Último adiós en Nueve de Julio al padre Enrique Barbudo
- 2 de julio, 2019
- Nueve de Julio (Buenos Aires) (AICA)
Con una misa exequial presidida por el obispo de Nueve de Julio, monseñor Ariel Torrado Mosconi, en la capilla del colegio San Agustín, la comunidad despidió al padre Enrique Barbudo, fallecido en la madrugada del 1º de julio tras sufrir una descompensación. "Partió con los zapatos puestos y llenos de barro", afirmó el obispo en su emotiva homilía.
En esta fecha tenía previsto viajar a su tierra (España) para visitar a su familia, sin embargo emprendió otro viaje que deseaba aún más: llegar a los brazos del Padre celestial. Sus restos fueron velados en la capilla del Colegio Marianista San Agustín, donde se desempeñó como rector en la década de los 70.
La misa exequial estuvo presidida por el obispo diocesano, monseñor Ariel Torrado Mosconi, quien en su homilía destacó que el padre Enrique "fue un ícono del amor paternal de Dios para nuestra diócesis" y aseguró que hasta sus últimos días vivió con las virtudes que caracterizaron su vida consagrada: "la sencillez y humildad, y su amor incondicional por los más pobres".
Por otra parte, consideró que "enriqueció a toda la diócesis de Nueve de Julio porque nos inculcó una profunda confianza en la misericordia de Dios, el saber que Él nos ama porque somos sus hijos y que jamás nos abandonará. Durante los últimos tiempos nos hablaba continuamente del Cielo, nos decía yo ya estoy cerca y quiero saber cómo será. Siempre nos alentaba en la esperanza y la confianza".
El padre Barbudo nació en Cádiz (España) el 13 de marzo de 1935 y estudió en el Colegio San Felipe Neri de esa ciudad. Profesó como religioso marianista en 1954 y estudio en la Universidad de Madrid en donde obtuvo la licenciatura en Filosofía.
En 1958 fue enviado como misionero a la Argentina y fue ordenado sacerdote en 1966.
Desde su paso por la Argentina estuvo en varias comunidades del país: General Roca (Río Negro); Monte Quemado (Santiago del Estero) y en Nueve de Julio.
Un capítulo especial desarrolló en el norte argentino, donde llegó tras ser catalogado como "Cura tercermundista" y perseguido por la dictadura militar. Allí profundizó su misión pastoral por los más pobres y vulnerables.
En 2005 regresó a Nueve de Julio, donde continuó con su misión pastoral en el sector conocido como Ciudad Nueva, conjunto de barrios de la ciudad. Allí también se desempeñó como capellán de San Pedro y San Pablo.
El padre Barbudo fue autor de numerosos libros. Entre ellos: "Severiano Ayastuy, el santo andarín y hombre de Dios. Reflexiones a la luz de su vida" y "El Señor entró a mi casa".
El padre Enrique, o como lo conocían en el norte, "El cura caminador", partió a la Casa del Padre "con los zapatos puestos y llenos de barro, con la paz de haber dejado un fértil legado" afirmó el obispo, que se puede resumir "en la sencillez y humildad en la vida cotidiana, y en el amor incondicional por los pobres".
"Nueve de Julio hoy llora su partida y extrañará la presencia de uno de los más dignos representantes de la Iglesia Católica en nuestra ciudad y en nuestra diócesis", concluyó.+