Los cinco consejos que el Papa les dio a los confesores
- 12 de marzo, 2021
- Ciudad del Vaticano (AICA)
Francisco habló con los participantes del XXXI Curso sobre el Foro Interno, promovido por la Penitenciaría Apostólica, sobre el sacramento de la Reconciliación y les dio consejos a los confesores.
El papa Francisco recibió en audiencia a los participantes del XXXI Curso sobre el Foro Interno, promovido por la Penitenciaría Apostólica, ante quienes dirigió un mensaje en el que reflexionó sobre el significado del sacramento de la Reconciliación y dio cinco consejos a los confesores al explicarles cuál debe ser la actitud religiosa que deben tener ante el pecador perdonado.
“Me gustaría detenerme con ustedes en tres expresiones, que explican bien el sentido del sacramento de la Reconciliación, porque confesarse no es ir a la tintorería a quitarse una mancha. No. Es otra cosa. Pensemos bien lo que es”, les pidió el pontífice, al citarlas: "Abandonarse al Amor", "dejarse transformar por el Amor" y "corresponder al Amor". Luego ofreció cinco consejos.
Asombrarse de los hermanos que piden el perdón de Dios
Para Francisco, abandonarse al Amor significa “hacer un verdadero acto de fe”, pero la fe –advierte– “nunca puede reducirse a una lista de conceptos o a una serie de afirmaciones que hay que creer. La fe se expresa y se entiende dentro de una relación: la relación entre Dios y el hombre y entre el hombre y Dios”, pues la fe “es el encuentro con Dios mismo que es Misericordia y es el abandono en los brazos de este amor misterioso y generoso, que tanto necesitamos, pero al que, a veces, tenemos miedo de abandonarnos”.
El pontífice después señala que “quien no se abandona al amor de Dios acaba, tarde o temprano, abandonándose a otra cosa, terminando "en brazos" de la mentalidad mundana, que al final trae amargura, tristeza y soledad y no se cura”. Por tanto, el primer paso que Francisco considera para una buena confesión es “el acto de fe, de abandono, con el que el penitente se acerca a la Misericordia”.
Su consejo para los confesores es que “deben ser capaces de asombrarse siempre de los hermanos que, por fe, piden el perdón de Dios y, todavía sólo por fe, se abandonan a Él, entregándose en la Confesión”.
Percibir el milagro del cambio
Dejarse transformar por el amor: Esta es la segunda expresión sobre la que ha reflexionado Francisco. Sabemos muy bien que no son las leyes las que salvan: “el individuo no cambia por una árida serie de preceptos, sino por la fascinación del amor percibido y libremente ofrecido” dice Francisco. Por tanto, cuando el penitente que encuentra en la conversación sacramental un rayo de este amor acogedor, “se deja transformar por el amor, por la gracia, empezando a experimentar esa transformación de un corazón de piedra en un corazón de carne”.
Ante esta situación, el buen confesor –afirma– “está siempre llamado a percibir el milagro del cambio, a advertir la obra de la Gracia en el corazón de los penitentes, favoreciendo en lo posible la acción transformadora”.
Señalar siempre el amor al prójimo
Después, el Papa explica que el abandono y el dejarse transformar por el amor tienen como consecuencia necesaria una correspondencia con el amor recibido. Francisco declara que es una correspondencia “que se manifiesta en el cambio de vida y en las obras de misericordia que le siguen”, pues, quien ha sido acogido por el amor “no puede dejar de acoger a su hermano”, quien se ha abandonado al amor, “no puede sino consolar al afligido” y quien ha sido perdonado por Dios, “no puede dejar de perdonar de corazón a sus hermanos”.
En este sentido, el Santo Padre asegura que “Dios nos muestra un amor posible, en el que vivir esa correspondencia imposible” y que no es otra que “el amor al hermano”: “Amando a nuestros hermanos nos mostramos a nosotros mismos, al mundo y a Dios que le amamos de verdad”. Su tercer consejo para los confesores es que el buen confesor “señala siempre el imprescindible amor al prójimo como gimnasio diario en el que entrenar el amor a Dios”.
No hacer preguntas impertinentes
Al final de su discurso, les ha pedido que recuerden siempre “que cada uno de nosotros es un pecador perdonado, puesto al servicio de los demás, para que también ellos, a través del encuentro sacramental, puedan encontrar ese Amor que ha fascinado y cambiado nuestras vidas”. Teniendo esto en cuenta, el Papa quiso subrayar algo que considera fundamental: cuál debe ser la actitud religiosa que debe tener el confesor ante el pecador perdonado. Francisco invita a los confesores a “acoger en paz, acoger con paternidad”, “todo el mundo sabrá cómo es la expresión de la paternidad –dice el Papa– una sonrisa, los ojos en paz... acoger ofreciendo tranquilidad, y luego dejar hablar”.
También pide estar atentos cuando el penitente tiene cierta dificultad para seguir adelante con un [determinado] pecado. “Si lo entiende, no hace preguntas indiscretas” dice Francisco e insiste: “No les haga más dolor, más tortura en esto. Por favor, no hagas preguntas. A veces me pregunto: esos confesores que empiezan: "Y así, así, así [dice: tai, tai, tai]...", pero dime, ¿qué estás haciendo, tú? ¿Estás haciendo la película en tu mente? Por favor, ¿eh?”.
Ser padres y no el tribunal de examen académico
Por último, el Papa explica a los confesores que ser “misericordioso” no significa tener la mano larga: “Significa ser hermano, padre, consolador”. "Eh, padre, no puedo hacerlo, no sé cómo lo haré..." - "Reza, y vuelve cuando lo necesites, porque aquí encontrarás un padre, un hermano: encontrarás esto": Esa es la actitud, dice Francisco. Y por favor –concluye– “no hagas el tribunal de examen académico. No te metas en el alma de los demás”.+