Mons. Fernández al clero platense: "Volvamos con gratitud a esa unción recibida"
- 1 de abril, 2021
- La Plata (Buenos Aires) (AICA)
"Si hemos sido ungidos, de nosotros pueden brotar otras palabras, esas que sanan, que levantan a los pobres, que liberan, que consuelan a los afligidos", manifestó el arzobispo durante la Misa Crismal
El arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Manuel Fernández, presidió este miércoles santo la Misa Crismal, concelebrada por todo el clero platense y transmitida en vivo.
En la homilía, el arzobispo platense expresó: “Ante todo quiero agradecerles, queridos sacerdotes, y ofrecer como suave aroma, cada uno de los esfuerzos y cansancios de ustedes: cada bautismo, cada absolución, cada misa, cada palabra de aliento, cada bendición, cada ayuda a los pobres, y también cada mal momento, cada ingratitud recibida, cada situación dura”.
“Nada de eso escapa a los ojos del Señor y hoy, todos juntos, se lo ofrendamos. Sin duda volverá como bendición para la arquidiócesis en esta Semana Santa”, subrayó, y recordó: “Hemos sido ungidos muchachos, ya no estamos en el Introductorio, ya no estamos cortando clavos en el Seminario a ver si nos ordenan o no, ya no estamos tratando de tapar nuestras debilidades e intentando demostrar que valemos. Ya hemos sido ungidos, hemos recibido el óleo de la alegría, hemos sido consagrados”.
Monseñor Fernández afirmó que “el crisma perfumado nos hace pensar en un Dios que derrama vida, fuerza, consuelo, aliento. Nos habla de un Dios que nos libera, nos hace firmes para enfrentar la vida, y al mismo tiempo, con su perfume, nos hace sentir vivos”.
“Un Dios que unge no está lejos, desinteresado de nuestras vidas, sino que se acerca a dar aliento. Pero unge porque ha amado, porque ha elegido en su infinita misericordia”, continuó.
Asimismo, señaló que “Dios sabrá lo que hará con esa unción que nos ha dado, pero de una manera o de otra nos usará para derramar cosas buenas. Volvamos con gratitud a esa unción recibida, porque es la que nos capacita para dar buenas noticias a la gente”.
“Sin esa unción no nos queda más que repetir lo que dicen los medios de comunicación, y con eso no damos nada a la gente. Pero si hemos sido ungidos, de nosotros pueden brotar otras palabras, esas que sanan, que levantan a los pobres, que liberan, que consuelan a los afligidos”, subrayó.
Monseñor Fernández pidió a los sacerdotes que “aceptemos en esta Semana Santa pasar por la aventura de la Pascua, sin pantallas ni aparatos. Dejemos un tiempo para estar solos con Cristo cada día. Sin él no somos nada. No le neguemos un ratito de intimidad. Él no sólo espera que hagamos cosas, nos quiere a nosotros también”.
“Dejemos que se derramen ante él nuestros lamentos, nuestros gritos interiores, nuestros miedos, nuestro vacío también, ese vacío interior que no se llena con nada. Y mejor que así sea, porque el Señor resplandece en nuestro vacío y nos grita: ‘Te basta mi gracia’”, reflexionó, al tiempo que afirmó que “si lo hacemos, saldremos de este tiempo más capacitados para ungir a otros, para derramar paz, fuerza y esperanza en el pueblo que se nos ha encomendado. Y viviremos sin duda un año fecundo”.
Mons. Fernández recordó también que estar reunidos como Clero "es un momento comunitario" y en donde "el Señor quiere que renovemos nuestras promesas juntos, apoyados unos en otros, codo a codo. Les agradezco todos los esfuerzos que hacen para vivir en comunidad sacerdotal, para ayudarse, para sostenerse”.
Y señaló: “No cabe esperar eso del Obispo o de un delegado suyo. Eso es tarea de todos, apoyarnos unos a otros. Por eso prefiero que los curas vivan juntos, porque eso reproduce mejor que el envío de Jesús es ‘de dos en dos’”. “A eso se debe que he preferido que los párrocos jóvenes no estén solos, sino que vivan con otro, de dos en dos. Y los que están solos encontrarán la manera de tener momentos comunitarios, porque eso es también más significativo para la gente”, añadió.
Finalmente, monseñor Fernández pidió que el Señor, por su infinito poder, renueve en todo los sacerdotes "el fervor, la ternura, la gratitud, el sereno gozo de la unción recibida. Y que, cada uno a su manera, sean felices y fecundos”.
En el marco de la celebración eucarística, el arzobispo bendijo también una imagen del Santo Cura Brochero, que se ubicará a partir de ahora en uno de los altares laterales del templo catedral y desde donde, confió, "derramará copiosas bendiciones sobre todos nosotros".+