Mons. Buenanueva pidió a Cristo Rey que desarme toda soberbia de nuestro corazón
- 25 de noviembre, 2021
- San Francisco (Córdoba) (AICA)
En la solemnidad de Cristo Rey, el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, compartió sus reflexiones sobre el Evangelio.
“Tú lo dices: yo soy rey. Para esto he nacido y he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. El que es de la verdad, escucha mi voz”. Con esta cita evangélica, el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, comenzó su reflexión semanal, dedicada en esta oportunidad a la solemnidad de Cristo Rey.
Al respecto, el obispo señaló: "Estas palabras de Jesús las oye Pilatos, pero están dirigidas a nosotros".
Al concluir el año litúrgico, el obispo aconsejó: "Miremos fijamente a nuestro Rey Jesús. Veámoslo como lo ve -intrigado e inquieto, por cierto- el poderoso gobernador romano: un Rey humillado y escarnecido, pero misteriosamente dueño de sí, majestuoso y Señor".
"Él es Rey porque es la Verdad que viene del corazón del Padre. Es Rey porque dice la Verdad. No cualquier verdad, por importante e imprescindible que esta sea, sino porque revela la Verdad que anhela el corazón humano: la Verdad sobre Dios, sobre la vida y sobre la salvación", afirmó.
"Es el Cordero de Dios a punto de ser inmolado por nosotros. Es la manifestación viva del único verdadero poder que merece ese nombre: el amor hasta el fin, la misericordia y la compasión", continuó. "Es el amor de Dios. El único que puede realmente salvar".
"Nosotros, como también Pilatos, no nos convencemos de que las cosas sean así. En el fondo de nuestro corazón seguimos anhelando demostraciones de fuerza, vencer por la prepotencia y el dominio, imponer la propia voluntad", advirtió monseñor Buenanueva.
"Nos interpela el Dios humilde que se deja entregar en manos de los pecadores. Sin embargo, después de haber celebrado, a lo largo del año, el misterio de Cristo Salvador, quedémonos en oración silenciosa ante este Jesús, rey humilde que gobierna anunciando la verdad y entregando la vida", exhortó.
"En el silencio de nuestra oración dispongamos el corazón para que el mismo Cristo rey nos lo explique", animó.
E invitó a orar así: “Señor Jesús, estás en las manos de Pilatos. Quisiéramos que, aunque más no sea por un instante, manifestaras todo tu poder y tu fuerza. Sin embargo, callas y te dispones al sacrificio. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo y nos das la paz: con tu sola presencia, convéncenos y desarma toda soberbia de nuestro corazón. Rey del mundo: toma posesión de lo que te pertenece. Amén".+