Los obispos mexicanos advierten sobre los retos que está dejando la pandemia.
- 3 de julio, 2020
- Ciudad de México (AICA)
Ante los desafíos generados por la pandemia de coronavirus, la Iglesia en México hizo un llamado al su pueblo para resolver en unidad la compleja realidad que vive el país.
Ante los desafíos generados por la pandemia de coronavirus, la Iglesia en México hizo un llamado al su pueblo para resolver en unidad la compleja realidad que vive el país.
A través de un comunicado, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) destacó seis retos que actualmente encara México: un precario sistema de salud; daño a la economía; violencia -entre ella la intrafamiliar, que se ha recrudecido-; la necesidad de una mayor cultura democrática; carencias y desigualdades en el sistema educativo, y falta de compromiso común por la vida.
Estos retos “traen consigo innumerables preguntas y profundos cambios, a los que es necesario responder y enfrentar, ante la disparidad y rapidez con la que se vive esta pandemia”.
1. Los enfermos y vulnerables
La CEM señaló que, a pesar de las medidas implementadas por las autoridades sanitarias en los distintos niveles de gobierno, la cifra de personas enfermas y fallecidas a lo largo y ancho del territorio nacional sigue en aumento.
“Ante esta realidad, es necesario que las autoridades civiles realicen todo el esfuerzo posible para proporcionar, información sólida y transparente sobre la extensión del contagio y su evolución, así como del número de muertes que causa. Por lo que será oportuno que la aplicación de pruebas sea amplia, constante y expedita”.
Asimismo, los Obispos destacan el derecho a la información sobre el alcance real de la pandemia de coronavirus, que no puede ser limitada en modo alguno, pues ello da certidumbre al pueblo cuando se encuentra desconcertado.
“La pandemia ha evidenciado en nuestro país la necesidad de fortalecer el sistema de salud, la falta de insumos suficientes a los asistentes sanitarios, y la urgencia del acceso a los servicios de salud para todos. Así mismo, en ésta circunstancia se ha hecho particularmente visible el papel insustituible de la familia y su capacidad extraordinaria para proporcionar cuidados a los enfermos y a los más vulnerables. Especial mención merece el hecho de que estas tareas, en la mayoría de los casos, han sido asumidas por mujeres”.
2. Los pobres y desamparados
La Iglesia en México destacó que debido a la pandemia se suspendieron muchas actividades productivas que dañan las fuentes de empleo y el ingreso económico de las familias, quienes experimentan la apremiante necesidad de recursos económicos para subsistir.
“Casi 10 mil empresas cerraron durante abril y mayo, de acuerdo con la información oficial ofrecida por el IMSS. Más de 12 millones de trabajadores dejaron de tener ingresos tan solo en el mes de abril y el número de pobres va en aumento acercándose al 60 % de la población nacional”, resaltaron.
“Como pastores hacemos un llamado a la solidaridad y a poner aquello poco que tenemos, nuestros cinco panes y dos peces que el Señor hará multiplicar (Marcos 6,41). Urge, que todos los sectores competentes, gobierno, empresarios y sociedad, generemos condiciones que modifiquen el escenario desolador que estamos viviendo: no podemos dejar morir las fuentes de empleo”.
Por ello, hicieron un llamado a gobernantes y legisladores para que propongan, de manera creativa y oportuna, las mejores soluciones y los incentivos imprescindibles que permitan sortear los difíciles meses de cuarentena para el sector productivo; sin que sectores como los pueblos originarios y la población migrante queden marginados.
3. La violencia
La violencia no está en cuarentena, señalan los Obispos, pues suman ya 14 mil asesinatos en lo que va del año y la violencia intrafamiliar se ha recrudecido, por lo que es urgente alzar nuestra voz y refrendar nuevamente que la caridad cristiana no está al margen de la justicia, sino que la supone.
“Es obligación del Estado hacer efectiva la justicia que implica la seguridad de los ciudadanos, el castigo a los culpables de la violencia y del crimen organizado, sin hacer excepciones en la aplicación del Estado de Derecho. Corrupción e impunidad son un binomio que caminan de la mano, y que nos siguen desafiando en México”.
“La situación actual nos desafía a seguir creciendo en empatía y compasión, especialmente con los más pobres y vulnerables, con los que están perdiendo todo, con quienes sufren la enfermedad o la muerte de un familiar, incluyendo a los afectados del último temblor del 23 de junio”.
4. Una cultura democrática.
En su mensaje, los Obispos destacan que falta un diálogo entre los actores políticos y que existe una polarización ideológica, lo cual trae consigo el riesgo de una insuficiente división de los poderes públicos que debilita los contrapesos democráticos.
“En estas condiciones, resalta la necesidad del ejercicio de la libertad de expresión crítica. La Iglesia se solidariza con los comunicadores que valientemente expresan sus opiniones con verdad y agudeza. Una prensa libre siempre es señal de una sociedad libre”.
“Ante la proximidad del inicio de los procesos electorales de 2021, la Iglesia hace un llamado al pueblo de México y a todos los actores políticos y sociales responsables, para que se fortalezcan las instituciones autónomas del Estado. La larga historia de imposición y manipulación de procesos democráticos que caracterizaron en el pasado a nuestro país es un doloroso recuerdo que por ningún motivo debe repetirse”.
Los Obispos resaltaron que el diálogo es como un antídoto para prevenir las actitudes antidemocráticas, pues el diálogo favorece “una auténtica cultura de la democracia participativa y solidaria, representativa y subsidiaria, promotora de la dignidad y de los derechos humanos. Con estos elementos la democracia se hace una propuesta humana capaz de vitalizar la sociedad y sus instituciones”.
“Por tanto, exhortamos a eliminar todo discurso que promueva el odio, la división, la exclusión y que ahonde en la separación, fragmentación y rencor social. Frente a los grandes retos que enfrenta el país, solo en unidad, solidaridad, comunión, paz y amor podremos salir adelante”.
5. La comunidad educativa
“Reconocemos el admirable esfuerzo de muchos padres de familia, maestros y directivos que continuaron, en la medida de lo posible con la formación de nuestra gente. Hoy, es evidente que la educación no se reduce al ámbito de la escuela”.
El comunicado destacó que en los últimos meses se han manifestado, las grandes carencias y desigualdades del Sistema Educativo Nacional, por lo que hacen un llamado para replantear la política social, para encauzar los esfuerzos de inversión de recursos, talento y creatividad, en este sector.
“La promoción de la educación, en sus diferentes niveles, es una de las tareas principales del Estado, que no puede reducirse tan drásticamente con argumentos de austeridad. Es urgente reconsiderar, de manera inmediata, la situación de múltiples universidades, centros de investigación, así como espacios de cultura y promoción del arte, el deporte y la ciencia. El Papa Francisco nos convoca a hacer un gran “pacto educativo”, y la pandemia es una ocasión para acercar y articular a la familia, la escuela y toda la sociedad”.
6. La unidad
Asimismo, los Obispos aseguran que a lo largo de la historia “nuestro pueblo ha sabido sobreponerse a momentos difíciles de donde ha salido fortalecido.
“Al abrazar al Pueblo de Dios, estamos convencidos de que es momento de generar espacios de encuentro, diálogo, y consensos sociales, económicos y políticos: gobiernos, sociedad, iglesias, empresas, medios de comunicación, organizaciones de la sociedad civil, comunidades e instituciones de todo tipo, estamos llamados a manifestar desde nuestras respectivas misiones, nuestro compromiso común por la vida, la justicia, la solidaridad, la subsidiariedad, y el cuidado de nuestra ‘casa común'”.