Miércoles 25 de diciembre de 2024

Mons. García Cuerva: '¿Cuánto pan necesita nuestra sociedad?'

  • 22 de agosto, 2024
  • Buenos Aires (AICA)
"No solamente el pan de harina", planteó y recordó que se trata de que, a partir de cada Eucaristía, cada uno "sea Cuerpo de Cristo para los demás, alimento para tantos hermanos con los que me cruzo".
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El arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, siguió reflexionando sobre el discurso del Pan de vida e invitó a preguntarse si verdaderamente cada uno se alimenta del Cuerpo de Cristo, porque "el hambre más profunda que tiene el ser humano, tiene como respuesta la Eucaristía".

En este sentido, consideró que, en las lecturas del último domingo, se da un paso más, al plantear si cada uno es alimento para los demás, como dice esa canción conocida: "Quiero ser pan para el hambre, ser el pan del pueblo y construir el escándalo de compartir".

"Después de comulgar, yo tengo que ser alimento para los demás; después de comulgar, yo tengo que ser pan que se parte y reparte para los demás. Hoy, que recordamos especialmente, como dijimos, a los chicos, de qué manera también pensar en todos aquellos niños en nuestra sociedad que verdaderamente tienen hambre", propuso.

El arzobispo porteño dijo que le contaron acerca de "muchas familias, incluso en el interior, que terminan comiendo una vez al día y que la otra comida es el famoso 'alfajor', de los más económicos y también de los más conocidos. Esa es su otra comida". 

"Me lo contaba un sacerdote que había ido a misionar al interior. ¿Cómo poder nosotros también comprometernos desde cada Eucaristía y no desatender ni desentendernos de esas situaciones tan límites que viven muchos hermanos en nuestra Argentina?", sepreguntó.

Monseñor García Cuerva pensó en "aquellos niños que también tienen hambre de una educación de calidad, que finalmente es lo único que los saca del núcleo duro de la pobreza". 

"¿Cuánto pan necesita nuestra sociedad? Pero no solamente el pan de harina, sino el pan en el que nos tenemos que convertir nosotros después de recibir la Eucaristía porque, como dijimos al comienzo, repitiendo las palabras de Jesús: 'El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en Él'", planteó. "De eso se trata entonces, de que a partir de cada Eucaristía yo sea Cuerpo de Cristo para los demás, alimento para tantos hermanos con los que me cruzo", profundizó.

El arzobispo terminó con una breve poesía del sacerdote jesuita José María Rodríguez Olaizola: "Pan para saciar el hambre de todos. Amasado despacio, cocido en el horno de la verdad hiriente, del amor auténtico, del gesto delicado. Pan partido, multiplicado al romperse, llegando a más manos, a más bocas, a más pueblos, a más historias. Pan bueno, vida para quien yace en las cunetas, y para quien dormita empachado de otros manjares, si acaso tu aroma despierta en él la nostalgia de lo cierto. Pan cercano, en la casa que acoge a quien quiera compartir un relato, un proyecto, una promesa. Pan vivo, cuerpo de Dios, alianza inmortal, que no tiene que faltar en ninguna mesa".+