Jueves 14 de noviembre de 2024

La oración del Papa para la paz en Ucrania: "Perdónanos la guerra, Señor"

  • 17 de marzo, 2022
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Escrita por el arzobispo de Nápoles, monseñor Mimmo Bataglia, el pontífice la leyó este miércoles durante la audiencia general y luego la compartió en su perfil en la red social Twitter.
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Tras la invasión del ejército ruso a Ucrania, el papa Francisco no dejó de clamar por el fin de la guerra e invitar al mundo a rezar por la paz. Una de esas invocaciones que más impacto causó fue la que el pontífice leyó en la última audiencia general de este miércoles, una plegaria escrita por el arzobispo de Nápoles, monseñor Mimmo Bataglia, y que también compartió en su perfil de la red social Twitter @Pontifex.

Escrita a modo de poesía, la oración comienza: "Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten misericordia de nosotros pecadores. / Señor Jesús, nacido bajo las bombas de Kiev, ten piedad de nosotros. / Señor Jesús, muerto en brazos de la madre en un bunker de Járkov, ten piedad de nosotros. / Señor Jesús, enviado veinteañero al frente, ten piedad de nosotros.

Para implorar: “Perdónanos la guerra, Señor. / Señor Jesús, Hijo de Dios, ten piedad de nosotros, pecadores. / Señor Jesús, nacido bajo las bombas de Kiev, ten piedad de nosotros. / Señor Jesús, muerto en los brazos de su madre en un búnker en Kharkiv, ten piedad de nosotros. / Señor Jesús, enviado al frente con veinte años, ten piedad. / Señor Jesús, que todavía ves manos armadas a la sombra de tu cruz, ten piedad de nosotros”.

La oración continúa reclamando el perdón de Dios: “Perdónanos, Señor, si, no contentos con los clavos con los que atravesamos tus manos, seguimos bebiendo la sangre de los muertos desgarrados por las armas. / Perdónanos si estas manos que creaste para custodiar se han convertido en instrumentos de muerte. / Perdónanos, Señor, si seguimos matando a nuestro hermano. / Perdónanos si seguimos, como Caín, tomando piedras de nuestro campo para matar a Abel. / Perdónanos si seguimos justificando con nuestro cansancio la crueldad, si con nuestro dolor legitimamos la brutalidad de nuestros gestos”.

Y culmina con la llamada más emocionante a la paz: “Perdónanos la guerra, Señor. / Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ¡te imploramos! ¡Detén la mano de Caín! / Ilumina nuestra conciencia. / ¡Que no se haga nuestra voluntad, no nos abandones a nuestras acciones! / ¡Detennos, Señor, detennos! / Y, cuando hayas detenido la mano de Caín, cuida también de él. Es nuestro hermano. / ¡Oh, Señor, pon freno a la violencia! / ¡Detennos, Señor! / Amén”.+