Viernes 15 de noviembre de 2024

Mons. Buenanueva pidió que la luz de Jesús "nos transfigure el corazón"

  • 3 de marzo, 2021
  • San Francisco (Córdoba) (AICA)
El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, compartió en el periódico "La Voz de San Justo", sus reflexiones sobre el Evangelio dominical.
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Con el título "Del desierto a la montaña", el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, dedicó su reflexión del domingo a la escena evangélica de la Transfiguración del Señor.

“Seis días después, Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó a ellos solos a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos. Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas. Y se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús", citó el prelado.

Al respecto, repasó: "El pasado domingo íbamos con Jesús al desierto. Hoy nos sumamos a Pedro, Santiago y Juan que, con Jesús, suben a la montaña. Si el desierto es lugar de prueba, la montaña lo es de la revelación de Dios. Allí, con el horizonte infinito del cielo, el Dios vivo se da a conocer, se muestra, sale al encuentro, busca a sus amigos".

"Por eso, en la montaña santa, el Padre nos revela a Jesús. Nos permite contemplar su misterio: él es el Hijo muy querido, el profeta que ha de ser escuchado. Hijo amado, Palabra de vida y mano tendida que busca la reciprocidad de sus hijos: amistad y alianza".

"Estos mismos discípulos serán también testigos de su humillación: lo verán en la cruz, aparentemente derrotado por sus enemigos. Sin embargo, no deben dejarse ganar por la desesperanza. La verdadera y definitiva transfiguración del Señor será su pascua: la muerte dará paso a la vida, la humillación a la resurrección", destacó.

"Cada año, en este segundo domingo de Cuaresma, la liturgia nos propone el misterio luminoso de la transfiguración del Señor. Y lo hace para animarnos a la esperanza en medio de las dificultades de la vida", consideró monseñor Buenanueva, invitando a los fieles a orar. "La oración es diálogo de amistad con Aquel que sabemos que nos ama, diría santa Teresa de Jesús, que de oración, amor y encuentro sabía… y mucho".

"Te comparto esta oración que podés hacer tuya, completándola también con tus propias palabras: 'Señor Jesús, como a Pedro, Santiago y Juan, tómanos de la mano, llévanos contigo al monte santo y transfigurate ante nuestros ojos. Que tu luz divina pase a través de tu santa humanidad y nos transfigure el corazón. Amén'".+