Card. Salazar: "Para enfrentar la crisis es necesario no minimizarla"
- 21 de febrero, 2019
- Ciudad del Vaticano
El arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia, cardenal Rubén Salazar Gómez, estuvo a cargo del tercer encuentro de la cumbre "La protección de los menores en la Iglesia". El título de su exposición fue: "Enfrentar los conflictos y tensiones y actuar decididamente". Allí se refirió a la crisis de la Iglesia, a la importancia de denunciar y acompañar a los consagrados, y de saber reconocer y escuchar a las víctimas.
El arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia comenzó explicando el término "clericalismo". De este modo, evidenció la necesidad de "categorizar" la "naturaleza de la crisis". Porque "es el clericalismo que se ve reflejado en la tergiversación del sentido del ministerio convertido en medio para imponer la fuerza, para violar la conciencia y los cuerpos de los más débiles", afirmó el cardenal Salazar.
"Existe una comprensión equivocada de cómo ejercer nuestro ministerio, cometiendo errores de autoridad que han agravado la crisis", afirmó el purpurado. Y recordó la Carta al pueblo de Dios, de agosto pasado, en la que el Papa indicó: "Decir no al abuso, es decir enérgicamente no a cualquier forma de clericalismo".
El cardenal aseguró que es necesario "desenmascarar el clericalismo subyacente y lograr un cambio de mentalidad: la conversión". "La responsabilidad de los obispos comienza por acrecentar constantemente la conciencia de que han sido elegidos por el Señor y, por lo tanto, no son nada por cuenta propia".
Del mismo modo, recomendó que la Iglesia "debe admitir que, en ocasiones, no sabe afrontar con rapidez y decisión la crisis provocada por los abusos". "Y se huye dejando desprotegido al rebaño: negando la dimensión de las denuncias presentadas, no escuchando a las víctimas, ignorando el daño causado en los que sufren los abusos, trasladando a los acusados a otros sitios donde estos siguen abusando o tratando de llegar a compromisos monetarios para comprar el silencio", dictaminó el primado de Colombia.
En este sentido, afirmó que "tenemos que reconocer que el enemigo está dentro, entre los obispos y los sacerdotes y los consagrados, que no hemos estado a la altura de nuestra vocación". Y agregó que para "reconocer y enfrentar la crisis, es necesario no minimizarla", excusando con el hecho de que existen abusos en otras instituciones.
"No hay ninguna justificación posible para no denunciar, para no desenmascarar, para no enfrentar con valor y contundencia cualquier abuso que se presente al interior de nuestra Iglesia", sentenció el cardenal Salazar.
Los medios de comunicación y las redes sociales "han ayudado a afrontar la crisis", ya que "si no hubiera sido por la insistencia valiosa de las víctimas y la presión ejercida por los medios de comunicación, tal vez no nos hubiéramos decidido a enfrentar como se ha hecho esta crisis vergonzosa", admitió.
El cardenal Salazar insistió en "fortalecer vínculos fraternos" en las comunidades eclesiales. Y destacó el ?Código de Conducta? que, en armonía con el ?Directorio para los Obispos?, muestre claramente cómo debe ser el proceder del obispo en el contexto de esta crisis. Será importante la "actualización permanente" en la formación de los obispos, porque los "tiempos cambiantes plantean desafíos nuevos a los que deben responder", indicó.
Asimismo, el purpurado resaltó el diálogo que cada obispo debe mantener con sus sacerdotes, desde los seminaristas hasta los sacerdotes en retiro. Ante un presunto caso de abuso, es responsabilidad de los obispos cumplir con el propio deber de "enfrentar enseguida la situación que se presenta a partir de una denuncia contra un sacerdote o consagrado".
Pero explicó la diferencia entre el "pecado sometido a la misericordia divina", el "crimen eclesial sometido a la legislación canónica", y el "crimen civil sometido a la legislación civil correspondiente", ya que "hay que actuar con plena justicia". A lo largo del proceso canónico, es fundamental que el acusado sea escuchado porque "la cercanía bondadosa del obispo es un primer paso hacia la recuperación del culpable", y "es necesario mirar también hacia su tratamiento para que no reincida".
Escuchar a las víctimas
El cardenal Salazar indicó como "primer deber del obispo" el escuchar a las víctimas y no minimizar el daño causado y el dolor producido. "No hay duda de que, en muchas ocasiones, hemos cedido a la tentación de tratar de arreglar con dinero situaciones insostenibles para acallar el posible escándalo" admitió, lo que calificó como una "realidad nefasta". Por el contrario, señaló: "Estamos obligados a ofrecerles todos los medios necesarios espirituales, sicológicos, siquiátricos, sociales? para la recuperación exigida".
Al concluir su discurso, el arzobispo de Colomba citó a Juan Pablo II, en sus palabras a los cardenales americanos en 2002: "Tanto dolor y tanto disgusto deben llevar a un sacerdocio más santo, a un episcopado más santo y a una Iglesia más santa", y oró para que, "con la ayuda del Señor y con nuestra docilidad a su gracia, logremos que esta crisis lleve a una profunda renovación de la Iglesia con obispos más santos, más conscientes de su misión de pastores y padres de la grey" para así poder "erradicar la cultura del abuso en el mundo en que vivimos".+