Dolor, vergüenza e indignación del Papa por abusos a pueblos indígenas canadienses
- 1 de abril, 2022
- Ciudad del Vaticano (AICA)
Tras escuchar los relatos de los sufrimientos padecidos en internados católicos, pidió perdón y expresó su deseo de visitarlos este año para seguir dando pasos de reconciliación.
Tras la semana dedicada a escuchar a las delegaciones de pueblos indígenas canadienses, este viernes 1 de abril se concluyeron los encuentros del papa Francisco con una audiencia en la Sala Clementina del Vaticano, donde estas comunidades originarias dieron expresión de su cultura y tradiciones, y el Santo Padre expresó su deseo de visitar Canadá para celebrar juntos a Santa Ana, abuela de Jesús, venerada por muchos de ellos.
El pontífice, que en estos días escuchó “atentamente” los testimonios de los miembros de las delegaciones, quiso retomar algunos aspectos que a su decir le llamaron la atención. En primer lugar, mencionó su “forma de ver la vida”, que en un refrán dice así: "hay que pensar en siete generaciones adelante cuando se toma una decisión hoy". Algo “sabio y previsor”, según el Papa, y “contrario de lo que suele ocurrir en nuestros días, donde perseguimos objetivos útiles e inmediatos sin tener en cuenta el futuro de las próximas generaciones”. El vínculo entre los ancianos y los jóvenes es indispensable, reiteró, señalando que debe “cultivarse y salvaguardarse, porque garantiza que la memoria no se borre y la identidad no se pierda”.
El Santo Padre hizo luego referencia a una “hermosa imagen” surgida durante los encuentros, en la que los pueblos se compararon con las ramas de un árbol que crecen en diferentes direcciones, pasan por distintas estaciones, incluso son azotadas por fuertes vientos. Los pueblos originarios, como los árboles, se anclaron firmemente en las raíces y “continúan dando frutos". Uno de ellos es el cuidado de la tierra, que no es un bien a explotar, sino “un regalo del cielo”, y es “espacio vivo en el que vivir la propia existencia dentro de un tejido de relaciones con el Creador, con la comunidad humana, con las especies vivas y con la casa común que habitamos”.
Juntos superar la mentalidad colonial
El árbol de la imagen, sin embargo, sufrió una “tragedia”, la del “desarraigo”, puesto que “la cadena que transmitía conocimientos y estilos de vida en unión con el territorio, se rompió con la colonización que, sin respeto, arrancó a muchos del propio entorno vital y trató de conformarlos a otra mentalidad, dando como resultado una identidad y cultura heridas, familias separadas y niños víctimas una acción homologadora apoyada en la idea de que el progreso se hace por colonización ideológica, en lugar del respeto de la vida de los pueblos”, lamentó. "Por desgracia, esta mentalidad colonial sigue estando muy extendida. Contribuyamos juntos a superarla".
Indignación, vergüenza y dolor por tratos discriminatorios y abusos
El Papa, que escuchó los relatos de sufrimiento, privaciones, trato discriminatorio y diversas formas de abuso sufridas por los nativos, en especial en los internados, expresó sus sentimientos de “indignación y vergüenza” por lo acontecido: "Es escalofriante pensar en la voluntad de inculcar un sentimiento de inferioridad, de hacer perder a alguien su identidad cultural, de cortar sus raíces, con todas las consecuencias personales y sociales que ello supone: traumas no resueltos, que se convirtieron en traumas intergeneracionales".
"No solo es injusto aceptar el mal, sino que es peor acostumbrarse a él. Sin una firme indignación, sin memoria y sin el compromiso de aprender de los errores, los problemas no se pueden resolver y vuelven”.
"Siento vergüenza, dolor e indignación, por el papel que varios católicos, especialmente con responsabilidades educativas, jugaron en todo lo que los ha perjudicado, en el abuso y la falta de respeto hacia su identidad, su cultura y e incluso a sus valores espirituales. Todo esto es contrario al Evangelio de Jesús. Por la deplorable conducta de los miembros de la Iglesia católica, pido perdón a Dios y quiero decirles de corazón: lo siento mucho".
Acoger, amar, servir y no juzgar
"Me uno mis hermanos, los obispos de Canadá para pedirles disculpas. Es evidente que no se pueden transmitir los contenidos de la fe de una manera ajena a la misma fe. Jesús nos enseñó a acoger, amar, servir y no juzgar. Es terrible cuando, precisamente en nombre de la fe, se rinde un contra testimonio al Evangelio", dijo Francisco.
El deseo de visitar Canadá
"La historia de ustedes hace resonar en mí esas preguntas tan actuales que el creador dirige a la humanidad en el Génesis. La primera, después del pecado cometido le pregunta al hombre: ¿Dónde estás? Poco después le hace otra pregunta que no puede desconectarse de la anterior: ¿Dónde está tu hermano?”. Estas son las preguntas esenciales de nuestra conciencia que debemos hacernos siempre -dice el Santo Padre- para no olvidar que estamos en esta tierra como custodios de la sacralidad de la vida y, por tanto, custodios de nuestros hermanos, de todo pueblo hermano”.
"Al mismo tiempo pienso con gratitud, en tantos buenos creyentes que, en nombre de la fe, con respeto, amor y bondad enriquecieron su historia con el Evangelio. Me alegra, por ejemplo pensar en la veneración de muchos integrantes de los pueblos originarios por Santa Ana, la abuela de Jesús, y dijo: "Este año me gustaría estar con ustedes en esos días. Hoy necesitamos reconstruir una alianza entre abuelos y nietos, entre ancianos y jóvenes, premisa fundamental para una mayor unidad de la comunidad humana".
"La Iglesia quiere seguir caminando con ustedes"
Al finalizar su discurso el papa Francisco expresó su deseo de que se "abran nuevos caminos que inspiren valor y acrecienten el compromiso para un eficaz proceso de sanación" y animó a sus hermanos obispos a “seguir dando pasos en la búsqueda transparente de la verdad y en la promoción de la sanación de las heridas y la reconciliación”. La Iglesia, dijo dirigiéndose a las delegaciones “está de su lado y quiere seguir caminando con ustedes”.
“Hasta pronto en Canadá, donde podré expresar mejor mi cercanía a ustedes”, concluyó, asegurando sus oraciones e invocando la bendición del Creador sobre todos.+