Card. Rossi: 'Volver al seno materno para nacer de nuevo en esta Cuaresma'
- 13 de marzo, 2024
- Córdoba (AICA)
El arzobispo de Córdoba anima a levantar la mirada, "en este tiempo en el que hay tantas circunstancias para bajarla", para fijarla en el Señor, que desde la Cruz nos salva.
El arzobispo de Córdoba, cardenal Ángel Rossi SJ, presidió, el pasado 10 de marzo, la misa del tercer domingo de Cuaresma en la capilla “La Purísima”. En su homilía, el purpurado reflexionó sobre las palabras de Jesús en el Evangelio, en su diálogo con Nicodemo, quien “simboliza nuestro propio corazón, un corazón que muchas veces no termina de jugarse, un corazón que ha aprendido a veces a postergar su conversión, su seguimiento al Señor”.
“Lo que el Señor le quiere decir a Nicodemo -y a nosotros- es que la conversión no es solo un cambio en el modo de vivir, sino que la conversión del corazón es un cambio en el modo de ser, un cambio en nuestra conducta, un cambio en nuestro modo de actuar”, explicó.
No se trata, señaló, de mejorar la “vidriera” del corazón: “A veces, nosotros somos medio decoradores de vidriera de nuestro propio corazón, mientras en la trastienda conservamos, bien tapaditos, distintos componentes que, si estuvieran a la vista, posiblemente espantaría a más de uno”.
“El Señor quiere que, en este tiempo de Cuaresma, nos hagamos cargo de esa trastienda, de esa zona nocturna que nuestro corazón todavía tiene”, indicó, y advirtió que “la zona de luz de nuestro corazón no nos debe engañar, y menos aún servir de vidriera que justifique no hacernos cargo de las otras zonas, que son las que el Señor justamente anda queriendo conquistar”.
Al igual que con Nicodemo, “Él no nos quiere visitantes de noche”, sino que pretende ese cambio radical que el corazón de cada uno necesita. “Al Señor no le basta que mejoremos un poquito, sino que espera una nueva orientación en nuestro corazón. Eso significa conversión: que te des cuenta de que vas rumbeando mal, medio desviado, a veces directamente en contra del camino del Señor, y pegar la vuelta y elegir el buen sendero”, describió.
Refiriéndose a la frase que el Señor le dice a Nicodemo: “Es necesario nacer de nuevo”, monseñor Rossi explica que Jesús viene a cambiar los corazones, a transformarlos: “Jesús viene a crear un hombre nuevo, Jesús quiere un cambio sustancial, que incluya nuestro modo de pensar, de hacer y de ser”.
En ese sentido, destaca que la Cuaresma es “para que cada uno se anime de nuevo a apostar por este Señor que no le tiene miedo a nuestras ruinas, por Aquel que viene a demostrarnos que su gran amor sigue siendo mucho más fuerte que todas nuestras formas de traiciones”.
“En Cuaresma, cada uno de nosotros ha de regresar al seno materno, nacer de nuevo”, anima el arzobispo de Córdoba, y detalla que, para eso, “cada uno tendrá que revisar cuál es esa zona de mi corazón que necesita volver a nacer, qué cosa necesita ser reedificada por el Señor, cuál es ese ámbito del corazón que se nos durmió”.
A su vez, el arquidiocesano hace hincapié en que, “mucho más fuerte que cualquiera de los nombres que cada uno de nosotros ponga a su pecado, será la palabra de amor y misericordia de Dios para con nosotros”.
Por eso, recuerda que “el Señor siempre nos rescata por el lado bueno”, y señala que “eso nos tiene que dar mucha esperanza y nos tiene que dar la fuerza, para que nosotros le pongamos nombre a la parte fulera desde donde el Señor nos quiere sacar”.
Por último, el cardenal Rossi subraya que, “en este tiempo en el que hay tantas circunstancias para bajar la mirada, el Señor nos dice ‘levanten la mirada’, pero no a cualquier lado, sino hacia este Señor que desde la Cruz nos libera, nos salva, nos abraza, nos perdona”.
“Por lo tanto, levantar la mirada es una invitación a pasar de la muerte a la vida. El desafío de levantar la mirada, de volver a casa y de nacer de nuevo, pasar de la noche a la luz”, concluye.+