Mons. Buenanueva: Gracias, Señor, por la misión que me regalaste
- 10 de mayo, 2022
- San Francisco (Córdoba) (AICA)
En el marco de la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, dedicó su reflexión semanal a la misión de cada uno.
El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, dedicó su columna semanal a reflexionar sobre las vocaciones, en el Domingo del Buen Pastor.
“Los católicos -dijo- celebramos este domingo la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Como cada año, el papa Francisco escribió un mensaje, en esta ocasión con el lema: ‘Llamados a edificar la familia humana’”.
“Vocación”, consideró el prelado, es una hermosa palabra. “Evoca una experiencia fundamental: alguien sabe nuestro nombre y lo pronuncia, no con fría indiferencia sino con genuino interés por nuestra persona”.
“Para la fe cristiana es, además, una palabra fuerte. Dejo hablar aquí al papa Francisco: ‘A Miguel Ángel Buonarroti se le atribuyen estas palabras: «Todo bloque de piedra tiene en su interior una estatua y la tarea del escultor es descubrirla». Si la mirada del artista puede ser así, cuánto más lo será la mirada de Dios […] Su mirada de amor siempre nos alcanza, nos conmueve, nos libera y nos transforma, haciéndonos personas nuevas.’”.
“La vida no es una casualidad. Ningún ser humano es un capricho del azar. Somos fruto de un amor eterno que nos abre a la vida. Hoy rezamos para que cada ser humano pueda vivir esa experiencia”.
Seguidamente, el obispo compartió una experiencia personal: “Siempre que escucho ‘Gracias a la vida’ de Violeta Parra, me tomo la licencia de imaginar la palabra ‘vida’ con mayúsculas. ‘Vida’ es nombre divino. El del Dios que ama la vida, que solo sabe crear, perdonar y resucitar”.
“Por eso, dejándome una vez más mirar por Dios (eso es, en definitiva, orar), solo puedo decir: ‘Gracias, Señor, porque me has dado tanto. Gracias por mirarme, llamarme y compartir conmigo la hermosa aventura de edificar fraternidad. Gracias por la misión que me regalaste y me ha puesto a caminar. Gracias por el camino que comparto con mis hermanos, por sus senderos de luz y también por sus quebradas oscuras. Vos caminás con nosotros. Amén’”.+