación de esa exhortación apostólica, considerada el documento programático del Papa Francisco; que sintetizó en diez "velitas".
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Los fieles de la arquidiócesis de Buenos Aires se reunieron para celebrar y reflexionar acerca de la exhortación apostólica Evangelii gaudium, al cumplirse el décimo aniversario de la promulgación de ese documento programático del Papa Francisco.

La jornada se llevó a cabo el 25 de noviembre, en el patio del Colegio María Auxiliadora, del barrio porteño de Almagro, con el título: “Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo”.

La reflexión estuvo a cargo del arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, quien trajo una torta de cumpleaños con velitas, para enumerar los diez puntos de Evangelii gaudium que propone para trabajar en esta jurisdicción eclesiástica porteña. “Han pasado diez años desde que el Papa Francisco ofreció al mundo este primer documento programático de su magisterio, esta exhortación Evangelii gaudium, 'la alegría del Evangelio'”, comenzó destacando.

“Quisiera compartir con ustedes tan solo algunas ideas. Son cinco ideas, pero van por dos. Van por dos porque son ideas densas, ideas fuertes, ideas que dan para trabajar muchísimo. Y, entonces, imaginemos que, cada una de estas ideas que yo les propongo, son dos velitas de la torta de la Evangelii gaudium, para que completemos las diez, para que podamos celebrar verdaderamente este día”, explicó.

El arzobispo porteño dio detalles acerca de las dos primeras velitas. “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús”, indicó, y reflexionó: “No hay otro modo de ser cristiano, a partir del encuentro con Jesús, que no sea expresándolo con alegría”. La segunda, completó, es que “quiero invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría”, y planteó: “En un mundo triste, en un mundo angustiado, en un mundo desesperanzado, hoy es revolucionario ser alegre”. 

“Tercera velita: ‘fiel al modelo del Maestro, es vital hoy que la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo’. El anuncio del Evangelio es sin demoras, sin asco y sin miedo. No hay más tiempo, pasaron diez años, dejemos de dar vueltas”, pidió.

“Sin asco, es para todos: nadie puede quedar afuera, no hay un hermano que nos pueda dar asco. El otro día, en una reunión con dirigentes sindicales y políticos, me decían: ‘La cultura del encuentro del Papa Francisco tiene un límite’”, contó, y profundizó: “No, lo siento señores, para los cristianos no tiene límite”.

Tras subrayar que “el Papa cuántas veces nos habrá insistido con la audacia misionera, con la audacia apostólica, a animarnos, a jugarnos la vida”, citó la cuarta velita: “La alegría del Evangelio es para todo el pueblo, no puede excluir a nadie”.

“Para todos. Por eso Francisco, en la Jornada Mundial de los Jóvenes, les dijo: ‘En la Iglesia hay lugar para todos, para todos, para todos’, y se lo hizo repetir a millones de jóvenes convocados allí. La alegría del Evangelio es para todos. Creo que tenemos que, en ese sentido, tomar conciencia. Y todos es todos. No es ‘los que votaron igual que yo’. Todos es todos, no es ‘los que son parecidos a mí’, los que son del mismo partido de fútbol. No: todos”, sostuvo.

Para monseñor García Cuerva, la quinta velita de la Evangelii gaudium es que “la iglesia no es una aduana; es la casa paterna, donde hay lugar para que cada uno pueda llegar con su vida a cuestas”. Y la sexta: “Prefiero una iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro, y la comodidad de aferrarse a sus propias seguridades”.

“A mí me gusta la gente que hace. Seguramente sea la gente que se equivoque, pero que por lo menos intentó, mientras que hay otros que están siempre en la tribuna. Creo que, con mi Iglesia en Buenos Aires, estamos invitados a meternos en la cancha. Corremos el riesgo de que nos metan muchos goles. Sí, es verdad. Pero también meteremos alguno. Y creo que a eso estamos convocados. Les digo yo siempre a los pibes de Confirmación que, así como hay jugadores en la cancha que juegan hasta ahí, y a esos jugadores se les dice 'pechos fríos', el problema es cuando los cristianos somos pechos fríos. No seamos cristianos pechos fríos. Animémonos a jugar, a ser esta Iglesia quizás accidentada, criticada, pero por hacer, no por quedarse de brazos cruzados”, propuso.

“Vamos con la número siete. La pensé en función de los tiempos que vivimos: ‘El conflicto no puede ser ignorado o disimulado. Hay que asumirlo. Pero si quedamos atrapados en los conflictos, perderemos perspectiva. Los horizontes se limitan y la realidad misma queda fragmentada. Cuando nos detenemos en la coyuntura conflictiva, perdemos el sentido de la unidad profunda de la realidad’. No nos podemos quedar en los conflictos, en los enfrentamientos, en la división. Tenemos que transcenderlos en algún momento. Nosotros no creemos que se avance desde el conflicto. Por lo menos, no es cristiano eso. Creemos que se puede avanzar con tensiones, pero con tensiones creativas. Tensiones que quieran resolver los conflictos. Porque, como nos dice el Papa, si no, perdemos el sentido de la unidad. Y el sentido de la unidad no es que sean todos los mismos, sino es que somos hermanos. Me parece que tenemos que trascender los conflictos y no quedarnos en el conflicto, ni ser profetas de la división ni de los conflictos. Y mucho más en este tiempo”, añadió.

El primado argentino describió las tres velitas restantes. “La manera más adecuada de situarse ante el conflicto es aceptar, sufrir los conflictos, resolverlos y transformarlos en el eslabón de un nuevo proceso”, manifestó; y agregó: “A veces sentimos la tentación de ser cristianos manteniendo una prudente distancia de las llagas del Señor, y no es lo mismo cuando uno, por cansancio, baja momentáneamente los brazos que cuando los baja definitivamente, dominado por el descontento crónico, por una acedia que le seca el alma. Puede suceder que el corazón se canse de luchar, porque en definitiva se busca a sí mismo en un carrerismo sediento de reconocimientos, de aplausos, de premios o de puestos; entonces, uno no baja los brazos, pero ya no tiene garra, le falta resurrección. Así, el Evangelio, que es el mensaje más hermoso que tiene este mundo, queda sepultado debajo de muchas excusas”. 

“¿Saben qué? Ahora le vamos a cantar el cumpleaños de Evangelii gaudium, pero… Va a ser un cumpleaños distinto. Yo no quiero que apaguemos la velita. Y les cuento por qué”, dijo el arzobispo; y narró una anécdota del beato Juan Pablo I, a quien se le volaron unos papeles a causa del viento.

“A veces, yo tengo miedo que, con todo lo que escribió el Papa Francisco nos pase lo mismo, que sople el viento y sean hojas que se las lleve el viento. Y hay un solo modo para que eso no pase. Que concretemos el magisterio del Papa. Que dejemos de hablar de esa persona a quien le creemos mucho y nos pongamos a hacer realidad su magisterio y, especialmente ahora, la Evangelii gaudium. No pueden pasar otros diez años sin que la Evangelii gaudium deje de ser un documento muy lindo en papel, para hacerse realidad en la calle, realidad en la vida, realidad en nuestra querida Argentina”, aseveró, y concluyó: “Por eso no vamos a soplar la velita. Le vamos a cantar el cumpleaños, pero no queremos que se vuelen los papeles por ahí, sino que se concreten”.+

» Texto completo de las palabras de Mons. García Cuerva