El Papa al patriarca ortodoxo: El sufrimiento común nos impulsa a la unidad
- 5 de mayo, 2019
- Sofía (Bulgaria)
En el marco de su visita pastoral a Bulgaria, el papa Francisco visitó al patriarca Neófito, cabeza de la Iglesia Ortodoxa Búlgara, en el Palacio del Sínodo de Sofía. En su discurso el Santo Padre resaltó la importancia del respeto y el conocimiento mutuo para estrechar las relaciones entre cristianos.
Francisco recordó que "las heridas que se han abierto a lo largo de la historia entre nosotros, los cristianos, son desgarramientos profundos infligidos al Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. Aún hoy, tocamos con las manos la consecuencia de ello. Sin embargo, quizás, si ponemos la mano en estas heridas y confesamos que Jesús ha resucitado, y lo proclamamos como nuestro Señor y nuestro Dios; si, reconociendo nuestras carencias nos sumergimos en sus heridas de amor, podemos recuperar la alegría del perdón y saborear de antemano el día en que, con la ayuda de Dios, podremos celebrar, en el mismo altar, el misterio pascual".
"¡Cuántos cristianos de este país han padecido sufrimientos en el nombre de Jesús, en particular, durante la persecución del siglo pasado! ¡El ecumenismo de la sangre! Ellos han difundido un aroma agradable en la ?Tierra de las rosas?. Han pasado a través de las espinas de la prueba para difundir la fragancia del Evangelio. Creo que estos testigos de la Pascua, hermanos y hermanas de distintas confesiones, unidos en el Cielo por la caridad divina, ahora nos miran y ven en nosotros semillas plantadas en la tierra para dar fruto. Y mientras numerosos hermanos y hermanas del mundo continúan sufriendo a causa de la fe, ellos nos piden no permanecer cerrados, sino abrirnos, porque solo de esta manera las semillas dan fruto".
"También nosotros, herederos de la fe de los santos -concluyó- somos llamados a ser artífices de comunión, instrumentos de paz en el nombre de Jesús. Incluso en nuestras relaciones, los Santos Cirilo y Metodio nos recuerdan que "una cierta diversidad de usos y costumbres no se opone en lo más mínimo a la unidad de la Iglesia" y que entre Oriente y Occidente "no es raro que varias fórmulas teológicas se complementen, en vez de oponerse".
Bulgaria es un país ortodoxo; los católicos son aproximadamente 50.000 frente a una población de siete millones de habitantes y las relaciones son tradicionalmente tranquilas.
Por último, el pontífice recordó que la experiencia diplomática y pastoral de monseñor Roncalli, (futuro Juan XXIII), quien estuvo en Sofía entre 1925 y 1934, "le dejó una impronta tan fuerte en su corazón de pastor, que lo condujo a favorecer en la Iglesia la perspectiva del diálogo ecuménico, que tuvo un notable impulso en el Concilio Vaticano II. En cierto sentido, debemos agradecer a esta tierra por la intuición sabia e inspiradora del ?Papa bueno?", dijo Francisco. +