Misas por las bodas de oro sacerdotales de Mons. Joaquín Lahoz
- 30 de junio, 2023
- Comodoro Rivadavia (Chubut) (AICA)
"¡Ha sido tan lindo acompañar a Joaquín en el camino sinodal de nuestra diócesis!", dijo Mons. Roberto Álvarez, obispo auxiliar de Comodoro Rivadavia.
El obispo auxiliar de Comodoro Rivadavia (Chubut), monseñor Roberto Álvarez, presidió la Eucaristía en la catedral San Juan Bosco el 29 de junio y también en la localidad de Trelew en las vísperas de la solemnidad de San Pedro y San Pablo por el 50º aniversario de la ordenación sacerdotal del obispo diocesano, monseñor Joaquín Lahoz. Concelebraron sendas misas varios sacerdotes del clero local.
En la homilía, el prelado recordó: “Rezamos por Joaquín, agradecemos su ministerio como sacerdote –presbítero y obispo– entre nosotros. Y mirando la fiesta de san Pedro y san Pablo, poniéndonos bajo la sombra de ese Pedro que hoy se llama Francisco, nos reconocemos en un modo de caminar la ministerialidad: como obispos, como curas y diáconos, como iglesia ministerial”.
“Estamos celebrando la Solemnidad de san Pedro y san Pablo; siempre esta festividad es ocasión para celebrar la ‘apostolicidad’ de la Iglesia, la referencia al Santo Padre. Pero este año también recordamos y celebramos los 50 años de ordenación sacerdotal de nuestro obispo, el padre Joaquín”, continuó.
Monseñor Álvarez manifestó, además, que “la fiesta y el jubileo, ny la situación de fragilidad de Joaquín, vienen en nuestra ayuda para ahondar los textos desde un corazón sensibilizado, desde la conciencia de estar contemplando en vivo y en directo un eslabón más de esta cadena ininterrumpida de apóstoles que nos enraízan en la fe de Pedro y de Pablo”.
“El sacerdote es una libación, un vapor, una suave brisa. Las personas que han dejado que sus días y sus horas fueran manejadas por los tiempos y el corazón de Dios, a medida que se acercan al final, crecen en esta sabiduría: ellos son sólo un vapor, una sombra que pasa. Sin grandilocuencias ni mandatos póstumos de herencias que hay que defender; el Bautismo, y más aún el ministerio ordenado, tienen en su ADN la conciencia de ser sólo una perspectiva, un destello del corazón de Dios en este momento de la historia”, subrayó.
Y destacó: “¡Qué paciente ha sido Joaquín! Qué silencioso y discreto para transformar sin herir, para sufrir sin dividir ni generar bandos; cuánto tenemos que aprender de esta presencia sin afectaciones, sencilla; como esa libación, ha sabido disolverse en cada Eucaristía sobre el Cordero”.
El sacerdote, dijo, “es aquel que está dispuesto al combate espiritual. El cura, el obispo, el diácono, siempre se mueven en esos mundos, porque es a esos mundos a los que debe evangelizar”.
“El cura, el pastor, es alguien en camino, pero no de paseo; es aquel que sabe ir adelante, al medio y atrás del rebaño y que, completando la imagen del Papa, tiene ‘olor a ovejas’, que es mucho más que esa cosa simpática, marketinera, de reality show de la tarde, con fotitos y dinámicas. El pastor, en época de esquila manual, se mimetiza con la oveja”, exclamó.
Finalmente, monseñor Álvarez resaltó: “¡Ha sido tan lindo acompañar a Joaquín en el camino sinodal de nuestra diócesis! Verlo desprendido, sin ideas preconcebidas y seguro de querer escuchar al Pueblo de Dios. Como decía aquel autor sobre los discernimientos comunitarios: ‘No sabemos adónde llegaremos; de lo que sí estamos seguros es que llegaremos juntos'. Llegar juntos, incluir a todos, ensanchar el camino: posiblemente sean expresiones que marcan el itinerario episcopal de Joaquín”.+