La Plata: misa por el aniversario de la fundación de varias parroquias
- 13 de agosto, 2024
- La Plata (Buenos Aires) (AICA)
La Eucaristía fue celebrada por el administrador apostólico, Mons. Alberto Bochatey, quien animó a "seguir confiando en nuestras parroquias como faros de luz y de fe".
El administrador apostólico de La Plata, monseñor Alberto Bochatey OSA, celebró la Eucaristía el sábado 10 de agosto en la catedral local, para conmemorar el 60° aniversario de vida de las parroquias Sagrado Corazón y San José, de Ensenada; Stella Maris, Nuestra Señora de la Salud de Los Hornos y Madre de la Divina Gracia, de Gonnet; y los 75 años de vida de las parroquias Inmaculada Concepción, de Romero; María Auxiliadora, de Abasto; Nuestra Señora de la Victoria, Nuestra Señora de Lourdes, Nuestra Señora de Luján y Sagrado Corazón de Jesús, de City Bell; San Benjamín de Los Hornos, San Cayetano, San Pablo y Santa Rosa de Lima, de Villa Elvira.
Ante un grupo numeroso de fieles y de miembros de los movimientos pertenecientes a cada una de las comunidades mencionadas, junto con cada uno de los párrocos, quienes concelebraron la misa, monseñor Bochatey recordó que "esta es una Eucaristía muy especial, no solo por recordar un aniversario de años, sino por recordar y hacer memoria de una vida eclesial, de una vida comunitaria de tantos hermanos y hermanas nuestras que pasaron y vivieron en la vida de estas parroquias".
"Se ve que, en aquel tiempo, monseñor Solari tuvo coraje de querer plantar comunidades, de querer plantar casas de fe, que eso es la parroquia", aseguró.
¿Qué es la parroquia?
El administrador rememoró: "Ya en el Concilio Vaticano II, los padres conciliares quisieron dedicarle buen tiempo de reflexión a la figura de la parroquia, que quedó como ese ámbito delimitado en un terreno geográfico, donde el católico, el cristiano, el hombre de fe que busca a Dios tiene un punto de referencia, sabe a dónde dirigirse".
"Y esto existió desde siempre; ya San Pablo, cuando se convocaba a las comunidades de los distintos lugares que él visitaba, hacía referencia a una casa, a un punto seguro donde podíamos ir a encontrarnos, donde se reunía la comunidad que vivía", expresó.
La parroquia trasciende el límite de las calles
"Celebrar los 60 y 75 años de estas parroquias es celebrar la vida dinámica de la Iglesia a partir de esos puntos firmes, de esos puntos válidos que son las parroquias con su extensión particular; pero, en este contexto contemporáneo, la parroquia se abre sin duda a búsquedas de respuestas del Pueblo de Dios en este o en aquel lugar, búsqueda también de una devoción determinada", subrayó.
Y agregó: "¡Qué lindo que en la ciudad tengamos tantas parroquias que permitan encontrarse con su devoción, crecer en su vida espiritual a través de esa vida parroquial! Entonces, esa configuración territorial de la parroquia no tiene que ser un límite, tiene que ser signo de esta aldea global, de estos lugares teológicos y espirituales también. Tenemos que estar abiertos a estas constantes formas de vivir". "El verdadero parroquiano es aquel que construye la comunidad de creyentes", aseguró.
"Celebrar estos 60 o 75 años de la parroquia -dijo- es también el desafío a modernizarnos. No podemos seguir haciendo las cosas como se hacían hace 60 y 75 años atrás, pero sí tenemos que tener la misma fidelidad, la misma fuerza".
"Nosotros tenemos la obligación moral de construir la comunidad de creyentes, de saber que 'mi lugar' en la parroquia es creer más, creer mejor, que mi vecino crea más y se acerque mejor a la parroquia, porque la parroquia no pertenece a nadie, es de la comunidad", manifestó.
Construir parroquias cada vez más insertadas en la realidad
En otro pasaje de su reflexión, monseñor Bochatey animó a "concentrarnos en construir parroquias cada vez más insertadas en la realidad, con mayor visión; tenemos que crecer verdaderamente en nuestra fe y en nuestro compromiso, en recordar quién puede ser más santo o cómo yo puedo vivir más la santidad; que nuestra vida parroquial brille verdaderamente con personas cada vez más santas, empezando por los sacerdotes, los diáconos y por el obispo, sin duda".
"Por eso -aseguró-el desafío y la responsabilidad es cada vez grande, porque ya no podemos confiar en la política, en los sindicatos, en la escuela, nos han destruido todas las estructuras que teníamos como seguras. Tenemos que seguir confiando en nuestras parroquias y hacer de ellas, como decían los padres conciliares, 'un faro de luz y de fe'".
"Pidámosle a la Virgen, a nuestros santos y santas, que nos animen a no ser pequeños, a hacer nuestras parroquias cada vez más santas, plenas, de hijos e hijas de Dios, más abiertas, más integradoras, que podamos acoger a todos", expresó.
Finalmente, agradeció a los párrocos presentes y a quienes no pudieron asistir, "por todo lo que hacen". "La Iglesia sería imposible sin las parroquias: son ustedes los que hacen el trabajo verdaderamente y nos dan la información, para que nosotros podamos llevar nuestro ministerio", concluyó.