Mons. Buenanueva: "La Iglesia está experimentando un gran proceso de transformación"
- 14 de julio, 2020
- San Francisco (Córdoba) (AICA)
El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva, destacó la importancia del Programa de Financiamiento Eclesial (FE) en el marco del proceso de trasformación que está experimentando la Iglesia.
El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva, destacó la importancia del Programa de Financiamiento Eclesial (FE) que presentó recientemente la Conferencia Episcopal Argentina, tendiente a recibir donaciones a través de plataformas virtuales de pago y a concientizar sobre el sostenimiento de la obra evangelizadora.
"La Iglesia está experimentando un gran proceso de transformación", aseguró el prelado en una entrevista al diario La Voz de San Justo.
"Está pasando en la Iglesia lo mismo que está pasando en la sociedad. Hoy se ha disparado la compra online que antes casi no existía. Debemos aprovechar este programa, movernos dentro de la diócesis, dentro de las 30 parroquias que la integran y contarle a la comunidad lo que hacemos y brindarles todas las herramientas posibles para que puedan colaborar", puntualizó.
El obispo consideró que la emergencia sanitaria por el coronavirus “está acelerando procesos en todos los niveles” y detalló lo que sucede en los ambientes eclesiales: “Hay personas que están viviendo sin fe y en algunos casos eso se intensifica. Otras hicieron un proceso contrario, se interesaron en saber cómo se sostiene una parroquia y deciden colaborar", diferenció.
Consultado sobre en qué notaba la transformación de la Iglesia, monseñor Buenanueva respondió: “Está adquiriendo un rostro más laical y más femenino. Hoy los laicos están asumiendo responsabilidades que hasta hace poco quizás monopolizábamos los curas. También está creciendo la presencia y el rol de la mujer, que era un gran reclamo”.
-El Episcopado argentino anunció el Programa de Financiamiento Eclesial (FE) en el marco de una separación económica del Estado, ¿qué opinión le merece?
-Yo estoy muy entusiasmado, es un muy buen programa en el marco de algo más amplio que es este proceso de separación económica del Estado. Durante la administración de Macri se dio esta situación que hizo que la Iglesia planteara con mucha claridad -algo que yo aprobé de entrada- que fuéramos resignando de a poco el aporte del Gobierno Nacional.
-¿Cómo afecta a la Iglesia dejar de percibir ese aporte oficial?
-Hay que volver a decirlo y lo vamos a decir todas las veces que sea necesario: a la Iglesia no la sostiene el Estado, la sostenemos los católicos. El Estado Nacional, en cumplimiento del artículo 2 de la Constitución hace un aporte que representa entre el 6 y el 8% del total de los ingresos. De todos modos, ese aporte es muy importante para las diócesis más pobres o para algunas instituciones como los seminarios.
-¿Cómo se está llevando a cabo esa prescindencia?
-Quitarlo de golpe hubiera sido difícil, aunque algunas diócesis ya han renunciado. Nosotros sí seguimos recibiendo ese aporte que son unos 46.000 pesos que entran al obispado. En realidad hace 20 años que venimos hablando y ensayando distintos modos de mejorar la conciencia en los católicos de que somos nosotros los que sostenemos a las comunidades y que tenemos que aumentar ese aporte.
"Está pasando en la Iglesia lo mismo que está pasando en la sociedad. Hoy se ha disparado la compra online que antes casi no existía. Debemos aprovechar este programa, movernos dentro de la diócesis, dentro de las 30 parroquias que la integran y contarle a la comunidad lo que hacemos y brindarles todas las herramientas posibles para que puedan colaborar".
-¿Qué acciones se tomaron para llevar a cabo esta reforma económica?
-En este proceso, el Episcopado hizo dos cosas: formar una comisión para el sostenimiento de la obra evangelizadora que tiene como misión llevar adelante todo un proceso para que las diócesis crezcamos en conciencia y mejoremos solidariamente la recaudación de fondos. Una de las primeras acciones fue encargarle a la consultora Voices una encuesta que resultó muy buena. Volvieron a aparecer muchos datos como la creencia de la gente que a la Iglesia la mantiene el Estado o el Vaticano. Pero también apareció un nuevo dato que nosotros empíricamente ya conocíamos: la inmensa mayoría de las personas cree que pedir plata es pedir para el cura.
-Esa creencia es muy fuerte...
-Yo estoy mucho en las redes y leo a menudo que a los curas nos mandan a trabajar. Es como si la Iglesia se identificara solo con los curas. Pero es más amplio: es sostener la obra evangelizadora de nuestras comunidades, sostener la obra de Cáritas, la tarea educativa de la Iglesia. Obviamente, dentro de eso está el sostenimiento de los curas, pero no es solo eso.
-Cómo afectó la cuarentena a este proceso?
-Nosotros vimos venir un problema muy grande porque se suspendían las misas y sin colectas ¿cómo íbamos a hacer para afrontar los gastos mensuales? Una parroquia tiene los gastos de un hogar en una dimensión mayor: sueldos, servicios, etc. Después de un momento de zozobra, comenzamos a verlo de otra manera. El obispado de San Francisco había conseguido reducir su déficit que había llegado a ser de un millón de pesos, ahora con la pandemia volvimos a esa situación. Pero la respuesta en todas las parroquias ha sido muy buena. La gente que las conoce, que sabe cómo se mueven, han tenido iniciativa. Se dieron cuenta de que todos los católicos tenemos que sostener la obra evangelizadora.
-Esta respuesta ¿por qué medios se dio?
-Algunos acercaban un sobre a la parroquia y otros aprovechaban esto que se está potenciando ahora: los medios electrónicos de pago. La Conferencia Episcopal acaba de firmar un convenio con Mercado Pago. Ahora con un código QR podés hacer una donación a tu parroquia. Este programa impulsa eso y tiene un sentido federal. En sus redes sociales suben a diario testimonios de distintas partes del país y de acá reflejaron la situación del barrio La Milka, donde hay una hermosa comunidad, que renovó su templo y que son muy activos. La idea es reflejar lo que la Iglesia hace, que se entienda que no somos solo los curas.
-Es una buena señal de que la comunidad está dispuesta a colaborar si se abren las posibilidades...
-La colecta de Cáritas de hace unas semanas era una incógnita y resultó ser extraordinaria. Todavía no tenemos los números porque no terminaron de rendir todas las parroquias, pero el aporte ha sido extraordinario. La gente ha visto a Cáritas trabajar. Vienen llevando adelante un trabajo muy importante. Cáritas está mayormente integrado por personas grandes, que por esto de la pandemia han tenido que guardarse. Se hizo una campaña de voluntarios y se sumaron muchos. La gente ve que se trabaja mucho y por eso respondieron de esa manera.
-¿Dónde ven el mayor crecimiento en la colaboración de los creyentes?
-Han crecido extraordinariamente los aportes con transferencia, porque Cáritas difundió los CBU y algunas parroquias difundieron mucho la opción de Mercado Pago. Esto nos dice que si la Iglesia comunica -y eso es un poco a lo que apunta el programa- y es hábil en transmitir lo que hacemos, lo que son nuestras comunidades cristianas, mucha gente se va a sentir estimulada a colaborar. Quizás también otros católicos que no participan activamente y consideran valiosa la obra de la Iglesia, se van a decidir a colaborar.
"La emergencia está acelerando procesos en todos los niveles. Hay personas que están viviendo sin fe y en algunos casos eso se intensifica. Otras hicieron un proceso contrario, se interesaron en saber cómo se sostiene una parroquia y deciden colaborar".
-La Iglesia históricamente ha sido un refugio para los más necesitados ¿cómo se manifestó esto durante la pandemia?
-La atención de familias carenciadas durante la pandemia se ha disparado. El párroco de Devoto nos comentaba que antes les daban merienda y dos cenas a 80 chicos y ahora son 120. Eso sucede en todos lados. Entonces, la gente que aporta a la Iglesia tiene que saber que ayuda a esas acciones.
-Otro fenómeno que apareció es la necesidad de acudir a herramientas como el "streaming" para llegar a los fieles...
-Todas las comunidades debimos desembarcar en el "streaming". Todos tuvimos que aprender a transmitir una misa o usar plataformas para dar catequesis o realizar encuentros. Cuando vuelvan las misas con fieles no vamos a dejar de transmitir, porque de esa manera no solo llegamos a personas que no pueden venir a la iglesia por enfermedades u otras limitaciones, sino que también se han ido sumando otras personas. Había gente que tenía un poco dormida su experiencia religiosa y ahora se despierta.
-¿Cree que cuando pase la pandemia puede haber un mayor acercamiento a la Iglesia?
-Esto ha pasado en otros momentos de la historia. Después de la Segunda Guerra Mundial se llenaron los seminarios, con chicos que habían estado en el frente. Esa situación extrema genera preguntas espirituales. No digo que vaya a pasar lo mismo, pero ante la posibilidad de enfermarnos o morirnos, se sacudió un poco el espíritu.
-Las redes sociales también adquieren un rol protagónico...
-Yo soy muy activo en las redes y no paso un día sin recibir una consulta espiritual. Por ahí hay gente que vio un video que subí, una reflexión que hice y me hace una consulta, muchas veces muy profunda. Algunos se apartan de la fe y otros hacen más intenso su vínculo con la fe. La crisis les remueve sus preguntas vitales y la pregunta por Dios está en el corazón de todos. Mi actitud personal es evitar respuestas tajantes. ¿Desaparece la Iglesia o va a crecer? No lo sé. Quizás presenciemos un mix, una transformación. El Evangelio también circula por las redes. La Iglesia viene viviendo un proceso de transformación muy fuerte. Yo no sé si alguna vez vamos a volver a llenar esta Catedral, que tiene capacidad para 1.500 personas. Pero eso no significa que la Iglesia va a desaparecer. Mucha gente no se siente identificada con asistir a la misa, pero como dice un teólogo, la Iglesia va a crecer en las almas.
-¿En qué nota la transformación de la Iglesia?
-Está adquiriendo un rostro más laical y más femenino. Hoy los laicos están asumiendo responsabilidades que hasta hace poco quizás monopolizábamos los curas. También está creciendo la presencia y el rol de la mujer, que era un gran reclamo. Las comunidades católicas están integradas mayoritariamente por mujeres, pero no había mujeres en roles directivos. El reclamo más grande es que sean incorporadas al sacerdocio y la Iglesia dijo que ese paso no es posible. Pero eso no significa que no puedan tener roles directivos, por eso el Papa fue incorporando cada vez más mujeres en tareas de relevancia dentro del Vaticano".+