Francisco: Santa Catalina es un gran ejemplo de mujer y de creyente
- 29 de abril, 2021
- Siena (Italia) (AICA)
Con motivo de la conmemoración litúrgica de la patrona de Italia y copatrona de Europa, el Papa envió un telegrama al arzobispo de Siena.
El Papa agradece a Dios por haber dado a la Iglesia y a la humanidad a Santa Catalina de Siena: “una figura tan grande de mujer y de creyente, que incesantemente llamó a la Iglesia y a los hombres de buena voluntad a los valores evangélicos”, se lee en el telegrama, firmado por el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, al arzobispo de Siena-Colle di Val D'Elsa-Montalcino, cardenal Augusto Paolo Lojudice, con motivo de la conmemoración litúrgica de patrona de Italia y copatrona de Europa y del inicio de las llamadas Fiestas de Catalina, muy vividas y participadas por la población local, que este año sufrirán nuevas restricciones a causa de la pandemia.
Francisco espera que, en el contexto del 560 aniversario de la canonización de la Santa, prevalezcan el ejemplo y el testimonio de esta generosa discípula de Cristo, que también fue proclamada Doctora de la Iglesia el 4 de octubre de 1970 por el papa san Pablo VI.
Las fiestas de santa Catalina, en Siena, comenzaron este jueves 29 de abril, por la mañana, en el oratorio del Crucifijo de la casa-santuario de Santa Caterina, donde el arzobispo celebró una misa solemne.
El sábado 1 de mayo, a las 12, se realizará un homenaje floral a santa Catalina. Dada la situación, el homenaje no tendrá lugar frente a la estatua de la santa en viale XXV Aprile, sino en el interior de la basílica de Santo Domingo, en la capilla que alberga la reliquia de la cabeza de la patrona de Italia. Participarán de este acto autoridades civiles y militares y diversas asociaciones y fieles de la arquidiócesis italiana.
Por la noche habrá un concierto en honor de Santa Catalina por la el coro de la catedral de Siena “Guido Chigi Saracini”, dirigido por el maestro Lorenzo Donati. Se transmitirá en vivo en los canales de televisión locales y en las redes sociales de la diócesis.
El domingo 2 de mayo, en el Pórtico de los Municipios de Italia, en la casa-santuario de Santa Caterina, ofrenda de aceite para la lámpara votiva y ofrenda de cirios. Este año fueron invitadas a ofrecer el aceite todas las asociaciones y congregaciones que se ocupan del apoyo y el compromiso con la salud. La vela será ofrecida por el alcalde de Siena y por todas las asociaciones que deseen unirse.
A las 11, en la basílica de Santo Domingo, el cardenal Lojudice presidirá la Eucaristía. Al final de misa, en el cementerio de Santo Domingo, impartirá la bendición a la ciudad, a Italia y a Europa con la reliquia del dedo de Santa Catalina.
Santa Catalina de Siena
Santa Catalina de Siena, Doctora de la Iglesia, fue integrante de la Tercera Orden de Santo Domingo, gran defensora del Papado y Copatrona de Europa.
Nació en Siena (Italia) en 1347. Sus padres eran personas muy piadosas y, por eso, ella empezó a entablar una relación personal muy peculiar con Dios desde pequeña. A los siete años, le prometió a Cristo que permanecería virgen toda la vida, porque quería vivir solo para Él. Años más tarde, en contra de su deseo, sus padres intentaron comprometerla para casarla, pero ella mantuvo la promesa hecha al Señor. A pesar de su juventud, entendía muy bien que para algo especial la había destinado Dios.
Una expresión clave de su vida consagrada fue su compromiso con los que sufren. Aprendió a ver en cada persona sufriente el rostro de Cristo, y a animar a que otros también se pongan al servicio de los demás. La vida entera de Catalina, por eso, quedó vinculada a los pobres y enfermos para siempre. Ella no dejó que crecieran en su corazón los conflictos entre la oración mística y la acción. Jesús se había convertido en su maestro en darle a cada cosa su tiempo.
A los 18 años, Catalina recibió el hábito de la tercera orden de Santo Domingo. Asumió como tarea encarnar la espiritualidad dominica en la vida secular.
En 1366, Santa Catalina experimentó el “matrimonio místico” con Cristo. Estaba en su habitación orando cuando vio al Señor Jesús acompañado de su Madre y un cortejo celestial frente a sí. La Virgen María tomó su mano y la condujo hacia la de su Hijo, quien le puso un anillo, haciéndola su esposa y le manifestó que estaría bajo su cuidado y protección el resto de sus días, ya que el camino que le tocaba a la joven era el de la Cruz.
Posteriormente llegarían tiempos muy duros. Brotó una gran peste en Europa y decenas de miles murieron. La Santa siempre se mantuvo a lado de los enfermos, la mayoría de las veces preparándolos para la muerte.
Otros grandes retos que tuvo que enfrentar la Santa en su vida se desarrolló en la época de los Papas de Avignon (Francia). Su virtud y santidad la convirtieron en protectora de la sede de Pedro. En tiempos de papas y antipapas, ella fue la que devolvió personalmente el orden a la Iglesia: allí cuando el Papa titubeaba, por miedo a las conspiraciones políticas o a los juegos de poder, la voz de la Santa se alzaba para encenderlo todo.
El papa Gregorio XI hizo una promesa en secreto a Dios de que abandonaría Avignon y regresaría a Roma. Sin embargo, nuevas dudas y temores le apagaron el corazón. Al recurrir a Catalina en busca de consejo, ella le dijo: “Cumpla con su promesa hecha a Dios”. El Pontífice se quedó sorprendido porque no le había dicho nada a nadie sobre lo prometido a Dios. Más adelante, el Santo Padre, impulsado por la fuerza arrolladora de Catalina, llegaría a cumplir su promesa y volver a la Ciudad Eterna.
Posteriormente, durante el gran Cisma de Occidente que dividió a la Cristiandad entre la fidelidad de dos papas, Santa Catalina envió cartas a los cardenales rechazando su conducta y los obligó a reconocer al auténtico pontífice, lo mismo escribió a príncipes y obispos. Santa Catalina se había convertido en la gran defensora del papado.
Otra visión tuvo lugar. Jesús, de pie frente a ella, le mostró dos coronas, una de oro y otra de espinas, para que escoja. Ella le dijo: "Yo deseo, oh Señor, vivir aquí siempre conforme a tu pasión, y encontrar en el dolor y en el sufrimiento mi reposo y deleite". Luego tomó la corona de espinas y se la puso sobre la cabeza.
Santa Catalina murió súbitamente el 29 de abril de 1380 en Roma, con tan solo 33 años. El papa san Pablo VI la nombró Doctora de la Iglesia en 1970 y fue proclamada Copatrona de Europa por San Juan Pablo II en 1999, al lado de Santa Brígida de Suecia y Santa Teresa Benedicta de la Cruz. Su fiesta se celebra cada 29 de abril.+