Viernes 15 de noviembre de 2024

Francisco: Dios nunca deja de bendecir al mundo

  • 2 de diciembre, 2020
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
El Papa instó en su catequesis semanal a no maldecir sino a bendecir: "Si todos hiciéramos esto, dijo, seguramente no habría guerras".
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Dios es como “un buen padre y una buena madre” que “nunca dejan de amar a su hijo, por muy equivocado que esté”, es la imagen que el papa Francisco utilizó esta mañana en la catequesis de la audiencia general para hacer comprender el sentido profundo de la bendición, estrictamente relacionada con la esperanza y el amor de Dios para cada uno, incluso para los “irrecuperables”. 

Dios es paciente hasta el final
Continuando, por tanto, desde la Biblioteca del Palacio Apostólico, el ciclo de reflexiones sobre la oración, esta mañana Francisco se centra en esa dimensión esencial que es la bendición: desde la creación, Dios bendice la vida, en las primeras páginas de la Biblia hay una repetición continua de bendiciones, recuerda el Papa, y “en el principio del mundo está, pues, Dios que 'dice bien'“ y reconoce que la creación es muy buena.

El ser humano, sin embargo, se convertirá en una criatura degenerada “capaz de difundir el mal en el mundo y la muerte” pero nada podrá borrar “la primera marca de bondad” que Dios puso en el mundo, en la naturaleza humana, en todos nosotros: “la capacidad de bendecir y ser bendecido", agregó.

“Y la gran bendición de Dios es Jesucristo, el gran don de Dios, “una bendición que nos ha salvado a todos”, subrayó el pontífice refiriéndose a las palabras del apóstol Pablo que proclama el plan de amor de Dios que “nos ha bendecido con toda bendición espiritual en el cielo en Cristo“.

No hay pecado que pueda borrar por completo la imagen de Cristo presente en cada uno de nosotros. Ningún pecado puede borrar esa imagen que Dios nos dio. La imagen de Cristo. Puede desfigurarlo, pero no puede quitarlo de la misericordia de Dios. Un pecador puede permanecer en sus errores por mucho tiempo, pero Dios es paciente hasta el final, esperando que al final ese corazón se abra y cambie. Dios es como un buen padre y como una buena madre, Él también es una buena madre: nunca dejan de amar a su hijo, por muy equivocado que esté, siempre.

La gracia de Dios cambia la vida
Una realidad, por tanto, estrechamente vinculada a la esperanza. “La esperanza del mundo reside completamente en la bendición de Dios: Él sigue amándonos”.

El Papa subraya el hecho de que una persona a los ojos de Dios, nunca puede ser considerada como irrecuperable porque “la gracia de Dios cambia la vida: nos toma como somos, pero nunca nos deja como estamos”.

Ejemplo de esta afirmación, dice el Papa, es el pasaje de Zaqueo (Lc: 1-10). Este personaje “es un pecador público, hizo muchas cosas malas, pero Jesús vio esa señal indeleble de la bendición del Padre y de ahí su compasión. Esa frase que se repite tanto en el Evangelio, "tuvo compasión de él", y esa compasión lo lleva a ayudarlo y a cambiar su corazón”.

Respuesta al Dios que bendice
Al Dios que bendice, afirma el Papa, también respondemos con la bendición. Dios nos enseñó a bendecir y debemos bendecirnos a nosotros mismos, es la oración de alabanza, de adoración, de acción de gracias. El Catecismo escribe: "La oración de bendición es la respuesta del hombre a los dones de Dios: ya que Dios bendice, el corazón del hombre puede responder bendiciendo a Aquel que es la fuente de toda bendición".

Si nos preocupáramos por bendecir a los demás, dice Francisco, “seguramente no habría guerras”, y añade: “Este mundo necesita una bendición y podemos dar la bendición y recibir la bendición. El Padre nos ama. Y todo lo que nos queda es el gozo de bendecirlo y el gozo de agradecerle y aprender de él no a maldecir sino a bendecir”.

El Papa finalizó la catequesis invitando a los que tienen facilidad para maldecir a no hacerlo: “porque tenemos un corazón bendito y de un corazón bendito la maldición no puede salir. Que el Señor nos enseñe a no maldecir nunca, sino a bendecir”.

Adviento y novena de la Inmaculada Concepción
En su saludo, el Papa insistió repetidamente en el fuerte tiempo litúrgico del Adviento, que comenzó el domingo pasado, para que sea un momento de gracia particular para cada uno. Recordó también que en estos días se vive la novena de la Inmaculada Concepción, exhortando a encomendarse a la Madre del Verbo Encarnado: “¡Protégenos del mal y sé signo de esperanza segura!”.+