Colombia: Obispos piden más presencia del Estado ante ola de violencia
- 25 de agosto, 2020
- Bogotá (Colombia) (AICA)
Los prelados de Colombia piden mayor protección para los habitantes de las zonas rurales expuestos a los grupos armados ilegales
Los obispos de la Provincia Eclesiástica de Popayán (Colombia), solicitaron mayor presencia del Estado, representada en una efectiva y planificada inversión social que genere oportunidades de vida, en las comunidades afectadas por la violencia, especialmente a través de alternativas para los jóvenes.
En una escalada de violencia, en los departamentos de Nariño, Cauca y Arauca, en el mes de agosto se cobraron la vida de 42 personas. La última ocurrió el domingo 23 en el municipio de Venecia, en el departamento de Antioquia, donde fueron asesinadas tres personas, incluyendo un menor de edad.
“Debemos rechazar todas las formas de violencia que fragmentan la construcción de un país, respetando siempre los derechos fundamentales”, expresaron en el documento que condena con dolor los hechos ocurridos en Cauca y Nariño a la vez que manifiestan su preocupación por la grave situación de violencia y atropello a los derechos humanos que atraviesan los dos departamentos.
“Ofrecemos oraciones y manifestamos nuestra cercanía y solidaridad a las familias de los jóvenes vilmente asesinados en el municipio de Samaniego y otras regiones al sudoeste colombiano”, indicaron.
Al dirigirse a los grupos armados, los Obispos les advierten que deben respetar el derecho internacional humanitario y comprender que la violencia no es la solución a las necesidades históricas que ha vivido el territorio, al contrario genera más violencia.
En el caso de los jóvenes la invitación de los Obispos es a no perder la esperanza, mientras que se unen a su dolor frente a los atropellos contra la juventud y recuerdan que toda la sociedad tiene el deber de ofrecerles oportunidades para que puedan alcanzar sus ideales.
La provincia eclesiástica de Popayán está integrada por varias jurisdicciones eclesiásticas y el documento aparece firmado por el arzobispo emérito y administrador apostólico de Popayán, monseñor Iván Marín López; el obispo de Pasto, monseñor Enrique Prado Bolaños; el obispo de Ipiales, monseñor José Saúl Grisales; el obispo de Tumaco, monseñor Orlando Olave Villanova; el vicario apostólico de Guapi, monseñor Carlos Correa Martínez y el vicario apostólico de Tierradentro, monseñor Óscar Múnera Ochoa.
Protección a los habitantes de las zonas rurales
Por su parte el arzobispo de Bogotá, monseñor Luis José Rueda Aparicio, abogó por "la defensa de la dignidad de la población rural, víctima de la arrogancia asesina del narcotráfico y del abandono generalizado", invocando "la vida, la reconciliación y la paz", en un artículo publicado en la revista Semana.
“Es hora de empezar a dar pasos concretos, no podemos esperar más", dijo. "Los dirigentes políticos, científicos y económicos, y todos los colombianos, deben unir sus conciencias, recursos y proyectos para reconciliarse con la Colombia rural", porque "está en juego el futuro del hombre, la sociedad y el medio ambiente del país", escribió el arzobispo.
"Los habitantes de las zonas rurales -denuncia el arzobispo de Bogotá- están abandonados por las políticas públicas del Estado y expuestos a la acción directa de los grupos armados ilegales, financiados por la economía de la muerte del narcotráfico".
Las mafias internacionales, las armas que siembran la muerte y la violencia en el campo, son como un "monstruo", añadió el prelado, "entraron en sus casas con fuerza destructiva, pisoteando la esperanza de familias enteras y sacrificando las vidas de las generaciones futuras por sus mezquinos intereses, como hemos visto en las recientes masacres perpetradas contra niños y jóvenes".
Un punto “escandalosamente doloroso”
En tanto monseñor Elkin Álvarez Botero, secretario general de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), lamentó que, con las recientes masacres ocurridas en los últimos días, se ha llegado a un punto “escandalosamente doloroso” en el país.
“Creemos que detrás de estas masacres hay una degradación muy alta de la violencia. No sabemos de dónde proviene y las reales causas de esto, pero hemos llegado a un punto escandalosamente doloroso para el pueblo colombiano”, dijo el también obispo auxiliar de Medellín.
El prelado recordó que el episcopado colombiano siempre los ha denunciado, así como lo ha hecho ante “la economía ilícita que genera todo el proceso del narcotráfico”.
“No sabemos a ciencia cierta qué grupos están comprometidos en esto, pero probablemente haya grupos armados ilegales de los que ya son conocidos y que están causando terror en la región”, agregó el obispo.
“El Episcopado colombiano emitió un comunicado reclamando nuevamente el derecho a la vida que es el derecho fundamental, pidiendo a los grupos armados cesar la violencia y pidiendo al gobierno más intervención y presencia en estas regiones; y pidiendo además que se sigan concretando los acuerdos de paz, para poder seguir trabajando con regiones donde haya más seguridad en la vida de todas las personas”, resaltó. +