Francisco: "El verdadero remedio empieza por pedir a Dios paz, reconciliación y unidad"
- 20 de enero, 2021
- Ciudad del Vaticano (AICA)
El papa Francisco reflexionó en la Audiencia General de este miércoles 20 de enero sobre la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que se está elebrando en el hemisferio norte.
En su catequesis de los miércoles, hoy el papa Francisco habló sobre la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que se está celebrando en el hemisferio norte.
El Pontífice recordó que “la comunión con Dios ‘es el amor de Cristo’, que nos hace superar los prejuicios para ver en el otro a un hermano y a una hermana al que amar siempre”, y agregó: “Dios nos dio ‘instrumentos’: la oración y el amor, para ‘hacer crecer la unidad’. Mientras el diablo nos tienta con las ‘debilidades de nuestros hermanos’, engrandeciendo los errores y los defectos de los otros, ‘el Espíritu Santo nos inspira a la unidad’.
"En la Última Cena -dijo el Papa- Jesús pronunció su testamento espiritual: “para que todos sean uno”. Sin embargo, continuó “notamos que el Señor no ordenó a los discípulos la unidad. Ni siquiera les dio un discurso para motivar su necesidad. Rezó al Padre por nosotros, para que seamos una sola cosa”.
Esto significa, explicó Francisco, “que no bastamos solo nosotros, con nuestras fuerzas, para realizar la unidad”, pues “la unidad es sobre todo un don, es una gracia que hay que pedir con la oración”: “Cada uno de nosotros lo necesita. De hecho, nos damos cuenta de que no somos capaces de custodiar la unidad ni siquiera en nosotros mismos”.
Seguidamente el Papa se refirió al apóstol Pablo, “que sentía dentro de sí el lacerante conflicto de ‘querer el bien y estar inclinado al mal’, y que comprendió que la raíz de tantas divisiones que hay a nuestro alrededor está dentro de nosotros”. En este sentido, Francisco citó el Concilio Vaticano II, que hizo presente los muchos elementos que se combaten en el propio interior del hombre, y afirmó que “la solución a las divisiones no es oponerse a alguien, porque la discordia genera otra discordia”: “El verdadero remedio empieza por pedir a Dios la paz, la reconciliación, la unidad”.
Sobre esto, dijo que “la unidad puede llegar sólo como fruto de la oración”: “Jesús lo sabía y nos abrió el camino, rezando. Nuestra oración por la unidad es así una humilde pero confiada participación en la oración del Señor, quien prometió que toda oración hecha en su nombre será escuchada por el Padre”.
Por eso, preguntó a la comunidad si rezan por esa voluntad de Jesús, por la unidad: “Si revisamos las intenciones por las que rezamos, probablemente nos demos cuenta de que hemos rezado poco, quizá nunca, por la unidad de los cristianos”, observó y afirmó que de esa oración “depende la fe en el mundo”: “El Señor pidió la unidad entre nosotros ‘para que el mundo crea’. El mundo no creerá porque lo convenzamos con buenos argumentos, sino si testimoniamos el amor que nos une y nos hace cercanos”.
Francisco resaltó que en este tiempo “es todavía más necesaria la oración para que la unidad prevalezca sobre los conflictos. Es urgente dejar de lado los particularismos para favorecer el bien común, y por eso nuestro buen ejemplo es fundamental: es esencial que los cristianos prosigan el camino hacia la unidad plena, visible”.
Además, aclaró que en este camino “el Espíritu Santo irá siempre hacia adelante”. Nuestra tarea simplemente es rezar. “Rezar significa luchar por la unidad. Sí, luchar, porque nuestro enemigo, el diablo, como dice la palabra misma, es el divisor. Jesús le pide al Espíritu Santo unidad, que haga la unidad. El diablo siempre divide. Siempre divide porque le conviene dividir. Él insinúa la división, en todas partes y de todas las maneras, mientras que el Espíritu Santo hace converger en unidad siempre. El diablo, en general, no nos tienta con la alta teología, sino con las debilidades de nuestros hermanos. Es astuto: engrandece los errores y los defectos de los otros, siembra discordia, provoca la crítica y crea facciones”.
Mientras que Dios “nos toma como somos, diferentes, pecadores, y nos impulsa a la unidad”, el divisor toma el arma “que tiene más a mano” para dividir: “la habladuría”, con la que “alimenta el conflicto”: “La habladuría es el arma que el diablo tiene más a la mano para dividir la comunidad cristiana, para dividir la familia, para dividir los amigos, para dividir, siempre. El Espíritu Santo siempre nos inspira a la unidad”.
Finalmente, el Papa llamó a permanecer en la unidad y señaló que “la raíz de la comunión es el amor de Cristo, que nos hace superar los prejuicios para ver en el otro a un hermano y a una hermana al que amar siempre”. Por eso, concluyó: “Empecemos a rezar por ellos y, cuando sea posible, con ellos. Así aprenderemos a amarlos y a apreciarlos”.+