Viernes 15 de noviembre de 2024

El cardenal Poli presidió una misa por los 25 años de la Comisión de Ecumenismo

  • 17 de noviembre, 2021
  • Buenos Aires (AICA)
El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli presidió una misa por los 25 años de la Comisión Arquidiocesana de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso, en la parroquia Sagrada Eucaristía
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Al cumplir 25 años la Comisión Arquidiocesana de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso, el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Aurelio Poli, presidió una misa de acción de gracias el lunes 15 de noviembre en la parroquia Sagrada Eucaristía, en el barrio porteño de Palermo.

En 1996 quien era arzobispo de Buenos Aires, cardenal Antonio Quarracino, encargó al entonces párroco de la Sagrada Eucaristía, presbítero Bernardo Penedo, que, junto con el presbítero Fernando Giannetti (que era párroco de Nuestra Señora de la Misericordia, en Mataderos),  formara una comisión para trabajar por la unidad de los cristianos y el diálogo con creyentes de otras religiones.

 Y fue en la parroquia de la Sagrada Eucaristía donde comenzaron a reunirse varios laicos involucrados con esta comisión, a la que se incorporó en 2008 el presbítero Omar Di Mario, recientemente fallecido, quien ya venía colaborando desde antes.

En la misa se recordó a los difuntos mencionados, así como al obispo auxiliar monseñor Horacio Benites Astoul,  y se rogó también por quienes colaboraron en estas tareas; entre ellos, Graciela Palacio, que fue una histórica integrante de la comisión.

En la homilía, el presbítero Carlos White, a cargo de la comisión, dijo que se eligió esa iglesia porque allí había comenzado ese intenso trabajo por la unidad y pidió por los presbíteros Giannetti y Di Mario, fallecidos este año, “para que estén con Dios en el cielo y espiritualmente nos acompañen en nuestra tarea”.

Refiriéndose al Evangelio, que hablaba de la curación de un ciego, pidió a Dios que nos abra los ojos para que en un mundo cruzado por divisiones y peleas tengamos una mirada diferente, que pueda descubrir en el otro a un hermano. Y apoyados en la fe, trabajar por la unidad y la fraternidad.

En la oración de los fieles se pidió por el Papa “que durante años acompañó como arzobispo nuestro trabajo”, por los líderes religiosos y por los cristianos que por confesar su fe sufren persecución.

En la consagración sonaron las campanillas al elevar el arzobispo el pan y el vino convertidos en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. El cardenal dijo luego que por las circunstancias actuales no nos podemos dar la paz saludándonos entre los fieles pero podemos recibir en el corazón la paz de Jesús. Algunos de los concelebrantes dieron la comunión acercándose a los bancos donde estaban los fieles, hasta la entrada del templo.

El padre White agradeció la acogida al párroco de la Sagrada Eucaristía, presbítero Carlos Bouzon, que concelebró la misa, al igual que los presbíteros Claudio Uassouf y Sebastián Risso, que integran la comisión, y el presbítero José Patricio Puigbó, de Corrientes. 

Luego hubo un brindis en el patio de la escuela anexa a la parroquia. El cardenal Poli bendijo los alimentos y evocó a San Juan XXIII, quien se ordenó en 1904 y tras ejercer su ministerio en parroquias y curias estuvo en el servicio diplomático de la Santa Sede en Bulgaria, Turquía, Francia, y fue tratando a musulmanes, ortodoxos y gentes de otros credos, acercándose con su bondad y siendo despedido como un amigo. No imaginaba que le iba a tocar suceder a un papa de gran prestigio, Pío XII, quien había conducido la Iglesia durante la guerra y afrontando un mar agitado.

El arzobispo porteño recordó el discurso del 11 de octubre de 1962 con el que San Juan XXIII abrió el Concilio Ecuménico Vaticano II (que tres años antes, el 25 de enero de 1959, había anunciado que se iba a celebrar). El cardenal señaló que apuntó a tomar el camino de la misericordia, lo que el papa Francisco citaría al establecer décadas después del año de la Misericordia.

Mencionó luego al papa San Pablo VI, quien al suceder a San Juan XXIII  avisó que el Concilio continuaría. El cardenal subrayó la fuerza evangelizadora de su exhortación Evangelii Nuntiandi, de 1975. Recordó también el encuentro de oración de Asís convocado por San Juan Pablo II. Y a Benedicto XVI, a quien glosó al recordar una expresión suya en el sentido de que el camino del ecumenismo va a ser muy bueno pero cómo se irá desplegando es sólo por Dios conocido.

Entre otras personas, asistieron Andrea Poretti, de la Comunidad San Egidio; Hilda Hurmuz, de la catedral Nuestra Señora de Narek, de la eparquía armenia católica, y Martha de Antueno y Marita Grandoli de Hrubisko, de la Confraternidad Argentina Judeo Cristiana.

También estaban presentes la pastora Ester Iglesias, de los Discípulos de Cristo, y Sofía Tsolis de Anghelidis, de la Iglesia Ortodoxa Griega.+ (Jorge Rouillon)