Jueves 14 de noviembre de 2024

En Pentecostés, los fieles de San Luis volvieron a los templos

  • 1 de junio, 2020
  • San Luis (AICA)
En la solemnidad de Pentecostés y en el marco del 50 aniversario de la renovación del Orden de las Vírgenes
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El sábado 30 de mayo, solemnidad de Pentecostés y 50 aniversario de la renovación del Orden de las Vírgenes, el obispo de San Luis, monseñor Pedro Daniel Martínez Perea, presidió una misa en la catedral Inmaculada Concepción en la que expresó la alegría de la Iglesia diocesana porque los fieles de San Luis ya pueden asistir a la santa misa, según ciertas condiciones necesarias de convivencia en estos momentos particulares y respetando un protocolo.



Seguidamente consideró: “En este día podemos reflexionar brevemente sobre dos conmemoraciones importantes: ante todo la venida del Espíritu Santo, que está en el contexto del amor, porque Jesucristo en San Juan, nos dice: ‘El que me ama y cumple mis palabras, mi Padre lo amará y rogaré a mi Padre que envíe el Espíritu Santo’, es decir, que la venida del Espíritu Santo es por intercesión de la oración de Jesucristo. La oración que está unida al amor de su palabra”.



Más adelante destacó que el Espíritu Santo “vendrá y enseñará toda la verdad que necesitamos para entender las cosas de Dios y de los hombres, porque son entendidas a la luz de Dios, creador del hombre”, y señaló: “Ese Espíritu Santo que viene y habita en nosotros, no sólo es porque Dios me ama, sino también para que yo pueda amar a Dios como es debido. Es un descenso y un ascenso, Dios que viene a mí y yo me elevo a él, y ese Espíritu Santo transforma nuestro modo de vivir y de pensar”, reflexionó.



También se refirió a las virtudes y cómo éstas ordenan nuestro obrar en la vida cotidiana: ‘Dicen que las virtudes nos hacen obrar a modo humano, según las características de la razón en la verdad. Conocemos las virtudes teologales, las virtudes morales: la fe, la esperanza y la caridad, la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza, son virtudes que ordenan nuestro obrar, también nuestro amar”.



El prelado explicó también que el Espíritu Santo muestra ese amor unido al perdón de los pecados: “Reciban el Espíritu Santo y al que les perdone los pecados, les serán perdonados, y a los que les sean retenidos, les quedarán retenidos. El Espíritu Santo es el que también convierte el alma y perdona los pecados, deja el alma limpia, el alma pura. Eso es la venida del Espíritu Santo”, explicó.



Después monseñor Martínez Perea hizo referencia a la celebración de los 50 años de la renovación del Orden de las Vírgenes: “En sus cartas San Pablo nos dice que en las comunidades cristianas existían el obispo, los presbíteros, los diáconos, las viudas, las vírgenes. Parte de esa comunidad cristiana de los primeros siglos fue imitada por mujeres que se consagraban a Dios con su virginidad para el servicio de Él y de la Iglesia y se llamó Orden de las Vírgenes”.



En ese sentido, detalló: “Mujeres que se entregan no a la vida religiosa, sino en la virginidad, con su único esposo Jesucristo en bien de la Iglesia. Ese Orden de las Vírgenes forma parte de la estructura de la Iglesia: vírgenes, viudas, diáconos, sacerdotes, presbíteros, obispos. En la diócesis de San Luis existe el Orden de las Vírgenes, mujeres consagradas a Dios en la virginidad. En la Argentina hay más de 200 vírgenes consagradas”.



Este 50 aniversario de la renovación de una parte interna de la Iglesia, consideró, “quizá es un recuerdo del Salmo que nos dice: pondré a tus ovejas como columnas del templo, es decir, que las vírgenes consagradas son como las columnas del templo de la Iglesia. Es un modo de la mujer cristiana, femenina, en Cristo”.



Finalmente, agradeció a las vírgenes consagradas que ayudaron en la liturgia de la misa y pidió rezar por ellas y que ellas recen por nosotros. Y sostuvo: “Que otras escuchen y puedan preguntarse si no quieren ser parte del Orden de las Vírgenes. En la vida cotidiana, cada una trabaja y tiene un modo de vida personal”, explicó.



“La Virgen María estuvo en el templo: Rezamos el Santo Rosario, la venida del Espíritu Santo sobre María Santísima y los Apóstoles. Que este día sea también mariano. Ella, esposa del Espíritu Santo, transforme nuestras vidas, nos lleve con serenidad en estos tiempos difíciles, en paz y con luz”, concluyó.+