Mons. Croxatto: El mandamiento que nos pone en jaque
- 28 de octubre, 2020
- Neuquén (AICA)
Para el obispo de Neuquén, poner a Dios en el centro implica preguntarle: "¿Qué piensa Dios? ¿Qué dice Dios? ¿Qué siente Dios?".
El obispo de Neuquén, monseñor Fernando Croxatto, en la catedral María Auxiliadora reflexionó el último domingo sobre el mandamiento del amor, el que prima sobre todos los demás. “Hoy seguimos profundizando en la centralidad de Dios”, dijo al comenzar y recordando el listado de normas que tenían los judíos en su tiempo, mencionó la enseñanza de Jesús, con dos mandamientos en los que prima el amor.
En este sentido expresó a la comunidad: “¡Cómo cambiarían las cosas en nuestra vida de cada día, si solo tuviéramos en cuenta estos dos mandamientos!”. Y reflexionó en que a veces, “cuantas más leyes necesitamos, más lejos del amor estamos. Porque quien ama cumple toda la ley, porque el amor nunca daña al prójimo”, aseguró recordando la frase de San Agustín: “Ama y haz lo que quieras”.
“Que el hombre no separe el amor de Dios del amor al prójimo -prosiguió- porque si nos olvidamos de Dios, a la larga terminamos no amando al prójimo”. A su vez, “si dejamos de lado a los hermanos, el amor se Dios se vuelve insípido y vacío”, completó.
Este mandamiento “nos pone en jaque, porque nos interpela en la situación actual que, en el peligro del encierro, que nos asila, nos pone a nosotros en el centro de nuestro propio cuidado”. Por el contrario, “estos dos mandamientos nos desafían a salir, no a ponernos a nosotros en el centro”, agregó el obispo neuquino.
Luego dijo que poner a Dios en el centro implica preguntarle: “¿Qué piensa Dios? ¿Qué dice Dios? ¿Qué siente Dios?”. Recordando las palabras de Francisco, monseñor Croxatto expresó: “En la misma barca en la que estamos hoy se vienen momentos muy duros y no sabemos por dónde caminará el mañana. No sabemos qué viene ni qué deberemos enfrentar”.
“En la cultura del bienestar, ser cristiano no significa sentirse bien o mal, sino sentir a los que viven mal, pensar en los que están sufriendo y reaccionar ante su impotencia sin refugiarnos en nuestro propio bienestar”, sostuvo mencionando la importancia de tener en cuenta al prójimo.
Por eso, “no hay que dar por supuesto que somos cristianos, y no siempre vivir correctamente significa ser cristianos”, aclaró y advirtió sobre la tentación de “hacer oídos sordos al clamor de tantos, lo que nos sitúa fuera de la voluntad del Padre y de su proyecto”.
“Necesitamos una nueva mentalidad -dijo finalmente-, que dé prioridad a la vida de todos, no solo a la nuestra”. Y manifestó: “Si querés saber si realmente amás a Dios, preguntate ¿qué lugar ocupa el otro en tu vida, en tus búsquedas, en tus proyectos?”.+