Mons. Buenanueva: En la noche que envuelve a la humanidad, Tú eres nuestra luz
- 13 de abril, 2022
- San Francisco (Córdoba) (AICA)
En el marco del Domingo de Ramos, que da comienzo a la Semana Santa, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva compartió con los fieles una reflexión.
El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, publicó en el periódico "La Voz de San Justo" sus reflexiones sobre el Evangelio del Domingo de Ramos, que da comienzo a la Semana Santa.
El prelado comenzó su meditación con una cita del Evangelio: “Era alrededor del mediodía. El sol se eclipsó y la oscuridad cubrió toda la tierra hasta las tres de la tarde. El velo del Templo se rasgó por el medio. Jesús, con un grito, exclamó: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu». Y diciendo esto, expiró.
Cuando el centurión vio lo que había pasado, alabó a Dios, exclamando: «Realmente este hombre era un justo». Y la multitud que se había reunido para contemplar el espectáculo, al ver lo sucedido, regresaba golpeándose el pecho. Todos sus amigos y las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea permanecían a distancia, contemplando lo sucedido".
Al respecto, señaló: "Así relata san Lucas la muerte de Jesús. En la hora de mayor luz y calor, la oscuridad cubre toda la tierra. Tres horas de agonía que alcanzan a toda la creación. De repente y llevando la tensión al máximo: el grito de Jesús, su plegaria final… y filial".
"En medio de esas tinieblas: un espacio para la luz. Viene del alma de ese crucificado que se sabe Hijo y se abandona en las manos del Padre", describió.
"El centurión (un pagano) entrevé algo. Reconoce en el crucificado a un hombre justo. Una de tantas víctimas inocentes de la injusticia humana. ¿Qué ha llegado a comprender?".
"Este Domingo de Ramos escuchamos el relato de la Pasión según san Lucas. Sería bueno que nos quedemos en silencio, 'contemplando lo sucedido'. A la distancia, como los amigos de Jesús y las mujeres, sus más fieles discípulas". "Es lo que buscamos en Semana Santa".
“En medio de la noche que hoy envuelve a la humanidad, Señor Jesús, nosotros, como aquel centurión, te contemplamos crucificado. Tú eres nuestra Luz. Tú iluminas nuestras tinieblas. Besamos tus heridas y te decimos: Eres nuestro Hermano y Salvador. Hacemos nuestra tu plegaria. Amén".+