Mons. Cargnello llamó a los salteños a ser líderes profundamente humanos
- 26 de mayo, 2022
- Salta (AICA)
El arzobispo de Salta, monseñor Mario Antonio Cargnello, presidió el 25 de mayo en la catedral del Señor y Virgen del Milagro, el tradicional tedeum.
En un nuevo aniversario del Primer Gobierno Patrio, el arzobispo de Salta, monseñor Mario Antonio Cargnello, encabezó la oración del tedeum en la catedral local.
En su mensaje, el prelado destacó la “fuerza especial” del tedeum de este 25 de mayo: “Estamos queriendo salir del cuadro de la pandemia, porque ahí está como amenazándonos. Pensé que pasaron dos años y poca era la marca, pero no, es grande la marca que ha quedado en las personas, en las familias, son muchos los amigos, familiares que partieron a la casa del Padre”, consideró. “No hemos quedado sin marcas en nuestra salud, en nuestra percepción de la realidad, el golpe ha sido real y profundo. Se suma el marco mundial de la guerra, que amenaza con ser una tercera Guerra Mundial y genera incertidumbres. Se empiezan a ver las consecuencias económicas de decisiones tomadas en torno a la guerra, que pueden crear situaciones muy difíciles para la humanidad y que, a pesar de estar lejos, no es que no nos impactó”, enumeró.
“Sumado a estas situaciones, Salta es zona limítrofe, incluso tenemos límites internacionales con Bolivia, Paraguay y Chile, se suman fenómenos muy dolorosos, como el tráfico de drogas y la trata de personas. Un tráfico cuyas secuelas las vemos en nuestra juventud -y aquellos que no son tanto-, heridos por el consumo de la droga que ve mutilado su futuro, reducido, empobrecido”, lamentó el arzobispo.
“Es un tiempo difícil, pero no por difícil menos desafiante, y partimos de una convicción: si este es nuestro tiempo, nosotros somos las personas que tenemos que llevar la barca de la historia en este tiempo, no en el pasado idílico que nunca existió como perfecto o en un futuro utópico. Son ustedes los líderes de este tiempo”, aseguró.
Y dirigiéndose especialmente a la gente del noroeste, presentó tres figuras: la de Fray Mamerto Esquiú, la de María Antonia de Paz y Figueroa, y la de los Mártires del Zenta.
Refiriéndose a fray Esquiú, destacó su papel en la formulación de la Constitución Nacional, momento histórico donde el religioso “no entró en la contienda”, sino que llamó a los argentinos a mirar “a quien es la fuente de toda paz, orden y justicia, que es Dios”.
“¿Qué hizo Esquiú? Simplemente miró la sociedad desde Dios y, a los católicos, les dijo que no temieran, tenemos que obedecer porque la ley es lo que nos va a dar la garantía de convivencia, es la base de un pacto social, diríamos hoy”, valoró, animando a recuperar el sentido liberador de la ley, al tiempo que señaló: “nuestros líderes tienen que ser ejemplos del cuidado y respeto por la ley, esa ley que se enraíza en Dios, a quien no hay que temer”, porque “es fuente de respeto por la diversidad y busca la comunión”.
En segundo lugar, se refirió a la figura de la Mama Antula, santiagueña, nacida en Silipica, en el interior de Santiago. “Cuando fueron expulsados los jesuitas, ella tomó sobre sí, como una misión, predicar los ejercicios espirituales. Se convirtió en una andariega, llegó por distintos lugares de la República, llegando a Buenos Aires. Y a pesar de ser despreciada y tratada de loca, construyó la casa de ejercicios, que todavía existe en el barrio de Constitución, donde pasaron muchos de nuestros próceres de mayo”, relató.
“Ella conseguía sacerdotes que predicaran los ejercicios y hablaba del bien, invitaba a amar a Dios y a la Patria, a servir”, valoró. “Cuando alguien tiene una pasión por el bien, y en este momento necesitamos pasión por el bien común, no hay instancias, no hay fríos ni calores, no hay cansancios, no hay desprecios. Hay amor y servicio”, aseguró monseñor Cargnello.
Finalmente, al referirse a los Mártires del Zenta, recordó que todo aconteció el 27 de octubre de 1683, en una región que va de Ledesma al norte hacia Pichanal, donde está una de las misiones.
“¿Qué había sucedido? El tema era el vínculo del criollo con el español y el aborigen, sobre todo en la zona del Chaco gualamba. Había dos hipótesis, una era el exterminio de los indios belicosos; la otra que había que justificar evangelizar. El raid en este tiempo era el evangelizar. En esos tiempos gobernaba Fernando de Mendoza Mate de Luna que defendía esta tesis”, explicó el prelado.
“El párroco de Jujuy, Pedro Ortiz de Zárate, aprovecho el nombre, ya que era nieto del fundador. Era un hombre que se había casado y tenía dos hijos, pero cuando enviudó, dejó a los chicos al cuidado de la abuela. Fue ordenado sacerdote y estuvo dos años en Humahuaca y, luego en Jujuy, era un hombre que guía a su pueblo y que quería a las comunidades aborígenes, ya que su padre había sido encomendero. Se preocupó por ellos, por su vida espiritual, por su salud, los respetó y su justicia. Quería la paz. Entonces, cuando se dio la posibilidad porque el marco social histórico lo permitía, él organizó la misión”.
“Aquí, frente a la Tienda San Juan estaban los jesuitas, dos de ellos emprenden el camino de ayudar a Pedro de Ortiz y se van hasta Uquía, bajando hasta Ledesma. Llegando empiezan a predicar, porque uno de ellos era sardo –de la Isla de Cerdeña- y tenía una sensibilidad en el trato con los aborígenes, conocía la lengua y los acercaba muchísimo a ellos. El trabajo suscitó la envidia de los brujos de dos tribus. En un momento en que uno de los jesuitas volvió a Salta para buscar provisiones, los cercaron y les avisaron que los iban a matar. Después de misa, a la tarde, cuando estaban reunidos para dar el catecismo, los mataron a ellos dos y a 18 laicos”, relató.
“Sabemos el nombre de ellos dos, porque no siguió el proceso de identificar los nombres de los misioneros, se sabe de uno, de un aborigen, jefe de tribu del grupo, a él también lo matan. Había negros, españoles, niños que dieron la vida por la unidad de los salteños. Nosotros vamos a celebrar, si Dios quiere, el 2 julio la beatificación”.
“Los desafíos son distintos hoy, pero la vida, la sangre y el entusiasmo de la gente del Norte es la misma. Me permito presentar en esta circunstancia a los santos que están dentro de nosotros, que son parte de nuestro legado e impulso de nuestro compromiso. Ellos nos abren la mirada”, sostuvo.
“Hoy el tema de la unidad, entre los distintos grupos es un desafío. Nos retamos demasiado, nos maltratamos mucho, damos rienda suelta a lo que queremos decir y no tememos ofender. Es hora de pensarnos de otra manera, de creer que el amor es más fuerte, incluso que la muerte, como los creyeron nuestros Mártires de Zenta, la Mama Antula y Fray Mamerto Esquiú”, exhortó, invitando a descubrirlos “como ciudadanos que quieren, desde el amor de Dios, una patria mejor, que creen en la fraternidad, que cultivan el perdón, que aprecian la ley, que nos desafían a ser líderes hoy, que nos invitan a sembrar el bien a toda costa, que nos dan un horizonte por el que vale la pena dar la vida y una mirada que tiene la eternidad, no para huir del presente sino para asumirlo totalmente, que nos ayudan a mirar el rostro de los otros, que nos invitan a desgastarnos en la vida”.
“Ellos nos invitan a ser verdaderos líderes profundamente humanos. Que ellos nos bendigan y nos hagan descubrir, que también en el Siglo XXI el Norte tiene una palabra que dar y los líderes son ustedes”, concluyó.+