Mons. Colombo: "Nuestra confianza absoluta siempre deberá estar en Dios"
- 15 de febrero, 2022
- Mendoza (AICA)
El arzobispo de Mendoza se detuvo a reflexionar sobre las lecturas del 6° domingo durante el año y afirmó que confesar al Señor "trae aparejadas dificultades".
En su homilía de este sexto domingo durante el año, el arzobispo de Mendoza, monseñor Marcelo Daniel Colombo, se detuvo sobre las lecturas y el Evangelio de ese domingo.
En la primera lectura en la que el profeta Jeremías dice "Maldito el hombre que confiá en el hombre", observó: "¿Será que Dios no quiere que confiemos los unos en los otros' ¿Será que no nos cree capaces de construir confianza entre los hombres?".
Y prosiguió: "Seguramente, cuando el profeta pronuncia estas palabras tan duras nos está diciendo que el hombre es frágil y falible, y que muchas veces fracasa en sus mejores intentos. Es muy difícil construir todo confiando en las personas y ponerlas de manera tan absoluta, porque nos olvidamos que nos pueden fallar, aún en cuestiones de fe. Aún en cuestiones relacionadas con nuestra vida cotidiana. Nuestra confianza absoluta siempre deberá estar en Dios".
Luego se refirió a la carta del apóstol Pablo a los Corintios: "En muchos casos, la afirmación de la Resurrección del Señor quedaba nada más como una expresión relativa a Dios, sin eficacia sobre la vida de los hombres. Sin embargo, el apóstol insiste en que, de la Resurrección de Cristo, hemos recibido la capacidad de resucitar un día también nosotros. Esa Resurrección nos ha ganado para siempre el amor de Dios".
Finalmente abordó el Evangelio de las Bienaventuranzas: "En este texto resultan claros dos ámbitos de personas. Las personas que sufren, las que tienen que lamentar alguna forma de desprecio, de persecución o de calumnia, y también las personas que viven gracias a esas exclusión, las que lucran gracias a los otros, que sacan ventaja de las desgracias ajenas".
En ese sentido, profundizó: "Es un Evangelio tajante que nos hace pensar en nuestras actitudes y también nos permite pensar en los dolores que experimentamos cada vez que fuimos capaces de testimoniar a Jesús y vivir según su Voluntad".
Y agregó: "Muchas veces, inclusive, en nuestras propias familias o ámbitos laborales, el hecho de confesar nuestra condición de creyentes, de querer vivir a Cristo como Señor de nuestra vida, nos trae aparejadas muchas dificultades".
Para terminar, advirtió: "Son motivo de nuestra preocupación las conductas nuestras o las conductas sociales que se benefician de todo lo que ofende a Dios o a los hombres que quieran vivir según su Voluntad". +