Miércoles 25 de diciembre de 2024

El Papa invita a 'eliminar el caos interior para sanar el caos en el mundo'

  • 29 de mayo, 2024
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
"Anteponer la alegría de contemplar a la de poseer", es la invitación del pontífice en la audiencia general, al iniciar un nuevo ciclo de catequesis dedicada al Espíritu y a la Iglesia.
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“Si no comenzamos a limpiar el desorden que llevamos dentro, no podremos resolver los problemas del mundo”, dijo el Papa Francisco este miércoles 29 de mayo a los miles de peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro participando de su audiencia general.

Incluso en la actualidad, como lamentó el apóstol Pablo, la humanidad sigue causando estragos en la creación, “una realidad que nos afecta muy fuerte y dramáticamente”, advirtió.

Después del ciclo sobre vicios y virtudes, el Santo Padre presentó hoy un nuevo ciclo de catequesis que impartirá durante las próximas audiencias generales, titulado: “El Espíritu y la Esposa. El Espíritu Santo conduce al pueblo de Dios a Jesús, nuestra esperanza”.

“Recorreremos este camino a través de las tres grandes etapas de la historia de la salvación: el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y el tiempo de la Iglesia. Manteniendo siempre la mirada fija en Jesús, nuestra esperanza”, explicó.

Precisó también que quería describir cómo la promesa del Antiguo Testamento se realizó plenamente en Cristo y así “seguir el camino del Sol desde el amanecer hasta el mediodía”.

Del caos al cosmos
Para la primera catequesis de este nuevo ciclo, el Papa se basó en las primeras líneas del primer libro de la Biblia, el Génesis: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra estaba desordenada y desolada, las tinieblas cubrían el abismo y el Espíritu de Dios se movía sobre las aguas”.  

“El Espíritu de Dios se nos aparece aquí como la fuerza misteriosa que hace pasar al mundo de su estado inicial informe, desierto y oscuro, a su estado ordenado y armonioso. Es Él quien mueve el mundo del caos al cosmos, es decir, de la confusión a algo bello y ordenado”.

Luego, el Papa trazó una línea en toda la Biblia sobre el poder del Espíritu de Dios en la Creación. Primero en los Salmos: “El Señor hizo los cielos con su palabra, el universo con el aliento de su boca” o “Tú envías tu aliento: son creados; renuevas la faz de la tierra”. Luego en el Nuevo Testamento con las mismas imágenes que en el Antiguo Testamento: “la paloma que revolotea sobre las aguas del Jordán durante el bautismo de Jesús; Jesús que, en el Cenáculo, sopla sobre los discípulos y dice: “Reciban el Espíritu Santo”, como en el principio Dios sopló sobre Adán.

Un universo reducido a la esclavitud
El Papa Francisco aclaró luego que San Pablo, en la Epístola a los Romanos, introduce un elemento nuevo en la relación entre el Espíritu Santo y la Creación, cuando asegura que el universo “sufre a causa del hombre que lo sometió a “la esclavitud de la corrupción”.

Así, el pontífice retomó las palabras del Apóstol que “ve la causa del sufrimiento de la creación en la corrupción y el pecado de la humanidad que la ha alejado de Dios”. Una realidad que sigue siendo actual, según Francisco, criticando “los estragos que la humanidad ha causado y sigue causando a la creación, en particular a la parte de ella que tiene la mayor capacidad de explotar sus recursos”.

La alegría de contemplar
A continuación, se refirió al consejo de San Francisco de Asís cuyo nombre lleva para volver a la armonía del Espíritu creador: “el camino de la contemplación y de la alabanza”.

“En el “Sanctus” de la misa repetimos cada vez: “Los cielos y la tierra están llenos de tu gloria”. Están, por así decirlo, “embarazadas” de ello, pero necesitan las manos de una buena partera para dar a luz este elogio suyo. Nuestra vocación en el mundo, nos recuerda nuevamente Pablo, es ser “alabanza de su gloria”.

Esta alegría de la contemplación nos permite ofrecer a Dios un canto de gloria y, así, anteponer la alegría de la contemplación a la alegría de poseer, según el obispo de Roma.

Caos interior y exterior
Finalmente, retomando las palabras de Ezequiel (“pondré mi Espíritu dentro de ustedes”, Francisco trazó un paralelo entre los corazones de los hombres, agitados por sentimientos y deseos contrarios, y el abismo desierto de los primeros tiempos del Génesis. Este caos entre la carne y el espíritu, este “reino dividido en sí mismo” es doble para Francisco: “Hay un caos externo -social y político- y un caos interior en cada uno de nosotros. ¡El primero sólo se puede curar si empezamos a curar el segundo! ".

El Papa finalizó su catequesis invocando al Espíritu Santo con la antigua oración del “Veni creador Spiritus”: “¡Ven, Espíritu creador! Visita nuestras mentes. Llena los corazones que has creado con la gracia celestial”.+