Card. Rossi: 'El pesebre es una fuente de sabiduría'
- 7 de enero, 2025
- Córdoba (AICA)
El arzobispo de Córdoba invita a amar la pequeñez y a comprender que es el camino para la verdadera grandeza: "Pedimos al Señor esta gracia, se lo pedimos especialmente yendo al pesebre".
El arzobispo de Córdoba, cardenal Ángel Rossi SJ, presidió la misa dominical en la parroquia Santa María de la Paz, donde reflexionó sobre la gracia de la sabiduría, "una gracia a pedir en este tiempo especial de Navidad".
Citando a san Pablo, expuso que "el órgano de la sabiduría es el corazón", porque es "en las profundidades de la interioridad personal donde se discierne, se conoce, se evalúa, se reflexiona. Es allí donde se atesora lo esencial".
Y, parafraseando a san Agustín, añadió: "Sabio es el que pesca el arte de ser feliz. Y feliz es el que ama y se sabe amado". Por eso, destacó que "sabio no es el que sabe mucho, sino el que sabe lo esencial y lo saborea, lo gusta y lo transmite, lo hace mensaje de vida".
"Martín Descalzo, cuando habla de esto, dice que lo esencial es el arte de ser feliz, la asignatura de amarse y respetarse los unos a los otros, la carrera de asumir el dolor y no tenerle miedo a la muerte, la milagrosa ciencia de conseguir una vida llena de vida", reflexionó y profundizó: "Todo esto en un ambiente religioso y de fe, en el cual no es posible separar el ámbito de la vida de la relación con las cosas de Dios".
El purpurado cordobés dio el ejemplo de Salomón, que pide la gracia de "saber escuchar a Dios y escuchar a mi pueblo" justamente para discernir, para juzgar rectamente y para poder servir, para poder gobernar en el caso de él.
"La sabiduría no puede obtenerse con el esfuerzo personal o con la propia inteligencia porque es un don, y es preciso pedirla humildemente en la oración -planteó-. Se trata de saber vivir, de encontrarle gusto y sabor a las cosas que realmente valen la pena en la vida, de tener una escala de valores que se alcanza cuando nos dejamos enseñar por Dios, que es el autor de la vida. Esto sería recibir al Verbo, la Palabra, que nos revela las claves para una vida más humana, propia de los hijos de Dios".
Destacó que "este es el mensaje maravilloso de la Navidad: Jesús es la palabra de Dios que, desde siempre, piensa en nosotros y desea comunicarse con nosotros y, para hacerlo, fue más allá de las palabras. Dios se hizo fragilidad para tocar de cerca nuestras fragilidades. Por lo tanto, desde el momento en que el Señor se hizo carne, nada en nuestra vida le es ajeno. Dios se hizo carne para decirnos que nos ama precisamente allí, en nuestras fragilidades, allí donde nosotros nos avergonzamos".
El cardenal Rossi concluyó animando a pedir a Jesús en esta Navidad la gracia de la pequeñez: "Señor, enséñanos a amar la pequeñez, ayúdanos a comprender que es ese el camino para la verdadera grandeza. Pedimos al Señor esta gracia, se lo pedimos especialmente yendo al pesebre. Pedimos a la Virgen aquella sabiduría de atesorar en el corazón los hitos, las circunstancias de la vida, como un tesoro del cual vamos sacando y dando respuesta a los distintos momentos que nos toca vivir. Se lo pedimos también a San José, este hombre humilde, este servidor silencioso que nos hace tanto bien".+