Jueves 14 de noviembre de 2024

Mons. Buenanueva: Señor, no dejes de purificarnos con tu Palabra

  • 20 de octubre, 2021
  • San Francisco (Córdoba) (AICA)
El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, compartió sus reflexiones sobre el Evangelio en su columna en el periódico "La Voz de San Justo".
Doná a AICA.org

"Beber del cáliz de Jesús", es el título que el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, eligió para su columna semanal en el periódico la Voz de San Justo.

El obispo comenzó su meditación con una cita del Evangelio del domingo: “¿Pueden beber el cáliz que yo beberé y recibir el bautismo que yo recibiré? «Podemos», le respondieron…”.

"Santiago y Juan eran entonces como nosotros ahora: sinceros pero inmaduros", consideró el prelado. "Jesús les había conquistado el corazón. Con él habían emprendido el camino del anuncio del Reino. Lo acompañan desde la primera hora, cuando el 'Sígueme' del Señor a orillas del lago los hizo dejarlo todo".

"Pero son inmaduros. Están -como nosotros- desbalanceados: todavía demasiado ensimismados y centrados sobre ellos mismos. Y, ese desbalance, a ellos como a nosotros, los ciega para ver la realidad. Jesús los irá transformando de a poco. Cambiará su deseo inmoderado de poder y prestigio por un amor humilde, entregado, generoso. Libre".

"Hoy los provoca: ¿Beberán conmigo el cáliz? No otro, sino el cáliz de Jesús. Y el amor y la generosidad toman la delantera, pasando por arriba del deseo de poder: ¡Podemos!, responden", observó. Y comparó: "Con nosotros, Jesús aplica la misma pedagogía de amor: nos conquista el corazón, comparte con nosotros la vida (eso significa, entre otras cosas: 'beber del mismo cáliz') y, poco a poco, nos va cambiando por dentro".

"La meta es ser como él: servidores que entregan la vida. 'Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud'", citó.

Y destacando que el Evangelio, escuchado con fe, inspira nuestra plegaria, monseñor Buenanueva animó a rezar así: “También nosotros, Señor Jesús, como Santiago y Juan, tenemos una fe débil e inmadura, demasiado centrada en nosotros. Por eso, te suplicamos que, como a ellos, también a nosotros no dejes de purificarnos con tu Palabra. Que podamos beber tu cáliz, compartir tu destino de servicio hasta la entrega de la vida, para ocupar nuestro lugar en el Reino de Dios. Amén".+