Viernes 15 de noviembre de 2024

Mons. Gallagher denunció en la ONU las "escandalosas violaciones" de los derechos humanos

  • 3 de octubre, 2018
  • Nueva York (Naciones Unidas)
"Es escandaloso constatar hoy tantas violaciones de la dignidad de las personas en todo el mundo", denunció el jefe de la Delegación de la Santa Sede, monseñor Paul Gallagher, durante la 73 Asamblea General de las Naciones Unidas, que se está celebrando en estos días en Nueva York. En su discurso, el secretario para la Relación con los Estados de la Santa Sede, se pronunció sobre diversos temas de actualidad internacional, entre ellos el representante vaticano lamentó ante la ONU "la interpretación cada vez más restrictiva del derecho a la vida".
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Con motivo de cumplirse este año, -el 10 de diciembre- el 70 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el jefe de la Delegación de la Santa Sede ante la ONU, monseñor Paul Gallagher denunció ante la 73 Asamblea General de las Naciones Unidas, que se está celebrando en estos días en Nueva York las "escandalosas" violaciones de la dignidad de las personas que aún perduran en el mundo.

En su discurso, el secretario para la Relación con los Estados de la Santa Sede, se pronunció sobre diversos temas de actualidad internacional, entre ellos el representante vaticano lamentó ante la ONU "la interpretación cada vez más restrictiva del derecho a la vida".

Monseñor Gallagher subrayó que "el reconocimiento de la dignidad inherente a todos los seres humanos es la piedra angular de los pilares sobre os que la ONU se ha cimentado".

"Hablar de la dignidad humana setenta años después de la adopción de la Declaración Universal de Derechos Humanos significa, sobre todo, reafirmar la centralidad y el valor intrínseco de la persona humana, y reafirmar los derechos inherentes compartidos por todos los hombres y mujeres".

Además, destacó que "el mundo necesita recuperar una visión global de la persona humana, la dignidad humana y los derechos humanos, ya que cualquier visión reduccionista de la persona humana inevitablemente deshumaniza y excluye de forma efectiva a determinadas personas de su permanencia a la raza humana, abriendo así caminos a la desigualdad, a la injusticia y al daño".

Por ello, advirtió que "es escandaloso comprobar que los derechos humanos continúan violándose hoy, siete décadas después de la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos".

Con respecto al tema de terrorismo, Mons. Gallagher informó a la ONU que El Vaticano condena los conflictos armados y guerras que se han venido suscitando en las naciones del Medio Oriente, Nicaragua, Venezuela y los países del África, donde se han cometido las peores violaciones a la dignidad humana y dañado los derechos humanos básicos de millones de personas.

"La guerra y los conflictos armados solo se pueden prevenir promoviendo y protegiendo la dignidad de cada vida humana y fomentando una cultura de paz animada por el sincero respeto mutuo, el diálogo y la solidaridad", indicó.

En su discurso, monseñor Gallagher también habló de la necesidad de un pacto global sobre refugiados y migraciones; habló sobre los conflictos actuales y el terrorismo que amenaza la paz en el mundo; analizó la situación de las familias, las mujeres y los niños; defendió el compromiso del desarrollo integral de la persona; y reflexionó sobre los retos medioambientales a los que se enfrenta el planeta.

La ideología que considera "prescindibles" a seres humanos
El jefe de la Delegación de la Santa Sede ante la ONU aseguró en una parte de su exposición, que "la Santa Sede está especialmente preocupada por la interpretación cada vez más limitada del derecho a la vida, tanto a nivel nacional como en los tratados y mecanismos en defensa de los derechos humanos".

"Esta tendencia se evidencia de forma particular en la corriente del discurso de derechos humanos que se niega a reconocer el valor inherente y dignidad de la vida humana en todas las etapas, en su inicio, desarrollo y fin", explicó.

En este sentido, lamentó que "ese enfoque busca crear una jerarquía de derechos humanos, relativizando la dignidad humana, asignado un valor mayor e incluso más derechos a los fuertes y sanos, mientras que se descarta a los débiles".

Así, denunció que "esa ideología presente, desafortunadamente, en varios de los organismos del entramado de derechos humanos de la ONU, conduce a graves desigualdades e injusticias, a menudo ignorando a los niños que se encuentran en el útero y tratando las vidas de las personas mayores y con discapacidades como si fueran prescindibles, o como una carga para la sociedad". +