El cardenal Poli agradeció el trabajo silencioso y fecundo de los consagrados
- 9 de septiembre, 2021
- Buenos Aires (AICA)
El arzobispo de Buenos Aires presidió la misa en "la carpintería porteña" San José de Flores para celebrar el día de la Vida Consagrada.
En el día de la Natividad de la Virgen María, en el que se celebra la Vida Consagrada como cada 8 de septiembre, el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Aurelio Poli presidió la misa en la basílica porteña San José de Flores, que fue concelebrada por una decena de sacerdotes de distintas congregaciones.
Se decidió celebrar esta misa por los consagrados en la basílica de San José de Flores para honrar el año de este santo en su "carpintería porteña".
En su mensaje para esta fecha, la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada expresó: “¡Sí! Todos necesitamos la cercanía, contención y ánimo propios de la fraternidad y solidaridad de los consagrados para fortalecer mutuamente nuestra misión en la Iglesia”.
Durante la misa, la basílica estuvo colmada de religiosas y religiosos a quienes el cardenal agradeció por “el trabajo silencioso y fecundo”. Y agregó en mención de todos los consagrados: “Son los cimientos en los cuales se sostiene la vida de la Iglesia en Buenos Aires”.
Con énfasis, el arzobispo hizo referencia a llevar la ternura de María especialmente a los lugares de mayor dolor.
Un momento emotivo de la celebración, según testificaron los presentes, fue el gesto en el que todos los religiosos rezaron una oración de consagración a Dios con un cirio encendido.
Esta fue la oración de renovación de su consagración:
Señor Jesús: ante ti,
queremos renovar nuestra consagración,
la entrega alegre y total de nuestra vida.
Danos la gracia de ser,
en medio del mundo,
testigos de tu Reino,
mostrando tu bondad y tu misericordia.
Regálanos la valentía de estar al lado de los que más sufren,
los más débiles, pobres y olvidados.
Que seamos siempre,
para quienes nos crucemos en el camino,
reflejo de la ternura de tu rostro.
María, mujer fiel,
¡contamos con tu ayuda!
San José, ¡ruega por nosotros!+