El sacerdote Alfonso Pablo Schätti celebró 50 años de sacerdocio
- 27 de abril, 2021
- Buenos Aires (AICA)
Con una misa en la parroquia Nuestra Señora de la Misericordia, el padre Alfonso Pablo Schätti celebró 50 años de sacerdocio, con memoria agradecida de sus años en la parroquia.
El presbítero Alfonso Pablo Schätti celebró el domingo 25 de abril sus bodas de oro sacerdotales con una misa en la parroquia Nuestra Señora de la Misericordia, de Mataderos, donde fue párroco entre 1983 y 1991.
La Eucaristía estuvo concelebrada por el presbítero Sergio Iván Dornelles, párroco actual del lugar, y el padre Sebastián Gabriel Achcar, vicario parroquial.
“Un domingo como hoy, soleado también, en Zurich (Suiza), en una parroquia, un obispo capuchino -que trabajó 40 años en África- me puso las manos sobre la cabeza y me ungió sacerdote”, recordó el presbítero de origen suizo en el comienzo de su homilía.
Él mismo habla de su vida en la Argentina como sus años felices: “El 12 de julio del 71 me despedí de los míos en la estación de tren de Zürich para viajar a Génova y tomar el buque ‘Giulio Cesare’ que me transportó hasta el puerto de Buenos Aires, donde llegué el 30 de julio para empezar mis años felices en la Argentina”.
“Nací en Lachen junto al lago de Zürich, el 11 de agosto de 1941 a las 13.30. Me bautizaron a la semana en la iglesia parroquial de la Santa Cruz. A los 6 años ingresé en el Jardín de Infantes y a los 7 años empecé la primaria. A los 13 continué con el secundario hasta septiembre de 1956, cuando ingresé en el Colegio de los Padres Palotinos en Gossau (St. Gallen), donde me recibí de bachiller el 10 de julio de 1963. Desde mediados de julio hasta mediados de noviembre del mismo año hice el servicio militar en Bellinzona (Canton de Ticino)”.
Su vocación sacerdotal nació junto a la comunidad palotina: “El 8 de diciembre de 1963 empecé el noviciado en la comunidad de los Palotinos y lo terminé con la primera profesión el 11 de octubre de 1965. En el mismo mes me trasladé a Friburgo (Suiza francesa) para estudiar el primer semestre en la facultad de Teología. En mayo de 1966 abandoné la comunidad de los Palotinos e ingresé en la comunidad de los padres de Schöenstatt, para lo cual viajé a Alemania e hice un curso de admisión que duró medio año. Luego me matriculé en la Universidad de Münster (Westfalia-Alemania) para los restantes siete semestres de Teología que terminé en octubre de 1970 con el título de diplomado en Teología. El semestre de invierno de 1967/68 tomé licencia para hacer una práctica de maestro de grado y de profesor de secundaria en Suiza. El 30 de agosto de 1970 recibí la ordenación diaconal de manos de monseñor Bolte (Fulda) en la iglesia de la Santísima Trinidad en Schöenstatt. A fines de noviembre inicié mi diaconado en la parroquia del Sagrado Corazón en Zürich-Oerlikon”.
“El 25 de abril de 1971 me ordené presbítero de manos de monseñor Edgar Maranta en la misma iglesia parroquial y una semana después celebré mi primera misa en mi pueblo natal de Lachen. Durante un mes visité a mis parientes y amigos y otro mes más estudié castellano en Madrid y Barcelona”. Luego viajó a la Argentina.
“La fe y el ejemplo de mis padres y de un tío sacerdote fueron los primeros impulsos y luego la cercanía y la amistad con los sacerdotes y profesores Palotinos en el colegio secundario. Ellos fueron clave. Antes de recibirme de bachiller pudimos participar de la santificación de Vicente Pallotti en Roma (enero de 1962). En una misa celebrada en las Catacumbas me decidí por el sacerdocio”.
“Yo estudiaba en el seminario de los padres de Schöenstatt (Instituto Secular) en Münster (Alemania) con compañeros provenientes de 12 países. Antes de la ordenación subdiaconal pedí a mis superiores poder unirme al equipo paraguayo (dos paraguayos y dos suizos) que luego fundarían la familia schoenstattiana en Paraguay. Los cinco neosacerdotes hicimos la práctica pastoral como vicarios parroquiales en Buenos Aires. A los cinco años hicimos el terciario (Curso de espiritualidad) en Alemania, donde tomé la decisión de dejar la comunidad. Luego me presenté ante el obispo de mi diócesis en Suiza, que me incardinó y me dio permiso de regresar a mi querida Argentina, ahora como sacerdote diocesano”.
“La novedad y el gran desafío para mí al llegar a la Misericordia fueron los dos colegios, por suerte acompañado por directivos (vicarios, diácono y seminaristas). Otra particularidad de la Misericordia para mí fue la Ciudad Oculta*, que contaba con un vicario propio. Mi antecesor, monseñor Raúl Rossi**, me dejó una comunidad bien formada y en plena marcha. Un grupo de matrimonios, compuesto por grandes personajes, personas muy valiosas, siempre dispuestos a colaborar, fue para mí como un sostén permanente. Aprendí a apreciar el laicado comprometido con la Iglesia. Obras estructurales o edilicias no pude hacer (a excepción de las aulas de Química y Física en el subsuelo) y un gran proyecto quedó trunco a fines de 1989 por la hiperinflación. Pero, por otro lado, soy consciente de que la siembra de la Palabra de Dios y la atención sacerdotal dejaron en muchas almas huellas imborrables".
La espiritualidad de Schöenstatt tiene como eje central la devoción a la Madre Tres Veces Admirable. Toda su formación está impregnada por la espiritualidad mariana. Llegó a conocer al fundador del movimiento, el padre José Kentenich, asistió a un retiro y tuvo oportunidad de tratarlo en entevistas personales. El padre Alfonso fue miembro del Consejo Presbiteral y párroco de la Inmaculada Concepción Centro entre los años 1990-2017. No le gusta la vida de sacerdote retirado. Continúa celebrando la Eucaristía, el rezo del oficio y del rosario, y mucha meditación.
“Nada es por mi talento, todo es por gracia inmensa de Dios. Aquí estoy, agradeciendo los siete años vividos y gozados en esta parroquia querida con una comunidad muy viva, muy despierta y muy formada”, expresó en la homilía de la acción de gracias. “Teníamos fama de tener ‘reunionitis’: nos reuníamos muchísimo los matrimonios, los jóvenes, por la catequesis, por el colegio. También tuve la gracia de poder presentar nuestra parroquia a través de la pantalla de la televisión, transmitimos desde aquí más de 100 misas y siempre con la imagen de la Virgen de la Misericordia en mi espalda”, recordó de sus años en la parroquia. Citando a Juan Pablo II en su exhortación apostólica "Pastores dabo vobis" (Les daré pastores), expresó: “Proclamen con autoridad su Palabra”. El padre Alfonso lo interpretó de esta manera: “Los sacerdotes no somos jefes ni locutores pero somos instrumentos de Dios”.
Virginia Bonard, especial para AICA
* Ciudad Oculta es el nombre con el que se conoce a la Villa 15 del barrio de Villa Lugano en la ciudad de Buenos Aires.
** Monseñor Raúl Rossi falleció joven, a los 64 años en 2003. Sin embargo dejó mucha huella en sacerdotes, comunidades laicales y en los espacios eclesiales a los que fue llamado a servir. De Misericordia de Mataderos pasó a Nuestra Señora de Balvanera en el barrio de Once, allí como párroco contemporáneamente compartió con algunos seminaristas que hoy son obispos: Eduardo García y Jorge Lozano. Rossi fue obispo auxiliar de Buenos Aires y luego obispo de San Martín. Siempre recordado por su afabilidad, agudeza en su mirada sobre la construcción de la Iglesia y su gran corazón de padre. Un dato de color: fue ordenado obispo en la misma ceremonia junto con el hoy papa Francisco, el 20 de mayo de 1992.
Más información: Parroquia Nuestra Señora de la Misericordia, Tel. (011) 4635-0605 int 31; Whatsapp: 15 2587-9542; Correo electrónico: parro.misericordia@gmail.com. Web: www.misericordia.org.ar.+