Mons. García Cuerva, al clero diocesano: acariciar la vulnerabilidad y experimentar la fragilidad
- 3 de abril, 2023
- Río Gallegos (Santa Cruz) (AICA)
El obispo de Río Gallegos presidió la Misa Crismal en Toulhuin, durante la que pidió a sus sacerdotes que tengan los pies metidos en la realidad y clavados en la cruz por amor.
El obispo de Río Gallegos, monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, presidió la Misa Crismal en Toulhuin, provincia de Tierra del Fuego, durante la que sostuvo que “lavar los pies es servir, lavar los pies es acariciar la vulnerabilidad de los hermanos, lavar los pies es no sentirnos patrones, lavar los pies es experimentar la fraternidad”.
La Eucaristía fue concelebrada por el obispo auxiliar, monseñor Fabián González Balsa y el clero del decanato austral de la diócesis (con sede en Toulhuin, Tierra del Fuego), del decanato norte (con sede en Caleta Olivia) y del decanato centro (en Puerto Santa Cruz).
“Dios nos invita a descalzarnos, porque el suelo que pisamos es tierra sagrada. Descalzarnos delante de Él para que lave y cure las heridas del camino; y para caminar con cuidado, despacio, sin atropellos al acompañar a nuestras comunidades; cada persona con la que nos encontramos es tierra sagrada, y merece de nosotros todo respeto, toda atención, toda misericordia, toda comprensión”, detalló el prelado en la homilía.
Monseñor García Cuerva les agradeció a los sacerdotes su servicio y entrega, y los invitó nuevamente a caminar de manera sinodal, caminar juntos según algunas de las consignas de nuestro querido papa Francisco, que hemos asumido como Iglesia diocesana en estos años: ser Iglesia en salida; ser una Iglesia hospital de campaña que recibe a los heridos de la vida; ser una Iglesia pobre para los pobres; seguir creyendo en el protagonismo de los laicos y las mujeres con quienes compartimos la animación de nuestras comunidades; y seguir soñando con los pies en la tierra”.
“Justamente, dice el Papa: el sentido de la vida no es quedarse en la playa esperando que el viento traiga novedades. La salvación está en mar abierto, está en el impulso, en seguir los sueños, los verdaderos, los que se sueñan con los ojos abiertos, que comportan esfuerzo, lucha, vientos contrarios, borrascas repentinas. Por favor, no hay que dejarse paralizar por el miedo, ¡sueñen en grande! y ¡sueñen juntos!”, subrayó.
“Somos sacerdotes de la Iglesia, no somos sacerdotes a título privado; pidamos a María que nuestros pies se parezcan a los del Maestro: pies que recorren los caminos; pies bien metidos y comprometidos con la realidad; pies clavados en la cruz por amor; pies heridos y marcados por la entrega; pies de Resucitado, que salen a anunciar con alegría y pasión que Él está vivo”, concluyó.+